Lazarillo
Cuando este Lazarillo tuvo oportunidad de dirigir hace muchos años el diario El Correo de Zamora, perteneciente a los Medios de Comunicación del Estado (anteriormente Prensa y Radio del Movimiento), se encontró en aquella pequeña y hermosa ciudad del Duero con un medio que había defendido -como a lo largo de su historia- los intereses de la sociedad más conservadora. Su anterior director no solo había desempeñado el cargo en defensa de los principios fundamentales del viejo régimen, sino que simpatizó en su día con los golpistas del 13-F, de cuyo esperpéntico episodio se acaban de cumplir cuarenta años. Poco después llegó este Lazarillo a Zamora y se encontró con la mala acogida que le prestó desde el principio esa misma sociedad, al poco de firmar en su sección Ojos del Duero un artículo tan revolucionario como recordar y celebrar la memoria y la obra de tres Pablos: Picasso, Neruda y Casals. Con esos inicios, no es extraño que mi paso temporal por aquella ciudad como profesional del periodismo acabara con un procesamiento que no tuvo mayores consecuencias. Fue en esas circunstancias cuando traté a Amable Garcia, secretario provincial Partido Comunista de Zamora durante treinta años, fallecido ayer en su ciudad a una edad casi centenaria. Ningún otro representante político, profesional o sindical de entonces se ofreció para colaborar, si fuera necesario, en el pago de la sanción que se me quería imponer. La convicción, sinceridad y sencillez con las que lo planteó no se han borrado nunca de mi memoria. Gracias, Amable. Tu nombre se identificaba con tu persona e iba en consonancia además con tu dignidad.
El 24 de mayo de 2015, 70 años después de
la detención que le llevaría a pasar tres años en la cárcel por defender sus
ideas, Amable García alzó el puño en señal de victoria en
el interior de la sede municipal de Izquierda Unida. El
ganador de la noche era Francisco Guarido,
nuevo alcalde semanas después, pero muchas miradas se posaron entonces en aquel
nonagenario que entonaba la Internacional consciente de que, por fin, los suyos
habían triunfado en las urnas. “Eso se lo llevó puesto”, recordó ayer el coordinador
provincial del partido, Miguel Ángel Viñas,
en su despedida a “un referente y un hombre luchador y honesto”.
Amable García murió
durante la madrugada del miércoles al jueves a los 98 años,
víctima de una edad que no perdona ni a aquellos que, durante toda su vida,
mostraron un carácter irreductible. “Es muy fácil apoyar ciertas ideas cuando
todo va en esa línea, pero él estuvo siempre, también cuando venían mal dadas”,
recalcó Miguel Ángel Viñas, visiblemente orgulloso por el legado que deja un hombre
cuya adolescencia y vida adulta quedó marcada por una fecha: el 17 de
septiembre de 1936. Aquel día, en plena Guerra Civil, el bando nacional fusiló
a su padre, Aun en las entrevistas
más recientes, Amable García insistía en ese momento, grabado a fuego en su
memoria.
Pasada ya la
contienda, en plena dictadura, Amable García fue detenido por
su actividad política, entonces en la
clandestinidad, y sufrió los rigores de la prisión de Burgos, un penal “sin
ventanas”, como indicó ayer el alcalde de Zamora, Francisco Guarido: “Ni ese
frío pudo con él”. García entró en
contacto entonces con otros compañeros de lucha de diferentes territorios,
incluido el poeta Marcos Ana, ya fallecido, con quien
entabló una buena relación antes de regresar a una libertad condicionada por la
vigilancia policial. También en los últimos años, el comunista zamorano
rememoró esas tardes en el Teatro Principal, con los agentes pegados a la
espalda. Aquello duró mientras vivió el dictador.En aquellos
años, Amable García se mantuvo
firme en sus convicciones y se ganó la vida como trabajador de una tabacalera.
Siempre de manera “honrada”, como recalcó en alguna ocasión.
Con la llegada de la
democracia, el PCE salió de las
catacumbas en el famoso Viernes Santo de 1977, y Amable García se sumó a
la vida política democrática. Primero, con su partido de toda la
vida, del que fue secretario provincial durante treinta años; y, más tarde,
integrado en Izquierda Unida. De hecho, el político zamorano ejerció como
contable de la formación hasta que su vista dijo basta. Eso ocurrió cuando ya
pasaba los 90. (La Opinión/El Correo de Zamora).
DdA, XVII/4775