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jueves, 11 de septiembre de 2025

QUE SE RECUERDE TAMBIÉN POR ESTO LA VUELTA CICLISTA DE 2025


Lazarillo

La edición de este año de la Vuelta Ciclista a España está siendo marcada mediáticamente por las protestas populares contra la inclusión en la competición de un equipo israelí, del que es propietario un amigo del primer ministro de Israel, el genocida Netanyahu. Las protestas han originado que del maillot de ese equipo fuera eliminado el nombre de Israel. Es de esperar, no obstante, que además de esa circunstancia también se tengan en cuenta para que no se vuelvan a repetir imágenes como ésta, captada en el transcurso de la etapa de ayer, con salida en O Barco de Valdeorras, como testimonio de la catástrofe que arrasó una gran extensión de hectáreas en las provincias de Orense, Zamora y León, costando la vida a varios operarios. No habrá dimisión del consejero de Medio Ambiente del gobierno de Castilla y León por la desastrosa gestión de su departamento. El presidente lo respalda a pesar de que con éste lleva ya otros dos grandes incendios en su currículum, también con víctimas mortales. Esto quiere decir que, cuando estemos en vísperas del próximo y caluroso verano, puede volver a ocurrir lo que viene sucediendo en los últimos años. Sobre todo si la ciudadanía no elige otra alternativa política la próxima primavera. Lo de Mañueco con Suárez Quiñones es una ofensa a los familiares de las víctimas y a toda la ciudadanía de las provincias afectadas, las más abandonadas de su comunidad junto a Salamanca, de cuya ciudad fue alcalde el presidente autonómico. 


 DdA, XXI/6099

miércoles, 3 de septiembre de 2025

GARCÍA LORCA VUELVE AL DUERO DE ZAMORA


Félix Población

Muy cerca del periódico estaba el Mirador del Troncoso que avista el Duero, con el extraordinario Puente de Piedra cuyos ojos dieron título a la sección que un joven director escribía en la página tercera de El Correo de Zamora, en atención en este caso al poeta Blas de Otero. Les puedo asegurar que fueron varios los sueños recurrentes que tuve con ese mirador y la contemplación que desde el mirador se tiene del río de los romances. Ahora, con muy buen criterio, el Ayuntamiento de Zamora ha querido que la ciudad rindiera homenaje en ese lugar a Federico García Lorca, el gran poeta asesinado en agosto de 1936 por quienes dejaron constancia, nada más empezar aquella guerra atroz, de lo que su victoria iba a suponer para la cultura española durante su larga dictadura. Denota sensibilidad que el lugar para ese homenaje haya sido el Mirador del Troncoso, cuya perspectiva visitó y admiró el poeta de Granada durante el viaje de estudios realizado junto a sus compañeros en 1916 y en el que conoció también a Miguel de Unamuno, en Salamanca, ciudad a la que volvería en 1932. El viaje de estudios lo organizó la Universidad de Granada, en la que estudiaba Filosofía y Letras Lorca, y se trataba de una excusión de investigaciones artísticas, a fin de explorar el patrimonio cultural y artístico de algunas ciudades españolas. El mural en memoria del poeta andaluz que acaba de ser inaugurado en el Mirador del Troncoso es obra de Carlos Adeva. Recoge unas líneas del texto que García Lorca incluyó en su primer libro, Impresiones y paisajes, en cuya prosa juvenil ya aflora el talento literario del autor. El fragmento completo dice así: Pasa el río por Zamora, verde y manso. La enorme calva bizantina del cimborrio se mira en las aguas profundas… Pasan lentas las barcas sobre las ondas. A lo lejos, entre las pardas modulaciones del terreno, asoman los montes pobres de color… Las iglesitas románicas descienden por las callejas hasta el río… Este va lentamente arrastrando su gran prestigio de evocaciones históricas al sonido grave y suave que produce. Terminó la antigua historia romántica del río… No queda nada de lo que antes viera el agua… La historia está quieta… Pero todavía el viejo y solemne Duero sueña y ve combatiendo borrosamente a las grandes figuras de su romance. Mala muerte le dieron los asesinos a Federico García. Su voz vive en los libros y en los escenarios. Su memoria pervive en pequeñas ciudades como Zamora, abrazadas a esas palabras del poeta y al recuerdo de su joven presencia  junto al Duero evocador de historias y romances.

DdA, XXI/6092 

lunes, 1 de septiembre de 2025

FLORES DE OTOÑO EN LA TIERRA QUEMADA*


Félix Población

El incendio declarado en Fasgar, en el municipio leonés de Murias de Paredes, se ha convertido en uno de los más graves y prolongados de la historia reciente de Castilla y León. Mas de tres semanas (23 días) de infierno. A pesar de la herida de las llamas en la tierra, Carlos Fernández ha captado esta imagen de las flores que, con las primeras y débiles lluvias, anuncian el otoño. Se las llama quitameriendas y son propias de los pastos de alta montaña. Sirva como estímulo esta fotografía, que muestra el perenne y renacido empeño de la naturaleza por superarse sobre la tierra quemada, para gentes como el alemán que llegó a un pueblo del Bierzo, Lusio, en el municipio de Oencia, con la idea de tener ovejas y hacer quesos artesanos. En ello estaba  Jörn Rossler cuando el entorno fue arrasado por el fuego. Se había comprado una casa que estaba restaurando y lo ha perdido todo, menos el sueño, porque hay sueños que no los apaga el fuego, por arraigados. Les pasa como a esas preciosas flores de la alta montaña. El ciclo natural de la vida le puede a la tierra quemada. Lo mismo que volverá a impulsar Rossler entre los escombros su casa. "Así funciona la vida -dice-, perdí mucho pero voy a salir adelante, no hay otra manera". Gente como él y tanta otra merecerían gobiernos que no la olviden, pero ya hay titulares en la prensa que dan testimonio de lo que se siente en estas provincias de la España abandonada después de la catástrofe, mal prevenida y gestionada: Ahora nos olvidarán como hacen siempre. Es algo que se repite, se repite, se repite...Como los votos que hacen posible esos gobiernos.

