miércoles, 21 de agosto de 2024

ISABEL PALACIO, LA MAESTRA QUE ENSEÑABA EL MAR DE ASTURIAS A SUS ALUMNOS


Isabel Palacio con su marido y tres de sus hijos


Félix Población

Ha sido muy popular en los últimos meses la película El maestro que prometió el mar, basada en la experiencia educativa de Antoni Benaiges, el profesor republicano catalán que ofreció ese destino vacacional a sus alumnos de la escuela de Bañuelos de Bureba, un pueblo burgalés, en 1936. La promesa no se cumplió porque el maestro fue asesinado por los militares sublevados ese mismo verano.

En Asturias, sin contar con la difusión que el citado film dio a Benaiges, también hubo una maestra republicana que sí pudo cumplir esa expectativa con su alumnado y que, como su colega catalán, sufrió las consecuencias del golpe militar, si bien con una pena menor que la de la vida. Se llamaba Isabel Palacio y ejerció su profesión en la localidad asturiana de Lavio, en el concejo de Salas, formando familia con Gervasio Balsera, carpintero y funcionario de Correos, con el que tuvo nueve hijos.

Marido y mujer formaban parte de la Agrupación Socialista de Salas y ambos participaron en la Revolución de Octubre de 1934, cuando Isabel Palacio contaba 47 años de edad. Como activista política y docente, esta maestra creó en el pueblo mencionado una biblioteca, impartía clases gratuitas a los adultos que lo requerían y organizaba cada años las llamadas Fiestas del Árbol en pro del respeto y atención a la riqueza forestal de Asturias:

La que suscribe ha estado encartada en los sucesos revolucionarios de octubre del 34, sufriendo tres meses de cárcel por persecución de la reacción, que no dudó en dejar a mis tres hijos en la más espantosa orfandad, pues hemos sido detenidos tanto yo como mi marido. Después de recobrar la libertad y al reintegrarme a mi puesto de maestra en Lavio (Salas) comienza una nueva e ignominiosa persecución tan solo porque no quería el servilismo en la escuela a disposición de un cacique ignorante y se me forma un expediente de incompatibilidad falso a todas luces, pues que una vida de laboriosidad durante 25 años en el pueblo me había conquistado la simpatía y el cariño del verdadero pueblo, que era la mayoría. Pero triunfó la ignominia y la que suscribe tuvo que efectuar un traslado forzoso a Llaranes (Avilés) donde estaba cuando comenzó la actual guerra. Fui nombrada delegada de Instrucción Pública, consejera del Ayuntamiento de Avilés, secretaria general del Grupo Socialista Femenino, ídem del grupo local ATEA, pagada del Magisterio del P.J. de Avilés, presidenta del Secretariado de Cultura y Trabajo y directora del Grupo Escolar Alfredo Coto.

Su colaboración en el movimiento revolucionario junto a su marido, sin que se la pudiera acusar de culpabilidad alguna, no sólo les reportó una reclusión de varios meses en la cárcel sino una campaña de acosos por parte de los caciques y el párroco de la localidad, tal como podemos leer en Proyecto PIPA (Isabel Palacio), que acabaron con la apertura de un expediente de incompatibilidad con el vecindario, de forma que Isabel Palacio fue traslada forzosamente a otro destino. De nada valió que medio centenar de vecinos se enfrentara a los manejados por los caciques, cuatro días después, defendiendo el proceder y profesionalidad de la maestra, que pasó a desempeñar su labor en la localidad de Llaranes.


Una vez afincada la familia en esta localidad avilesina y desde el comienzo de la Guerra Civil, la firma de Isabel Palacio se puede leer en las páginas del diario La Voz de Avilés, haciendo valer su compromiso con la defensa del gobierno republicano del Frente Popular. De ello puede servir de ejemplo este texto publicado el 21 de agosto de 1936:

¡Alerta, republicanos!

Cuando advino la República, en el 14 de abril de 1931, todos los personajes, militares y capitalistas reaccionarios, se fingieron republicanos y fieles observantes de la Constitución, pero en la sombra, y con la traición que ahora declararon, estaban conspirando y fraguando los planes para que sus privilegios no desaparezcan.

