Nos lo cuenta el escritor Alejandro Álvarez desde su lugar natal, que un día compartimos juntos siguiendo los escenarios de su excelente libro sobre el médico de los maquis que no quería morir, Lodario Gavela: Una fuente muy bien informada (que no puedo citar) asegura que, ante la proliferación de fuegos, Fornela era una zona "a sacrificar" por su reducida población (y, en consecuencia, su reducida influencia) mientras no estuvieran controlados otros incendios en zonas de mayor peso demográfico (y, supongo, político)
Alejandro Álvarez López (desde el valle de Fornela)
Por fin llegan efectivos materiales y humanos notorios y, con ellos, cierta calma esperanzada.
Tras 10 días con el fuego avanzando "libremente" desde Anllares hacia el norte, antes de ayer el fuego llegó a Fornela y siguió cruzando ríos, subiendo montes y bajando valles con toda la "libertad" de tomarse las cañas ígneas que su apetito voraz demandaba. Y se tomó las de los montes de Anllares, las de los de Anllarinos, las de los de Faro, las de los de Peranzanes y durante la pasada noche había empezado a beberse los montes de Trascastro, con la decidida intención de continuar hacia los de Chano y Guímara.
Una fuente muy bien informada (que no puedo citar) asegura que, ante la proliferación de fuegos, Fornela era una zona "a sacrificar" por su reducida población (y, en consecuencia, su reducida influencia) mientras no estuvieran controlados otros incendios en zonas de mayor peso demográfico (y, supongo, político). La insuficiencia de medios para hacer frente a esta tremenda catástrofe jugaba, seguramente, en contra de ese pequeño y aislado valle, situado en el córner noroccidental de la provincia leonesa. "Tanto vales, tanto tienes", dice un refrán que parece venir al caso.
Hoy, día 19 de agosto, por fin, cuando otros incendios han sido ya controlados y cuando el riesgo para alguno de los pueblos de Fornela ya era evidente, han llegado efectivos materiales y humanos con capacidad para frenar el catastrófico aquelarre ígneo: bomberos vasco-navarros, catalanes y burgaleses; hidroaviones; soldados de la UME, que se suman a las cuadrillas de voluntarios fornelos que esquivaron la prohibición administrativa de regresar y decidieron subir para "defender los pueblos" hasta hoy indefensos salvo por esos voluntariosos defensores.
Y hoy, tras conocer la noticia, entre los "homeless" en que muchos fornelos nos hemos convertido circunstancialmente durante estos dos días, acogidos muy amablemente en el polideportivo de Fabero, ha entrado una bocanada de aire esperanzado, aunque sea contaminado por el humo que buena parte del día inundaba Fabero. El regreso a casa se ve cercano y la experiencia de ser por unos pocos días unos homeless abandonados deja una huella tenue sobre la necesidad del cuidado colectivo. Ojalá dure más de una semana.
DdA, XXI/6078
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