miércoles, 6 de mayo de 2009

AZNAR E IBARRECHE: DOS FRENTES EN RETIRO


Félix Población

El nuevo lehendakari López hizo ayer el discurso que se esperaba, con la mano tendida al consenso, como no podía ser menos en un país que debe buscar los caminos más cortos para recuperar la convivencia ciudadana, borrar a ETA del espacio público, hacer posible una fluida coexistencia bilingüe, impulsar el Estatuto hasta su plena culminación y emplazar a los sindicatos para que reconsideren su decisión de promover una huelga general cuando el nuevo gobierno vasco apenas ha tenido tiempo para instalarse en Ajuria Enea.

La buena voluntad expresada por Patxi López chocó con el talante despechado y resentido de Juan José Ibarreche, incapaz de sustraerse del itinerario frentista con el que ha venido sembrando sus planes soberanistas a lo largo de su gestión. No ha sabido asumir como derrota personal esa trayectoria, rechazada constitucionalmente en dos ocasiones y con la que no comulga un 60 por ciento de los vascos, a pesar de que anunciando ayer su retirada de la política, el ex lehendakari casi da por reconocido indirectamente su fracaso.

En lugar de confesarlo, con lo que quizá hubiera obtenido una mayor dignidad y respeto político en la hora del adiós, Ibarreche se mantuvo ayer en su papel, obsesivamente antiespañolista, tratando de hacer creer a sus incondicionales que el pacto entre el Partido Socialista de Euskadi y el Partido Popular, desalojando al PNV del poder, persigue destrozar la identidad nacional vasca. Ésta, al parecer, sólo es sustentable con su partido al frente del gobierno, aunque sea a costa de pactar con el abertzalismo etarra.

Sería de resaltar el discurso de Antonio Basagoiti, por su moderación y realismo a la hora de emprender esta nueva e histórica etapa en el País Vasco, si desde el hotel Ritz de Madrid el presidente de honor del PP no hubiera mostrado sus delirios megalómanos, empañando con ello la alocución de su compañero. Arrogándose el protagonismo del cambio político en Euskadi, José María Aznar atribuyó al candidato Mayor Oreja, cabeza de lista a las elecciones europeas, el encendido de la antorcha constitucionalista en el País Vasco.

Cierto que cuando don Jaime aspiró a lehendakari en 2001 el Partido Popular obtuvo sus mejores resultados en aquella Comunidad, pero al frentismo españolista que lo identificaba se le opuso el frentismo abertzale sumado por el PNV y Euskal Herritarrok, que también cosechó el mayor respaldo. O sea que más que un encendido, aquello fue un apagón constitucionalista.

1 comentario:

Regis dijo...

Patxi López me parece un político con un porvenir brillante y creo que si no se le ponen trabas espurias, su gestión va a fructificar. Se lo deseo de veras porque de cómo vaya esa gestión en Euskadi va a depender incluso el provenir de su partido en el resto de España.

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