*Publicado también el el diario Heraldo de León

LA VIDA SE ABRE PASO "EN LAS MÉDULAS"

"La vida se abre paso en Las Médulas", asegura la investigadora y profesora de la Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal del Campus de Ponferrada de la Universidad de León Flor Álvarez Taboada, que esta tarde ha visitado varios puntos del Espacio Natural y Cultural para conocer de cerca los efectos del fuego. Lo ha hecho junto a Leonor Calvo y otras integrantes de los grupos de investigación Dracones y Geat, especializadas en ecología de suelos quemados. "El suelo de las zonas que hemos visitado no está muy afectado y ya empieza a hacer rebrotes", apunta Taboada. "La nota "positiva" es que la severidad en el suelo no ha sido alta en la mayoría de las zonas que hemos revisado. Habrá rebrotes pronto si llueve suave. Los diámetros de las cepas de brezo y de otros matorrales que han quedado confirman que el fuego no fue muy intenso (en cuanto a sus efectos en el suelo) y que pasó rápidamente en muchas zonas", explica la ingeniera forestal. "En algunas zonas de mucha pendiente, con muy poco suelo ya de partida (zonas de brezal en su mayoría), sí hay una mayor severidad, pero ya se partía de poco suelo", dice también Flor Álvarez Taboada.

DdA, XXI/6090

viernes, 29 de agosto de 2025

QUÉ GRAN FRACASO TENER VEINTE AÑOS PARA QUEMAR EL MONTE


Félix Población

En las proximidades de la localidad de Berlanga del Bierzo (hoy desalojada), una zona ya muy castigadas por el ciclón de fuego que lleva arrasadas en torno a 120.000 hectáreas en la provincia de León, se detuvo ayer a un joven de veinte años como presunto autor de un incendio. Unos 20 minutos después del inicio del fuego, un agente medioambiental alertó a la Central COS de la Guardia Civil de León tras observar a un individuo saliendo de la zona en la que, presuntamente, se había originado el incendio. Según leemos hoy, tal incendio permanece desde casi el primer momento en nivel máximo de peligrosidad. Cuando llevamos ya más de tres semanas con buena parte del noroeste de España ardiendo, han fallecido cinco personas, se han visto seriamente dañados valiosos espacios del patrimonio natural y el fuego ha llegado a quemar decenas de casas en los pueblos de esta España abandonada, ¿qué puede mover a una persona de veinte años a colaborar en la catástrofe? De no tratarse de un hombre con algún grado de perturbación mental, que se den entre las jóvenes generaciones individuos como este o que una parte de lo que está ocurriendo pueda ser debido a personas con igual proceder, me parece un gran fracaso, del que posiblemente no es sólo responsable el incendiario como persona. La conciencia de las jóvenes generaciones, sobre todo, debería estar en alerta para defender el planeta, no para contribuir a destruirlo. Acabo de leer que en Asturias un guardia civil fuera de servicio evitó un incendio forestal en el concejo de Llanes al detener al presunto autor, un vecino llanisco de 55 años de edad. Estos terroristas no tienen edad ni conciencia.

DdA, XXI/6087

jueves, 28 de agosto de 2025

SÁNCHEZ, RUEDA, MAÑUECO, SU POLÍTICA MEDIOAMBIENTAL HA SIDO PASTO DE LAS LLAMAS

Hacía mucho que no leíamos nada del periodista y empresario leonés, natural de Peranzanes, que fue director general de la SER-Unión Radio y al que conocimos cuando ambos trabajábamos en el diario Arriba en nuestras respectivas mocedades. Desde luego, una vez leído este recomendable y largo artículo, publicado en El Confidencial y no en el diario El País como cabría suponer por los muchos años en la casa del autor, era de esperar que teniendo el apego que Gavela tiene a su tierra nos obsequiase con un texto crítico tan incontestable y preciso como el que firma en el citado medio. El articulista, movido sin duda por la pesadumbre y la indignación que le han provocado esos incendios masivos que aún continúan,  recurre a la ironía cuando se dirige a las máximas autoridades, agradeciéndoles que hayan "venido al culo del mundo" y siguiendo la tradición del filandón les invita "a que se pongan cómodos en torno a este inmenso anillo de ceniza, este agujero negro, que a día de hoy, cuando escribo, alcanza los 129 kilómetros cuadrados, una llaga abierta en la piel de mi tierra y en la conciencia de cualquier ciudadano de bien. Parlamentemos, pues, sobre el fuego en torno a la gran hoguera que asola el oeste peninsular. No me digan que el espectáculo no es a la vez grandioso y dantesco". Daniel Gavela es todo lo rotundo que se debe ante esta catástrofe en la España abandonada del noroeste (desde mediados del siglo XX, escribe el articulista): "asumen ustedes su responsabilidad como gobernanteso el fuego se ocupará de ello. "Volveré", ha dejado escrito en la ceniza el rabo ardiente de Satanás. Solo ustedes pueden impedirlo".

Pablo Maca

Daniel Gavela

Este es el lugar donde creció el olvido". Julio LlamazaresEl río del olvido.

