domingo, 2 de noviembre de 2025

10 HECTÁREAS DE LIBERTAD PARA LUNA Y PONDEROSO, TRAS 30 AÑOS DE CAUTIVERIO


Sólo cabe lamentar una cosa al ver las imágenes de esta reconfortante noticia, publicada hoy por el diario Heraldo de León: que la denuncia planteada en su día por el PACMA y cuyo grato desenlace vemos hoy en el vídeo, no se hubiese producido tan tarde, después de más de treinta años de los dos osos en cautividad, para que Luna y Ponderosa tuvieran ahora más y más saludable vida por delante en su nuevo y boscoso entorno, del que gozarán en compañía de otras víctimas de su misma especie procedentes de circos y zoológicos:

Los osos Luna y Ponderoso, dos viejos conocidos del Coto Escolar de León, continúan adaptándose con éxito a su vida en el santuario Gnadenhof für Bären, situado en Bad Füssing, a unos 150 kilómetros de Múnich. Allí, en un entorno de más de 10 hectáreas de praderas, árboles y estanques, ambos animales disfrutan de un hábitat más acorde con su naturaleza tras más de 30 años de cautiverio en un recinto de apenas 600 metros cuadrados.

Una reciente publicación del Museo de Colecciones de la Universidad de León (MULE) ha mostrado imágenes y datos actualizados sobre su evolución, confirmando que los dos plantígrados se encuentran en excelente estado y que han ganado fuerza, movilidad y tranquilidad en su nuevo hogar.

El traslado de Luna y Ponderoso, realizado en julio de 2024, fue el resultado de un proceso de cooperación entre el Ayuntamiento de León, organizaciones de bienestar animal y el propio santuario alemán. Ambos osos, que tenían 33 y 32 años en el momento del viaje, fueron sometidos a una exhaustiva revisión veterinaria antes de partir, que confirmó su buen estado de salud a pesar de las limitaciones sufridas durante décadas.

Su llegada a Alemania marcó el fin de una etapa y el comienzo de otra. En el santuario, gestionado por una fundación dedicada al rescate de animales en situación de maltrato o abandono, conviven con otros catorce osos pardos procedentes de circos, zoológicos y recintos privados de toda Europa.

Según los cuidadores del centro, Luna y Ponderoso pasan gran parte del día explorando su zona de terreno, bañándose en los estanques y descansando juntos bajo los árboles. Su dieta, diseñada por veterinarios especializados, incluye frutas, verduras, pescado y suplementos adaptados a su avanzada edad.

HERALDO DE LEON  DdA, XXI/5155

¿QUÉ HA QUERIDO DECIR EL PUEBLO IRLANDÉS ELIGIENDO A CATHERINE CONNOLLY?

En opinión de la colaboradora de RT, la elección de Catherine Connolly por más del 60 por ciento de los votos como presidenta de la República de Irlanda, rompe con múltiples trampas del presente: la que nos repite desde Bruselas que no hay alternativa al capitalismo financiero y al militarismo; la que desde la extrema derecha convierte el hartazgo en odio al migrante y a la clase trabajadora organizada; y también la que desde cierta izquierda institucionalizada aceptó que el sistema no podía ser transformado, limitándose a una gestión más amable de lo inaceptable. 


Carmen Parejo

En una Europa entregada a la guerra y al mercado, Irlanda se salió del guion. La victoria de Catherine Connolly, aunque limitada en lo institucional —su presidencia es ante todo simbólica en el marco del sistema político irlandés—, tiene una potencia que trasciende al hecho en sí. No importa tanto qué podrá hacer ella desde la presidencia (probablemente poco), sino qué ha querido decir el pueblo irlandés con su voto.

Irlanda no es un país cualquiera dentro de Europa, pero tampoco representa nada que el resto del mundo no pueda entender. Fue una colonia, saqueada, y su pueblo fue forzado al exilio. La Gran Hambruna, que expulsó a millones de irlandeses de su tierra, no fue una tragedia epidémica que afectó a la patata, sino el resultado brutal de una política imperial británica. Y ese mismo dolor lo reconocen quienes cruzan hoy el Mediterráneo, quienes huyen de guerras fabricadas o de economías arrasadas, pero también los empobrecidos del norte. Irlanda no representa un fenómeno aislado, sino un reencuentro con una memoria que se parece demasiado a la de tantos otros. Una memoria que dice que no venimos de la nada, venimos de la injusticia; pero que aún estamos aquí, y lo estamos porque sabemos que el mundo ha cambiado muchas veces, pero que solo cambia cuando los pueblos se levantan para conseguirlo.

