"A la vuelta de una curva me sorprendieron las llamas que salían hasta la carretera. Asustado pensé en darme la vuelta pero al final de la curva vi un grupo de personas y vehículos en una cuneta. Allí me encontré este grupo de vecinos de Valdeón y Tierra de la Reina evitando que un nuevo foco de fuego les arrebatara el único valle que había quedado a salvo. Sólo eran ellos y sus paisanas. Con el valor y la fuerza de los de aquí, con un apego ancestral a uno de los lugares de mayor valor ecológico de Europa, sin resignarse a que el fuego arrase lo último que queda". Así cuenta Carlos Fernández, buen conocedor de la montaña leonesa lo que ha venido observando a pie de fuego. Afirma además que piensa contarlo todo y es lo que esperamos, por conocer, sentir y amar el ámbito de vida que tan entrañado tiene en su vida. Las imágenes grabadas por Carlos en Tierra de la Reina deprimen tanto como indignan.
Carlos Fernández Morán
Desde el puerto de Pandetreve
Julio Cernuda, de Santa Marina de Valdeón, es uno de los valientes que llevan días enfrentándose al incendio que se inició hace una semana en Barniedo junto a sus familiares, amigos y vecinos para evitar que llegue a su pueblo, a los pueblos vecinos y a los paisajes que ama, que lleva años defendiendo y a los que dedica su trabajo como guía de montaña. Julio, Víctor, Mario y un puñado de voluntarios más, vecinos, particulares, gente de allí, son nuestro ejército, ellos son también los héroes que nadie esperaba pero que están entre nosotros, los que están dando todo lo que tienen, sin descanso, sin medallas, sin fotos, sin medios, sin a penas ayuda, sin ser su responsabilidad, a veces sin ser su pueblo o su monte, sin quejarse, sin hacer ningún ruido, sin tiempo para lamentarse, asumiendo riesgos, exponiéndose ante las llamas.
Llegué a Portilla de la Reina, a la pontona del Mostajal en el Puerto de Pandetrave, a las 16.00h. Venía horrorizado, encogido, viendo animales muertos a un lado y otro de la carretera, montañas enteras calcinadas, sólo cenizas. El mismo paisaje que crucé hace unas semanas de camino a Collado Jermoso, aquel paisaje lleno de vida, de vegetación, de luz, era un manto de polvo negro ahumando.
A la vuelta de una curva me sorprendieron las llamas que salían hasta la carretera. Asustado pensé en darme la vuelta pero al final de la curva vi un grupo de personas y vehículos en una cuneta. Allí me encontré este grupo de vecinos de Valdeón y Tierra de la Reina evitando que un nuevo foco de fuego les arrebatara el único valle que había quedado a salvo. Sólo eran ellos y sus paisanas. Con el valor y la fuerza de los de aquí, con un apego ancestral a uno de los lugares de mayor valor ecológico de Europa, sin resignarse a que el fuego arrase lo último que queda.
Nunca nadie sabrá lo que hicieron. Nunca seremos capaces de agradecer que hicieran lo que no fuimos capaces de hacer por nosotros mismos. Nos están salvando. Están solos en muchos frentes, agotados y el fuego continúa avanzando.
Aquí está nuestra primera línea de defensa, en vanguardia contra el fuego, vecinos de los pueblos que llevan una semana frenando el avance de un incendio que casi se lo está devorando todo, pero que gracias a ellos no todo. Nadie les pidió hacerlo, nadie contaba con ellos, no tienen los medios, no les quedan fuerzas, no tienen casi apoyo, no dan a basto, pero no se rinden porque han vivido en el ejemplo de unos antepasados que nunca se rindieron. Contuvieron este nuevo foco y salvaron el único valle que les queda en este puerto. Venían de luchar toda la noche en Valdeón. Se fueron a luchar en Remoña. Y a última hora de la tarde aparecieron a luchar en Santa Marina de Valdeón. Son invencibles. Por toda la Montaña Leonesa hay en estos momentos cuadrillas de invencibles no sólo frente al fuego, también ayudando con todo lo que pueden.
Lo que he visto estos días a mí no se me olvida, lo he visto con mis ojos y pienso contarlo.
DdA, XXI/6078
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