Voy a empezar este artículo no como manda la ley periodística de la pirámide invertida, esto es, agarrando el toro por los cuernos, sino como requiere el protocolo institucional, saludando a las autoridades aquí presentes. Han sido convocadas para hacer una reflexión en torno al fuego, el que ha devorado el oeste peninsular y en concreto, al todavía no apagado de Anllares (tomémoslo como emblema de todos los fuegos), que ha alcanzado sucesivamente el valle del Sil, el valle de Fornela, que es el mío, y el valle de Ibias, en Asturias, donde sigue avanzando desbocado por montes de altísimo valor medioambiental, territorio del oso pardo y del urogallo, dos especies en la cúspide de la protección faunística española.

Este humo que se alza a nuestras espaldas, es por tanto, una amenaza para el último espolón de la cordillera Cantábrica, donde León, Asturias y Lugo triangulan sus límites provinciales; y Castilla y León, Galicia y Asturias, sus correspondientes límites autonómicos. Un lugar imponente, tallado por los vientos atlánticos y las nieves de invierno y primavera, acosado por un fuego voraz desde el 8 de agosto, como ustedes ya saben. Siguiendo la ley del fuego, que acaba de dejar patente que no conoce fronteras, les hemos convocado, excelentísimos señores y señoras, en la convicción de que lo que ha unido el fuego no lo debiera separar el hombre.

Señor presidente del Gobierno; señor presidente de Castilla y León; señor presidente de Asturias; señor presidente de la Xunta de Galicia; presidentes de las diputaciones de Lugo, León y Asturias; alcaldes y alcaldesas de Fornela, Ancares, Degaña, Palacios del Sil, Páramo del Sil y Fabero: gracias por venir al culo del mundo, al que solo algunos de ustedes pertenecen, pero que a todos compete.

Gracias, respetadas autoridades, porque no es fácil llegar a estos parajes aislados y abandonados, de los que hasta hace poco la mayoría de ustedes no tenía noticia ni buena ni mala; gracias por adentrarse en este callejón de El Bierzo donde da la vuelta el aire, simplemente porque no encuentra la salida. Al valle de Fornela se entra por donde se sale, porque nadie se ha preocupado de comunicarlo con los valles circundantes. He aquí la razón por la que seis pueblos han sido desalojados durante cinco días, cuando de existir una salida asfaltada hacia Ibias (Asturias) o hacia Ancares (León) no hubiera sido necesario hacerlo. Un culo de saco donde esta vez ha habido suerte, pero que en la próxima, puede dejar atrapados sin salida y a merced del fuego a los habitantes de todo el valle de Fornela.

Siguiendo la tradición del filandón, esa institución del acervo popular leonés basado en el relato oral, en la que han bebido grandes escritores como Luis Mateo Díez, J.M. Merino, o Julio Llamazaresles invito a que se pongan cómodos en torno a este inmenso anillo de ceniza, este agujero negro, que a día de hoy, cuando escribo, alcanza los 129 kilómetros cuadrados, una llaga abierta en la piel de mi tierra y en la conciencia de cualquier ciudadano de bien. Parlamentemos, pues, sobre el fuego en torno a la gran hoguera que asola el oeste peninsular. No me digan que el espectáculo no es a la vez grandioso y dantesco.

Hoy se ve el Bierzo moteado de verde y cenizas, pero si hace tan solo un mes hubiéramos celebrado este filandón en la cumbre del Miro, que reparte aguas entre las cuencas del Sil, el Cúa y el Ibias, nos hubiera cegado el verdor del verano incipiente, que aquí es primavera tardía, y alucinaríamos con la grandeza de este anillo de valles sucesivos que se pierden en los montes de León por el sur, donde se engarzan las Médulas, el valle del Silencio y Compludo, tres joyas paisajísticas y monumentales, hoy destruidas por el fuego.

Hacia el suroeste la mirada se tiende en dirección a Portugal sobre los montes orensanos de Valdeorras, también pasto de las llamas. Y más al oeste, tocándola casi con la mano, la reserva de la Biosfera de los Ancares, hasta hoy respetada por los incendios, gracias al trabajo ingente de las brigadas que lograron que el fuego no cruzara el río Cúa, entre Cariseda y Peranzanes.

Si giramos al norte, Asturias. A nuestros pies, la explosión boscosa de la reserva de Degaña, aún hoy pasto de las llamas, el río Ibias, y un poco más allá los montes de Cangas de Narcea y el bosque sagrado de Muniellos, también reserva de la Biosfera. Si giramos al noreste, Laciana, allá abajo, y en el punto de fuga, Babia, tercera reserva de la Biosfera a nuestro alcance, donde se yerguen las Ubiñas mayor y menor, asomadas ya a Pajares, y apuntando en la lejanía a los Picos de Europa. Y si para cerrar el círculo bajamos por la cuerda de los Montes de León, en el puro Este, damos con las Omañas, donde hoy arde uno de los fuegos más voraces de la provincia de León, y el pico Catoute, guardando el acceso al valle de Noceda.

Sería fácil dejarse llevar por la ira y el agravio, pero eso no repara el daño. Ustedes saben que han llegado tarde, y solo los alcaldes pueden presumir de haber estado ahí, plantado cara al fuego desde el primer momento con lo que tenían, que era valioso pero no suficiente: armados de la determinación vecinal trataron de impedir con sus propias fuerzas que las llamas no devoraran ni sus montes ni sus pueblos. Y lograron lo segundo, ganando tiempo para que despertara el sentido de la responsabilidad en otras instancias.