Catherine Connolly no es una recién llegada a la política. Lleva años siguiendo de cerca la actualidad y posicionándose con claridad. Ha defendido la neutralidad histórica de Irlanda sin caer en equidistancias, denunciando abiertamente el papel de la OTAN en la escalada del conflicto en Ucrania y señalando responsabilidades también en escenarios como el de Siria. Su compromiso con la causa palestina ha sido igual de contundente: no ha aceptado relatos edulcorados ni debates ficticios. Ha llamado a las cosas por su nombre: lo que ocurre en Palestina es una colonización, y la respuesta palestina es una resistencia.

Postura política

Más allá de una visión maniquea o de bloques, lo que podemos destacar de ella es la honestidad, el compromiso con no faltar a la verdad. En una Irlanda que, aunque no forma parte formalmente de la OTAN, ha venido colaborando con sus estructuras, y que sí integra una Unión Europea volcada en la carrera armamentística, Connolly ha recordado lo obvio: esta histeria belicista solo beneficia a los de siempre, además de engordar a la industria militar. Y mientras tanto, habitamos la Europa de la "austeridad": ese eufemismo con el que disfrazaron la privatización de los derechos públicos, y que ha profundizado una desigualdad cada vez más brutal.

Como decía un presidente español mientras se inflaba una burbuja inmobiliaria que acabaría estallando, nos dicen que Irlanda va bien, que es ejemplo de crecimiento, de estabilidad fiscal y de modernidad económica. Pero, ¿quién disfruta ese milagro? ¿Quién puede pagarse una vivienda, mantener un empleo digno, llenar la nevera sin miedo al fin de mes? La brecha entre lo macro y lo micro es hoy un abismo. Una economía que crece mientras su gente se hunde no es un éxito, sino la "estafa" de hacerle pagar a la población la crisis del capitalismo occidental. Y no es un fenómeno exclusivamente irlandés. En España volvemos a repetir esta historia: aquí también se celebran récords de inversión extranjera mientras miles de jóvenes (y no tan jóvenes) vuelven a casa de sus padres porque no pueden alquilar una vivienda. El modelo no está fallando, simplemente está cumpliendo su función: concentrar la riqueza en unos pocos y dejar al resto compitiendo por las sobras.

Hace más de un siglo, el prócer de la independencia irlandesa James Connolly declaró que la causa del trabajo era la causa de Irlanda, y viceversa, siendo imposible separarlas. También declaró que, aunque se izara la bandera verde sobre el Castillo de Dublín, Inglaterra seguiría gobernando Irlanda mediante sus instituciones financieras y sus terratenientes. Ha llegado el día en que Irlanda será presidida por alguien que comparte su apellido.

Las mayores movilizaciones recientes en Europa no han sido contra una supuesta invasión rusa que justifique la militarización total del continente, sino contra el genocidio en Palestina. Y eso dice mucho. El pueblo tiene un límite que sus gobiernos no parecen tener. La gente rechaza la guerra. Por eso, cuando se ofrecen opciones electorales que rompen con los discursos impuestos, el pueblo responde. Lo que ha ocurrido en Irlanda no es un caso aislado. En Francia, el pueblo también habló, y lo hizo a través del Nuevo Frente Popular, aunque Macron y la UE estén haciendo todo lo posible para anular ese mandato popular. Y esa es la clave que, en este contexto, debería guiar cualquier frente amplio en Europa: no una suma de nombres ni una alianza por conveniencia contra un fascismo abstracto mientras se sigue alimentando al fascismo real, que dimana de la desafección de esa juventud sin derechos ni futuro, que en el occidente "democrático" solo ha conocido una especulación desaforada que, sin el menor control por parte del Estado, le niega incluso la vivienda.

En medio de este escenario, donde algunos quieren hacernos creer que la "alternativa" es dividir a los de abajo, convirtiendo al migrante en enemigo y al pobre en amenaza, o enfrentarnos con difusos "enemigos" extranjeros, emergen también proyectos que representan una esperanza. Y aunque probablemente la presidencia de Catherine Connolly —una independiente apoyada por el Sinn Féin y por otras fuerzas de la izquierda irlandesa— no haga lo suficiente en el marco de los enormes retos que se le presentan, y menos aún, como decíamos al inicio, tomando en cuenta las limitaciones de su cargo. Sin embargo, su victoria es, sobre todo, una señal que nos indica que los pueblos aún aspiran a otra vida.

Su elección rompe con múltiples trampas del presente: la que nos repite desde Bruselas que no hay alternativa al capitalismo financiero y al militarismo; la que desde la extrema derecha convierte el hartazgo en odio al migrante y a la clase trabajadora organizada; y también la que desde cierta izquierda institucionalizada aceptó que el sistema no podía ser transformado, limitándose a una gestión más amable de lo inaceptable. Entre quienes se adaptaron hasta desdibujarse y quienes eligieron jugar al populismo reaccionario, el pueblo irlandés eligió otra cosa. Y eso lo cambia todo.