Ahora, cuando pronto llegue la hora del triunfo, no debéis fiaros de nadie que huela a reaccionario. ¡Alerta, republicanos! Un acto de contrición no debe dejaros satisfechos: si quieren venir a las filas del proletariado y de la democracia, han de ser dispuestos al sacrificio, sin pretensiones ni ambiciones, y aun con este procedimiento no cesaré de recomendar: ¡precaución, cautela! ¡No dormirse en los laureles! Por un exceso de confianza, ya veis los peligros y angustias que cercan a nuestra querida patria. ¡Cuántas vidas truncadas! ¡Cuántas ruinas! Los enemigos de la República conspiraron y todos estamos sintiendo el resultado de esta conspiración.

Las mujeres españolas daremos hasta la última gota de nuestra sangre porque la tiranía no triunfe, y a los hombres solo os advertimos: ¡Alerta, republicanos!

Por la documentación conservada en el Centro Documental de la memoria Histórica de Salamanca, antiguo Archivo General de la Guerra Civil, tenemos constancia de que Isabel Palacio estuvo afiliada al sindicato ATEA (Asociación de Trabajadores de la Enseñanza de Asturias de la UGT) y al Partido Socialista. En marzo de 1937 era directora del Grupo Escolar Alfredo Coto y residía en la villa de Avilés, a cuyo Consejo Municipal pertenecía en calidad de suplente, en representación de PSOE.

La ocupación de Asturias por las tropas franquista en octubre de 1937 lleva a Isabel un exilio temporal en Francia (Burdeos y Toulouse), desde donde vuelven a España, pasando a residir en Catarroja, localidad en la que volverá a ejercer como maestra. De aquí regresan a Avilés al término de la Guerra Civil, en donde será detenida por la Guardia Civil nada más bajar del tren, el 13 de abril de 1939, en presencia de tres de sus hijos, según cuenta su nieta María Ángela Balsera. Testimonió en su contra un sacerdote llamado Florentino Rodríguez, párroco en la ciudad asturiana, que acusó a la maestra de ser marxista, atea y adoctrinar a su alumnado con ideas soviéticas. Otro de los acusadores fue un colega de la maestra, Apolinar García-Hevia, que se refirió a sus artículos en pro de la República durante la guerra.

Isabel Palacio reconoció en los interrogatorios haber sido detenida durante la Revolución de Octubre y con respecto al saqueo de dos bibliotecas, de lo que también se la acusaba, alegó que pertenecían a dos curas y que fueron requisadas por el Ayuntamiento. Negó haber adoctrinado a sus alumnas o perseguir a personas vinculadas ideológicamente con las derechas. Con todo, fue acusada de rebelión, tal como se solía con quienes defendieron el orden legalmente constituido, y trasladada a la cárcel gijonesa de El Coto en octubre de 1939 La sentencia se dictó dos meses más tarde en estos términos, tal como recoge Proyecto Isabel Palacio:

Isabel Palacio Fernández. Condena: 20 años. Natural de Fuente el Saz de Jarama, Madrid, vecina de Llaranes, Avilés, hija de Salvador e Isabel, 52 años, casada, maestra nacional. De la ATEA, de la Liga de Mujeres Antifascistas y directiva de la asociación Amigos de la URSS; escribió artículos y poesías dedicadas al Ejército del Pueblo que fueron publicados en la prensa; nombrada inspectora y delegada de Instrucción Pública en la zona de Avilés.


Isabel Palacio, cuarta por la derecha entre las mujeres que están de pie 

Fueron tres de hecho los años que finalmente pasó en la cárcel, con una estancia mayor en la de Amorebieta, en la que la visitaron sus hijos, con los que mantuvo una correspondencia que no se conserva, pero sí existe una fotografía de Isabel junto a algunas de sus compañeras de presidio, en cuyo dorso se puede leer una breve nota manuscrita, en la que no aparece fecha: Vuestra madre y esposa Isabel: Dedicado a mi inolvidable familia como recuerdo de los días transcurridos en este hospitalario lugar donde hemos encontrado solar, abrigo y consuelo para nuestras penas. Consérvalo con todo esmero por muchos conceptos; el principal, que preside esta foto la Sra. Directora, tan buena como digna y justa.