Los demás, incluidos ustedes, no estaban, pero fueron llegando, esa es la verdad; y a partir de un determinado momento lo hicieron con gran despliegue de medios y también en algunos casos acompañados de fanfarria belicista, que en nada ayudaba a centrarse en la tarea. Dejen, por ello, de pelearse por ver quién llegó primero, porque todos lo hicieron con retraso. A la vista están las 400.000 hectáreas destruidas y las cinco víctimas mortales que ha dejado el fuego: ¡un borrón descomunal en su hoja de servicios, señores! Pero no solo ustedes llegaron tarde: lo hicieron también todos quienes a lo largo del siglo XXI, cuando menos, desde su responsabilidad en el Gobierno de España, en las Comunidades autónomas, en las Diputaciones, en el Congreso de los Diputados o en los Parlamentos autonómicos, incluso en el Parlamento Europeo, dejaron en el más puro abandono a esta parte de la España vaciada que alberga el bosque más extenso y frondoso de la Península Ibérica.

Pero hoy no va de reproches ni de exigir responsabilidades penales ni siquiera políticas. Va de que tomen conciencia de que todo lo que ha ardido y lo que queda por arder les pertenece, les incumbe, los reclama; porque lo uno y lo otro, con excepción de un puñado de viviendas o de unas decenas de cabezas de ganado, son bienes públicos. Podemos echarle la culpa enteramente al cambio climático como agente único de esta ola incendiaria, si ello les consuela o les sirve para lavarse las manos, pero no le podemos echar el muerto a la propiedad privada, porque son montes comunes, cuya integridad, preservación y sostenibilidad depende íntegramente de los gestores públicos, es decir, de ustedes.

Dice la sabiduría popular que el rebaño que no guarda el pastor lo guarda el lobo. Lo mismo sucede con el fuego, que no es una maldición bíblica, y precisa ser gestionado dando por sentado que, como el lobo en medio del rebaño, comparecerá en nuestros montes más tarde o más temprano, bien por causas naturales bien por la acción humana. Como la España despoblada no acumula fuerza de voto ni de protesta para hacerse escuchar ha sido la naturaleza la que se ha rebelado, poniendo al descubierto un abandono que arranca en la segunda mitad del siglo XX y se sublima en lo que va de siglo.

Señor Sánchez, señor Rueda, señor Fernández Mañueco, señor Barbón: tomen conciencia de que la política medioambiental en relación con el fuego, la que han heredado y la que han implementado sus equipos, ha sido pasto de las llamas y ha quedado reducida a cenizas en este agosto infernal.

Tienen que empezar de cero con humildad, con ambición, pegados al terreno y desprovistos de ventajismo ideológico o de clientelismo subvencionado, dando respuesta a los efectos del cambio climático y a las mutaciones medioambientales derivadas de la despoblación del mundo rural y de la acumulación de masa forestal hasta extremos que resultan incontrolables cuando aparece el fuego.

Reseteen su mentalidad y sus políticas, y coloquen de nuevo a la genteal paisanaje antes que al funcionariado por muy sabio que sea, en el centro de la gestión medioambiental. Con la gente, no sin la gente, ni contra ella, que aun siendo pocos acumulan una sabiduría ancestral que sigue siendo útil para gestionar estos asuntos. Ellos les recomendarían que no se duerman, porque el mes de septiembre suele ser el más peligroso en el norte peninsular, debido a que el estrés hídrico alcanza en el último tramo del verano no solo al monte bajo sino también a lo más valioso: el bosque atlántico de la cordillera Cantábrica. Y les dirían también esa gran verdad ignorada, pese a ser la más repetida: que los fuegos se apagan en invierno. Y que hay que acabar con ese complejo de Diógenes aventado por un ecologismo fundamentalista que ha dictado como norma sagrada que todo lo que el bosque genera no se toca y en el bosque se queda, acumulando combustible.

Pertréchense de humildad para rectificar políticas manifiestamente equivocadas, como abandonar la prevención en aras de la extinción de unos fuegos que en realidad han devenido en inextinguibles: arden mientras encuentran masa disponible o hasta que aparece la lluvia, como veremos pronto con algunos fuegos todavía vivos. Ni adanismo ni edenismo (mitificación de la naturaleza primigenia) son la solución. Ha quedado patente en estos días que la naturaleza no se defiende sola, como sostiene el iluminismo ecológico. Si son buenos los llamados fuegos técnicos en verano para apagar los incendios, como hemos visto estos días, ¿por qué no lo son para prevenirlos en invierno, como se ha practicado desde tiempo inmemorial en toda la geografía española hasta su prohibición? O asumen ustedes su responsabilidad como gobernanteso el fuego se ocupará de ello. "Volveré", ha dejado escrito en la ceniza el rabo ardiente de Satanás. Solo ustedes pueden impedirlo.

Tomen conciencia de que ya no se trata de poner remiendos, limitándose a restituir el arbolado allí donde ha ardido, o compensando los daños económicos causados a la población. La magnitud del desastre exige respuestas a lo grande, no actuando por separado sino con visión de conjunto: pongan en pie un plan integral para revitalizar este territorio del Occidente interior, que merece ser preservado para las futuras generaciones y disfrutado por las presentes.

Ya pertenezca a Asturias, a Galicia o a León, este es un territorio único en su monumentalidad paisajística; no divisible, como acaba de enseñarnos el fuego. Como pulmón de la Península Ibérica, el occidente astur-galaico-leonés necesita de un proyecto conjunto de viabilidad que fije población, en la convicción de que la actividad humana es esencia para la preservación de la naturaleza.

