jueves, 7 de mayo de 2009

FRAGA Y CARRILLO: LAS DOS ESPAÑAS


Félix Población

Dos directores de cine, José Luis López Linares y Manuel Martín Cuenca, decidieron hacer sendos documentales sobre dos biografías políticas carismáticas de nuestro siglo XX. Se han servido para ello de la larga vida y buena memoria de ambos protagonistas, representantes de las dos Españas que combatieron en la Guerra Civil. Como tanto Manuel Fraga como Santiago Carrillo tuvieron además un protagonismo fundamental en la elaboración de la vigente Constitución, la película Últimos testigos, presentada ayer en Madrid, supone un documento imprescindible para avistar e interpretar nuestro pasado más o menos próximo.

Siempre se dijo de uno y otro político, al menos durante la Transición y los años subsiguientes, que gracias al consenso mostrado por don Manuel y don Santiago, eliminando las refriegas del ayer, las dos Españas se había diluido gracias a su respectiva tolerancia. Sus posturas en este sentido podían ser un modelo para que quienes defendieron la dictadura franquista y la combatieron dejaran atrás todo resentimiento y afán de reyerta con tal de hacer posible y duradero el nuevo régimen democrático.

Pero la longevidad y buena salud tanto de Fraga como de Carrillo han querido que su existencia se prolongara hasta los años en curso, con la timorata y cicatera ley de la Memoria Histórica aprobada la pasada legislatura por el gobierno de Rodríguez Zapatero. Los medios no pudieron sustraerse por mucho tiempo de contrastar en un plató de televisión el punto de vista de estos Últimos testigos ante las formulaciones de dicha ley. Así fue como el pasado mes de diciembre contendieron dialécticamente en el programa 59 segundos de TVE, donde Fraga mentó Paracuellos y Carrillo defendió la dignidad de los vencidos, con un saldo final más próximo al duelo de imputaciones que al caduco consenso pretérito.

Hubo después referencias más o menos malévolas por parte de don Manuel y don Santiago. Éste afirmó con 94 años que había sabido envejecer mejor que Fraga y el ex ministro franquista se defendió como si el citado programa televisivo hubiera sido un tribunal de oposiciones, donde a él le habían dicho que estuvo mejor, y además yo he seguido en primera línea política y a él le expulsaron de Izquierda Unida.

Con estos precedentes era de esperar que ambos protagonistas no coincidieran ayer en la presentación del documental mencionado y que volvieran a disentir hasta en la emoción ante la exhibición cinematográfica de sus respectivas y dilatadas existencias. Mientras don Manuel afirmó haberla superado y volvió a insistir que si hubiera permanecido en su Cuba natal podría haber sido Fidel Castro, don Santiago afirmó que no había dejado atrás la emoción ni la capacidad de apasionarse como cuando tenía 19 años. Por eso quizá aconsejó a Fraga, para que envejezca bien, que fume y deje de ser de derechas.

Dada la imposibilidad de esto último, lo que se saca en conclusión de este pique de cine es que esté más cerca de la realidad que aquel viejo consenso coyuntural tan modélico del que hicieron gala hace más de treinta años, aunque el comunista Carrillo le siga reconociendo al franquista Fraga que su papel fue primordial en su día para que llevara a lo más reticente de su bando por la senda constitucional.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Carrilo nunca se refirió a la matanza de Vitoria ya muerto Franco y cuando Fraga era ministro del Interior. Eso lo dignifica frente a la nunca demostrada pareticipación de Carrillo en la matanza de Paracuellos durante la guerra civil, a la que sí se refirió el ministro de Franco.

Ledes dijo...

Aquí el faltón es Fraga, no Carrillo, que no vivió del régimen que acabó con la democracia de la que ahora sigue viviendo Fraga, no Carrillo. Paradojas.

Anónimo dijo...

Así es. Y por no hablar también de la cruel tortura y ejecución de Julián Grimau, firmada por Fraga en los últimos años del franquismo. Tiene narices que un asesino tenga el cinismo de culpar a otro de serlo, más todavía cuando ya se ha demostrado que la responsabilidad de Carrillo en Paracuellos es muy indirecta. De hecho, Carrillo terminó con las crueldades de incontrolados republicanos en Madrid a las 48 horas de hacerse cargo de la Consejería de Orden Público. Fraga es muy creyente, pero me parece a mí que le van a pasar factura ahí arriba, desde donde lo ven todo.

Anónimo dijo...

Fraga cree en su dios, que en un tiempo fue Franco.

Publicar un comentario