La nota no se corresponde con las penalidades por las que pasaron las presas en esa cárcel, en donde llegaron a fallecer 48 mujeres por las malas condiciones del recinto, que fue denunciado varias veces por la miseria y el hambre que soportaban las reclusas, denuncias que obligaron a clausurar la prisión en 1947. Isabel Palacio logró su libertad condicional el 23 de enero de 1943 y retornó al hogar familiar en Avilés, sin que su vocación docente se hubiera resentido. Una vez más y de modo clandestino, volvió a ser maestra de los trabajadores analfabetos que llegaron a a la factoría de Ensidesa procedentes de la España interior en los años cincuenta. Su nieta María Ángela Balsera asegura recordar, además, que  muchas veces «había pobres sentados a la mesa familiar, a los que Isabel no podía evitar ofrecer un plato de comida. 

En 1947, Isabel Palacio solicitó su indulto, que se le concede, y en 1953, con casi sesenta y seis años, hizo lo propio para que se le concediera la jubilación, habida cuenta su mal estado de salud y la precariedad de sus recursos, tal como se puede leer en el siguiente texto :

EXCMO. SEÑOR:

La que suscribe, ISABEL PALACIO FERNÁNDEZ CUESTA, natural de Fuente Saz (provincia de Madrid), actualmente domiciliada en Asturias, Avilés, San Sebastián, 47 bajo, con sesenta y cinco años de edad, de estado casada, a V.S. con el mayor respeto expone:

Que hallándose separada del servicio como maestra de Educación Nacional que fue durante 29 años de servicios en propiedad desde el primero de abril de 1910 hasta el 29 de marzo de 1939, habiendo tenido el número 1724 del Escalafón General del Magisterio y después de haber cotizado para las clases pasivas los derechos máximos, creo estar en las condiciones expresadas en el Boletín Oficial del Estado del 19 de julio del presente año para poder conseguir la jubilación correspondiente, por lo cual:

SUPLICO a V.S. se digne a conceder la citada jubilación, pues estoy enferma y sin recursos.

Gracia que espera alcanzar de V.S., cuya vida guarde Dios muchos años.

Avilés, 5 de octubre de 1953.

ISABEL PALACIO FERNÁNDEZ-CUESTA.

El 23 de noviembre de 1963 falleció en su casa de San Pedro Navarro (Valliniello, Avilés) esta maestra represaliada por la dictadura, que también llevó a ver el mar a sus alumnas para darles lecciones de geografía y a quien ni los acosos sufridos en tiempos de la República por parte de los sectores reaccionarios, ni las cárceles franquistas después apearon de su vocación por la enseñanza, que según sus familiares mantuvo hasta el final de su vida. Isabel Palacio fue una más de las miles de maestras y maestros comprometidos con el empeño fundamental del régimen de 14 de abril de 1931: la educación y cultura de la ciudadanía. Muchos de ellos fueron asesinados por la dictadura, otros muchos fueron encarcelados o privados de ejercer su profesión. Algunos tuvimos la suerte de haber aprendido las primeras letras, también en Asturias, con uno de esos maestros que pudo retornar a las aulas bastantes años después de acabada la guerra. Cada vez que el nombre de cualquiera de ellos aparece en este modesto DdA para reivindicar su papel en la memoria democrática de este país, esta vez gracias a la documentación aportada por Proyecto Isabel Palacios, vuelvo a recordar la gran hechura humana y docente de aquel maestro, del que siempre recordaré su preciosa caligrafía. Cabe suponer las mismas cualidades humanas y pedagógicas en Isabel Palacio Fernández-Cuesta, cuya hija Josefina, dedicada también a la enseñanza, murió anhelando que el nombre de su madre no se perdiera como el de tantos otros maestros y maestras republicanas en el olvido.

DdA, XX/5.744

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