No más parchesno más políticas bonitas buscando titulares en los medios. ¿De qué sirve, por ejemplo, plantar árboles frutales en las laderas para que los osos no se acerquen a los pueblos, si luego viene un fuego y se lo lleva todo por delante? No es posible proteger la fauna si no se protege a la vez la flora.

Ésta es la ocasión de que se den cuenta de lo que tienen entre manos: yendo de este a oeste, Las Omañas, Babia, Laciana, Fornela, Ibias, Muniellos, los Ancares de León y de Lugo constituyen en su conjunto una reserva turística casi inexplorada, que desemboca en las Médulas por el sur y en Taramundi por el norte. Posiblemente en este Occidente montañoso, que compete a los ayuntamientos respectivos, a tres administraciones autonómicas y al Gobierno central, reside uno de los proyectos turísticos más atractivos, con el disfrute de la naturaleza como leitmotiv, ahora que el cambio climático empuja a la gente a buscar nuevos rumbos y otros destinos. Tejer una red de carreteras, caminos y sendas, que articule y comunique todos estos valles y dotarlos de los servicios para el esparcimiento que requieren los tiempos, puede ser el proyecto turístico más rompedor que le queda a nuestro país por emprender, si ustedes se pusieran a ello.

Estas pueden ser las Tierras Altas de España, cuya flora se hermana con sus homónimas de Escociaun éxito mundial del turismo basado en naturaleza y respetuoso con ella, en valles tan solitarios como los nuestros, pero unidos de Este a oeste por la famosa carrera NC500 de la que parten infinidad de carreteras secundarias, caminos y senderos hacia rutas que hacen de Escocia una marca mundial para el excursionismo de montaña.

Poner foco en el turismo no significa olvidarse de la necesidad de impulsar la explotación ganaderatan beneficiosa para la limpieza de los montes y para el control de la naturaleza. Conviene recordar que estos montes, generosos en pastos, fueron en su día destino de una gran parte de la ganadería extensiva en el brazo occidental de la trashumancia peninsular. Agotada la minería y la producción eléctrica, no hay otras patas para sostener estos territorios que no venga del turismo y de la ganadería, en un plan estructural, a largo plazo, que trascienda a la urgencia, a la comarcalidad y al provincianismo. De no armar un proyecto ambicioso, estos apuros de hoy desembocarán otra vez en el mismo abandono y todo volverá a ser pasto de las llamas.

Toca ponerse a trabajar con premura para evitar los incendios de mañana antes de que sea tarde. Y tengan claro que, siendo poderosos, ustedes no lo pueden todo. Ese bosque de Degaña que arde a nuestras espaldas, alberga robles centenarios, no de cien años, sino de quinientos; unos robles ciclópeos cuyo perímetro no abrazan cuatro hombres, y que tal vez empezaron a crecer antes de la Armada Invencible. Ellos y otros como ellos que crecen a un lado y otro de la cordillera Cantábrica, como en el monte de Trayecto, eran en realidad la Armada Invencible de estos parajes, al menos hasta hoy, cuando la tempestad de la desidia les ha traído asociada la tempestad del fuego. Pueden efectivamente reparar los daños materiales causados por los incendios, pero no hay político capaz de restituir el patrimonio natural que eran los castaños centenarios que ardieron en las Médulas, porque para bien o para mal, los tiempos de la naturaleza y los de la política no son coincidentes.

Las más de 400.000 hectáreas que han ardido estos días en España constituyen una catástrofe sin paliativos. Como en todas las derrotas hay héroes que se han batido contra el fuego, honor a ellos; y capitanes que, en momentos diferentes de nuestra historia reciente, no han sabido estar a la altura del desafío. Déjennos creer que hemos perdido una batallapero no la guerra.

EL CONFIDENCIAL DdA, XXI/6086

"¿SOMOS UN PUTO DESPILFARRO, MAÑUECO?"

Foto excelente captada por el diario La Opinión/El Correo de Zamora. Otros medios de la región no la hicieron o no la han publicado, más bien lo segundo.

Félix Población

Ayer, siguiendo los protocolos de la Corona y cuando aún persisten -tres semanas después- los incendios en algunas zonas del noroeste español-, los reyes visitaron algunos de los lugares afectados y los fotógrafos estuvieron muy atentos al movimiento de las manos y también a ese dedo índice al aire que siempre suele usar el monarca o los políticos más mediocres cuando tratan de enfatizar gestualmente el interés que ponen en sus vistas, en este caso a Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad. ¡Dios, los castaños!, dicen que exclamó don Felipe al advertir esos árboles centenarios quemados. Ninguno entre los brigadistas a los que los reyes saludaron se mostró reacio al  gesto con quien es Jefe del Estado, ni tampoco con la ministra de Igualdad (?) del gobierno central. Pero ay amigos, también estaba con los reyes el presidente de la Junta de Castilla y León, que esta vez sí quiso ser acompañante de la real pareja y no como cuando visitó Zamora el presidente del Gobierno. La fidelidad a la Corona está por encima de todo, debió de pensar Mañueco. Y claro, tuvo que tragar no sólo que los brigadistas le negaran el saludo y que se escucharan gritos solicitando su dimisión por la política de su gobierno con relación a la lucha contra el fuego en la comunidad, sino que alguno -según los fotógrafos presentes- le espetara con vehemencia ¿somos un puto despilfarro?, en alusión a la frase del consejero Quiñones -desaparecido casi desde que empezaron los fuegos- sobre el absurdo despilfarro que es mantener el servicio contra incendios todo el año. No sé cómo le habrá sentado a Mañueco este episodio, pero según fuentes próximas al Partido Popular de la calle Génova hay quien da por inevitable la dimisión o el cese de Quiñones, en evitación de la de su presidente, siguiendo el ejemplo de Mazón el del Ventorro, que también hizo lo propio con su consejera y que ahí sigue a pesar de que en las inundaciones de Valencia hubo muchas más víctimas mortales que en los montes leoneses, también en buena medida por la mala previsión y gestión del president de la Generalitat. Ante un partido que mantiene en su puesto a quienes no han sabido prevenir ni enfrentarse a estos desastres -súmese al dúo al presidente de la Xunta de Galicia, con casi 160.000 hectáreas quemadas-, cabe preguntarse qué avales puede ofrecer el Partido Popular para gobernar España si, además, habrá de hacerlo con toda seguridad con Vox, un partido radicalmente negacionista del cambio climático.

