miércoles, 3 de septiembre de 2025

GARCÍA LORCA VUELVE AL DUERO DE ZAMORA


Félix Población

Muy cerca del periódico estaba el Mirador del Troncoso que avista el Duero, con el extraordinario Puente de Piedra cuyos ojos dieron título a la sección que un joven director escribía en la página tercera de El Correo de Zamora, en atención en este caso al poeta Blas de Otero. Les puedo asegurar que fueron varios los sueños recurrentes que tuve con ese mirador y la contemplación que desde el mirador se tiene del río de los romances. Ahora, con muy buen criterio, el Ayuntamiento de Zamora ha querido que la ciudad rindiera homenaje en ese lugar a Federico García Lorca, el gran poeta asesinado en agosto de 1936 por quienes dejaron constancia, nada más empezar aquella guerra atroz, de lo que su victoria iba a suponer para la cultura española durante su larga dictadura. Denota sensibilidad que el lugar para ese homenaje haya sido el Mirador del Troncoso, cuya perspectiva visitó y admiró el poeta de Granada durante el viaje de estudios realizado junto a sus compañeros en 1916 y en el que conoció también a Miguel de Unamuno, en Salamanca, ciudad a la que volvería en 1932. El viaje de estudios lo organizó la Universidad de Granada, en la que estudiaba Filosofía y Letras Lorca, y se trataba de una excusión de investigaciones artísticas, a fin de explorar el patrimonio cultural y artístico de algunas ciudades españolas. El mural en memoria del poeta andaluz que acaba de ser inaugurado en el Mirador del Troncoso es obra de Carlos Adeva. Recoge unas líneas del texto que García Lorca incluyó en su primer libro, Impresiones y paisajes, en cuya prosa juvenil ya aflora el talento literario del autor. El fragmento completo dice así: Pasa el río por Zamora, verde y manso. La enorme calva bizantina del cimborrio se mira en las aguas profundas… Pasan lentas las barcas sobre las ondas. A lo lejos, entre las pardas modulaciones del terreno, asoman los montes pobres de color… Las iglesitas románicas descienden por las callejas hasta el río… Este va lentamente arrastrando su gran prestigio de evocaciones históricas al sonido grave y suave que produce. Terminó la antigua historia romántica del río… No queda nada de lo que antes viera el agua… La historia está quieta… Pero todavía el viejo y solemne Duero sueña y ve combatiendo borrosamente a las grandes figuras de su romance. Mala muerte le dieron los asesinos a Federico García. Su voz vive en los libros y en los escenarios. Su memoria pervive en pequeñas ciudades como Zamora, abrazadas a esas palabras del poeta y al recuerdo de su joven presencia  junto al Duero evocador de historias y romances.

DdA, XXI/6092 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso el fragmento de





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