DdA, XXI/6086

martes, 26 de agosto de 2025

"ESTO DE LAS QUEMAS LO HACE EL GOBIERNO PA LO DE LAS TIERRAS RARAS"


Alejandro Álvarez López (desde el Valle de Fornela, León)

Anda uno a veces empecinado en la búsqueda de buenos análisis, artículos bien fundamentados y entrevistas a científicos para hacerse una idea cabal sobre los incendios que asolan medio país y la tierra chica que lo vio nacer. Y por ahí encuentra uno sesudos diagnósticos sobre las causas estructurales, los marcos legislativos, las responsabilidades políticas, las acciones individuales y las inacciones colectivas. Y llega uno a pensar que ya sabe algo, que tiene opinión fundada y argumentos de peso para defenderla.

Pero no. Toda esa información atesorada inútilmente es pura filfa, patrañas de mala gente, que enreda las cosas para engañarte. Y alguien más sabio, cuyo conocimiento está conectado con la más prístina de las sabidurías, te lo explica de forma simple, clara, redonda e incontestable: "Esto de las quemas lo hace el Gobierno pa lo de las tierras raras". Y queda uno patidifuso y empequeñecido, preguntándose dónde manarán esas fuentes de conocimiento tan definitivas para llegar a conocer la verdad verdadera. Y, ojiplático, se pregunta uno para qué se habrá empeñado en lecturas inservibles teniendo ahí, al alcance de la oreja, una explicación tan categórica e incuestionable. Y, claro, uno de deprime y se rinde ante una exhibición tan rotunda de conocimiento. Oremus.

DdA, XXI/6084

¿QUÉ FUE DEL CONSEJERO QUIÑONES, DE QUÉ SE ESCONDE?

 


Félix Población

Desde que Aznar el de las Azores marcó la pauta, impropia de un jefe de gobierno ante un atentado terrorista como el del 11-M, de no visitar a las personas víctimas de aquella masacre -heridos y familiares de los fallecidos- , parece que lo de ausentarse para confortar a las víctimas de cualquier otro atentado es cosa menor por parte de sus compañeros de partido, tal como acaba de demostrar el presidente del gobierno de Castilla y León y su consejero de Media Ambiente. El primero no estuvo con el presidente Pedro Sánchez durante su visita a las localidades afectadas por los incendios en la provincia de Zamora hace unas fechas y el segundo, responsable junto al anterior (10 años en la consejería) de la nefasta política y gestión realizada por la Junta en la prevención y extinción del fuego en nuestros montes, lleva quince días desaparecido, como si así quisiera preservar una imagen que esperamos haya sido definitivamente dañada. Lo que me gustaría saber es el planteamiento que por fuerza han de haber urdido el presidente y su consejero para que esta ausencia pública se haya proyectado durante dos semanas, sin que hasta ahora -además- los medios hayan reparado en la misma. Imagino a Mañueco decirle a Quiñones que procure esconderse, a ver si cuando los montes dejen de quemarse -120.000 hectáreas en la abandonada provincia de León y cinco de las siete Reservas de la Biosfera afectadas-, el consejero puede reaparecer y pelillos a la mar con su desastrosos balance de gestión durante el último lustro. ¿Se creerán de verdad estos dos políticos mediocres que las gentes de esta tierra, la marginada y despreciada región del viejo reino leonés, es así, que puede olvidar lo que ha supuesto este ciclón de fuego como colofón a tantos años de abandono por parte de las administraciones, hasta el punto de dejar sus pueblos casi sin gente y casi a merced de las llamas? Deberíamos confiar en que si esas pocas gentes han sabido defender esos pueblos ahora, ante la negligencia de los máximos responsables políticos y los insuficiencia de los medios y personal antincendios, esas gentes y todas las que no tengan prejuicios ideológicos no olvidarán y el consejero y su jefe, de mantenerse en el cargo ahora sin vergüenza, serán castigados en las urnas. 

Arde la Naturaleza
Félix Maraña
Los incendios de Galicia,
de Extremadura y León,
los de Castilla, región
inventada con malicia,
han dejado una calvicia
que hiere nuestra mirada.
Una tierra devastada,
flora y fauna destruida,
un futuro sin salida
y la gente desolada.
Y esas gentes se preguntan
dónde están los que nos mandan,
decidnos por dónde andan
y por qué no se conjuntan,
por qué de una vez se apuntan
al consenso y al acuerdo,
que quede para el recuerdo
que al menos por una vez
ha primado la adultez
sobre el torpe desacuerdo.
Arde la Naturaleza
una vez más en verano,
y es así, año tras año,
con esmerada fiereza.
Y se añade la torpeza
de la torpe autoridad,
con impericia y maldad,
incapaz de responder
a cuanto es menester
para la comunidad.

También en el Principado
de Asturias, patria querida,
han padecido la herida
de ver su rostro quemado,
Picos de Europa arrasado
por la brasa incontenible,
lenguas de fuego, terrible
infierno que arrasa todo.
No ha habido forma ni modo;
un daño ya irreversible.

DdA, XXI/6084 

lunes, 25 de agosto de 2025

QUEREMOS OTRO MODELO DE PAÍS, ANTES QUE ESTE DOLOR NOS ALCANCE A TODOS


En momentos como este, escribe el articulista en Diario de León hoy, cuando la realidad nos aborda sin escapatoria, sentimos el dolor que está llegando en la distancia. Y sentimos miedo. Lo sentimos porque sabemos que ese dolor crece y se acerca hacia nosotros. Y que aquí no hay nadie al mando para frenar esa amenaza. Ante esto, nos quedan dos opciones: o seguir pasivamente la inercia a la que nos arrojan los responsables para eximir su responsabilidad o volver a sentir que todo este territorio es realmente nuestro, que bien merece la pena que entre todos acabemos con esa máquina fría que siempre nos hace mirar hacia otro lado. Que queremos otro modelo de país, uno realmente nuestro, antes de que ese dolor nos alcance a todos sin remedio

Alberto Flecha

Les voy a contar un testimonio, un titular y una reflexión. El testimonio: mi hermano es bombero de la Diputación de León. Hace unos días, en el incendio que asoló Lusio, su equipo tuvo que replegarse sin ayuda ante unas llamas que no tuvieron compasión con ese pueblo. Muchos habrán visto las imágenes. Restos humeantes, vigas rotas y muros de piedra descompuestos quedaron como triste testimonio de la derrota. No hubo apoyos y no pudieron hacer nada. Ellos fueron los últimos en retirarse sin remedio de un lugar donde ya se escuchaba el silencio de la muerte. En las redes hemos visto lamentos y dolor por esas vidas enteras que quedaron bajo toneladas de escombros. Un poco más arriba, en Santo Tirso, sí consiguieron hacerse fuertes junto a los vecinos. Incluso uno de ellos dejó a la dotación una habitación donde apenas pudieron tomarse dos horas de descanso. Fue un turno interminable de veintiséis horas. ¿Pero piensan que eso fue todo? Allí el equipo montó en el camión para ir directamente a exclaustrar a las víctimas de un accidente de tráfico. Era una familia que había sido desalojada de un pueblo amenazado por los incendios, unas personas agotadas que estrellaron su coche en la A-6. El resultado del accidente no se los cuento para no aumentar más ese amasijo de ceniza que ya todos tenemos en las entrañas.

Ahora voy con el titular, el de un medio nacional que hace días decía que los fuegos estaban complicando la operación salida. Por un resquicio de la ola de información que estamos recibiendo sobre la catástrofe, se asomaba una realidad que duele reconocer: lo que importa es que la máquina siga funcionando. Las vacaciones continúan, el verano sigue, los incendios son parte de las imágenes más impactantes de las redes que vemos en nuestros móviles, pero andando el tiempo ya no importarán a nadie. Porque tampoco importan los montes vacíos que han ardido estos días. Si no fuera por todo este sufrimiento, daría hasta ternura ver a los políticos y a sus seguidores apuntarse unos a otros, acusar a quien sea para librarse de responsabilidades, hacerlo como niños pequeños. Pero que nadie se distraiga mirando al dedo que apunta a la luna: ellos son los últimos responsables. Dirigen el Estado (incluyo aquí Gobierno central, CCAA, diputaciones…), toman resoluciones sobre la distribución de recursos, de funciones, de espacios, de tiempos. Hacen leyes. Y nos demuestran cada día con sus decisiones que esa máquina está hecha para seguir apuntalando un sistema frío como un engranaje de relojería. Un sistema cuyo interés, lo saben ustedes, está en otro lado. Cada día, por este León de los incendios, circulamos en coche miles de personas. Vemos los montes como una parte de un paisaje que ya no nos pertenece. Un día nos hicieron irnos y nos pusieron a circular por las carreteras. En momentos como este, cuando la realidad nos aborda sin escapatoria, sentimos el dolor que está llegando en la distancia. Respiramos hollín, vemos un accidente, tenemos un amigo que perdió una casa. Y sentimos miedo. Lo sentimos porque sabemos que ese dolor crece y se acerca hacia nosotros. Y que aquí no hay nadie al mando para frenar esa amenaza. Ante esto, nos quedan dos opciones: o seguir pasivamente la inercia a la que nos arrojan los responsables para eximir su responsabilidad o volver a sentir que todo este territorio es realmente nuestro, que bien merece la pena que entre todos acabemos con esa máquina fría que siempre nos hace mirar hacia otro lado. Que queremos otro modelo de país, uno realmente nuestro, antes de que ese dolor nos alcance a todos sin remedio.

DdA, XXI/6083

TRAS ESTA NUEVA TRAGEDIA AMBIENTAL ¿NO ES HORA YA DE OTRO GOBIERNO EN CASTILLA Y LEÓN?*


Félix Población

Levantarse cada día, desde hace más de dos semanas, y leer que así como hay incendios en la provincia de León -la más devastada- que parecen definitivamente controlados y apagados, hay otros que se reavivan bien sea por el viento, porque las temperaturas vuelven a subir y hay menor humedad en el ambiente, es como una pesadilla para todo aquel que sienta una mínima conciencia ante uno de los mayores problemas a los que se enfrenta este país en su conjunto. Resulta tan ininteligible como esperpéntico que uno de los partidos que niega el cambio climático, es decir, la raíz fundamental por la que este tipo de incendios devastadores -de sexta generación los llaman- se vengan produciendo en España, Portugal y Grecia, sobre todo, tenga posibilidades de crecimiento, según las encuestas, y sea, para el alcalde Guarido, que lo es de Zamora, el que también se puede beneficiar en las urnas de la desastrosa gestión del gobierno del Partido Popular en la Junta de Castilla y León. Algunos nos resistimos a creer que eso pueda llegar a ser posible, pero debemos recordar que desde los tiempos del ínclito Blas Piñar también parecía impensable que un partido de similar catadura al de Fuerza Nueva (con sólo Blas en su escaño en el Congreso) tuviera medio siglo después 33 diputados añorantes del viejo régimen. Cuando falta menos de un año para las elecciones autonómicas en Castilla y León, sería deseable recordar e inculcar en los electores que Vox es un partido negacionista del cambio climático y que su socio durante un tiempo en el gobierno autonómico, a más de su responsabilidad en el desgobierno ambiental que estamos soportando, exhibió como partido su cara más negacionista y acordó con Vox medidas que van en contra del consenso científico y en dirección opuesta a lo que reclama Europa. Contra esa inculcación subyace la mentalidad en extremo conservadora de buena parte del electorado en esa comunidad, que durante cuarenta años no se ha decidido a que otro partidos o partidos ensayen al menos una alternativa de gobierno diferente a la que acaba de ser responsable de un nuevo y muy grave desastre ambiental en su territorio, que se une a los de Ávila en 2021 y Zamora un año más tarde. Están costando vidas y quemando pueblos,  las vidas y los pueblos de las provincias más abandonadas por la administración autonómica.

*Artículo publicado hoy también en el diario Heraldo de León

PACO CATALÁN: NI SOMBRA LES VAMOS A DEJAR


LLANTO POR MI TIERRA NEGRA
(El romance que nunca hubiera querido escribir)
Domingo del Prado
Después de tres días y noches
evacuado de ti, lejos,
amaneces, tierra mía,
toda vestida de negro.
No solo negro de muerte.
Negro de luto y silencio,
negro de tu piel quemada,
negro de lúgubre entierro.
Tus pinos, que antes lucían
verdes, altivos y esbeltos,
como guardas vigilantes
de la paz de nuestros pueblos,
hoy dormitan masacrados,
cabizbajos y maltrechos,
tristes y heridos de muerte
por este maldito infierno.
Duermen también calcinados,
en raquítico esqueleto,
los corzos y jabalíes,
los conejos y los ciervos,
zorras, rebecos y liebres
y hasta los lobos tan fieros.
Huelen a esencia quemada
jara, tomillo y romero,
mueren abejas a miles
y, de pena, el colmenero.
La garganta se atraganta,
y el aire se vuelve espeso,
y gime encogida el alma,
y se estremecen los cuerpos.
Llueven ceniza las nubes
y oscuro se vuelve el suelo.
El sol se tiñe de rojo,
rojo sangre, rojo fuego,
y luce el color rojizo
en el mismísimo cielo.
Solo existe negro y rojo,
negro y rojo, rojo y negro.
Algunos dieron su vida
para salvarnos del fuego.
Todos un poco perdimos
y muchos, mucho perdieron.
Unos perdieron cosechas,
otros sus casas, recuerdos,
los paisajes añorados,
el salón de los encuentros,
esos sueños olvidados
que ya nunca más volvieron.
Los montes que protegían
y a muchos daban sustento.
Los castaños centenarios,
robledales casi eternos,
esas viñas que plantaron
con mimo nuestros abuelos.
Ecos de infancia lejana,
entre risas y entre juegos…
Sólo nos queda la angustia,
nueva pena y nuevos miedos.
Arde nuestro corazón,
y se enciende todo el cuerpo,
nuestra alma chisporrotea
crepita nuestro cerebro
y todo nuestro interior
se está quemando, y ardiendo.
Sin poder hacer ya nada,
enjugados en lamentos,
todavía aterrorizados
y temerosos, e inquietos,
de que todo se repita
si no ponemos remedio.
¡Por favor! ¡Socorro! grita
alarmado el pueblo entero.
¡Detengan esta vorágine!
¡Por favor, ponedle freno!
Pero nadie los escucha,
oídos sordos y necios,
que siguen año tras año,
con tropiezo tras tropiezo.
El pueblo sigue gritando,
rompiendo el mudo silencio:
¡Ay, socorro, por favor!
¡Apagad ya nuestro fuego!
Las fuentes de agua, antes clara,
hoy manan líquido negro.
Tiemblan de miedo las truchas
de nuestros ríos trucheros.
Tiembla el Jamuz, la Valduerna,
La Valdería y el Bierzo.
Lloran Eria, Duerna y Órbigo,
Tera, y hasta el mismo Duero.
Llora de rabia y de pena
nuestro querido Teleno.
Lloran los Picos de Europa,
y lloran con desconsuelo
Maragatería, Cabrera,
Médulas, el Morredero,
Galicia, Zamora, Asturias…
¡Y llora León entero!
Y lloro yo, con angustia,
por mi tierra, a la que quiero
y, a pesar de que está negra,
yo la seguiré queriendo.
Que mi tierra y mi interior
todavía siguen ardiendo.
Y yo ardo de amor por ella,
y de ella soy prisionero.
Por favor, ya , por favor,
apagadme ya estos fuegos
que me matan poco a poco,
poco a poco estoy muriendo.
¡Echad agua, por favor!
¡Apagadme ya estos fuegos
y volved a pintar verde
lo que hoy es todo negro!

Pinilla de la Valdería, 17-8-2025

DdA, XXI/6083