"Our day will come" escribió James Connolly, poco antes de ser fusilado. "Llegará nuestro día", un alegato que no era para él una promesa abstracta, sino fruto de esa misma certeza histórica de que todo orden injusto puede ser vencido. Y hoy, ese valiente pueblo irlandés que tanto sufrió, que luchó durante siete siglos por su independencia y que aún sigue luchando, acaba de votar contra el capital y contra la guerra, contra la xenofobia y contra la ultraderecha.

RUSSIA TODAY DdA, XXI/6155

QUE LAS GAFAS DE SÁNCHEZ LEAN EL BOLSILLO DE LA CIUDADANÍA

Puede que, en efecto, haya sido lo mejor, tal como señala el firmante en esta carta al director del diario El País, pero también lo más destacable de la comparecencia del presidente del Gobierno esta semana pasada en el Senado, donde el Partido Popular hizo el ridículo en su vano intento por acogotar a Pedro Sánchez a cuenta de las corruptelas del Koldo. A propósito de las gafas del jefe del gobierno, también ha sido muy lúcido el comentario del diputado Rufián, que al resumir el balance de esa comparecencia subrayó el fracaso del partido opositor en el hecho de que la noticia, a la postre, estuviera en las gafas y hasta en el precio de las mismas. Bien es cierto que para los medios de la derecha el interrogatorio del senador conservador fue incisivo, mientras que para otros medios fue caótico y muy poco o nada productivo. Este Lazarillo coincide con César López Llera al darle a las gafas de Pedro Sánchez el más provechoso de los objetivos: leer los bolsillos de la ciudadanía. 


"Lo mejor de la comparecencia del jueves del presidente Pedro Sánchez fue verlo con gafas para la presbicia, lo que nos asegura su intención de ver bien de cerca. Quizá así deje de vanagloriarse tanto de los datos macroeconómicos de su mandato y se fije más en los bolsillos de la ciudadanía: el 13,6% de la población se encuentra en situación de pobreza persistente, el 85% de los mayores de 30 años no puede emanciparse, por no hablar de la imposibilidad de la mayoría de cualquier edad, no ya de hacerse con una vivienda, sino siquiera en alquilarla, muchos pensionistas siguen teniendo problemas para llegar a fin de mes y sigue existiendo precariedad laboral. De Feijóo, mejor no hablamos, porque desde que se quitó las gafas, no ve ni de lejos ni de cerca. Quien tenga oídos, que oiga, pero luego no nos quejemos del avance de la extrema derecha".

DdA, XXI/6155

"UN AMOR FUERA DEL TIEMPO", EL DE LUIS SEPÚLVEDA Y CARMEN YÁÑEZ

 


Félix Maraña

Carmen Yáñez y Luis Sepúlveda (1949-2020) son como un duplicado de vida. Nacieron en Chile, lucharon contra la dictadura de Pinochet, que los maltrató y expulsó de la heredad al exilio, compartieron amor y lejanías, se divorciaron, para volverse a casar y rellenar el estadillo de las circunstancias de una vida plena. Ambos han sido escritores, uno de los motivos de vida y unión, por encima de lo ideológico.

Todo fue venturoso, hasta la muerte de Sepúlveda, motivada por el Covid, en la ciudad de Gijón un día de 2020. A Carmen, el deceso del ser querido le llenó de oscuridad, que ahora convierte en luz con la publicación de un libro, “Un amor fuera del tiempo” (Eragin Ediciones, 2025). Pero ni la muerte, el exilio y la cárcel pudo interrumpir el amor, que ahora retrata la viuda.

Carmen nos dice que conoció y trató a Lucho Sepúlveda, joven, como ella, universitario y militante comunista en el Chile de 1975, llevando su lucha por el desarrollo de sus gentes desde la universidad a los poblados, en programas de alfabetización. Se casaron (“experiencia maravillosa”), y tuvieron un hijo. El gobierno encarceló a Carmen, estando presa en la tristemente famosa Villa Grimaldi. Con el exilio de Naciones Unidas, en 1976, Carmen logró salir de Chile, con destino al país de acogida, Suecia. Muy cerca vivía en Alemania el padre de su hijo, ya para entonces famoso escritor en toda Europa. Carmen había tenido otro matrimonio en Suecia (“muy mala experiencia”), donde aprendió el idioma, y enhebró la relación con Lucho, que hablaba alemán. Ambos querían recuperar el tiempo perdido, el idioma, el horizonte. “Lucho tenía excelentes valores humanos –nos confirma Carmen–, y la relación con él sería de nuevo fantástica. Pronto decidimos volver a vivir juntos, y en 1996 nos instalamos, por decisión de ambos marido en Gijón”. 

La muerte que separa

Cuando ambos iban en ambulancia hacia la UCI en Oviedo ninguno de los dos pensaba estar en el hospital más de cuatro días. Pero una neumonía sobrevenida llevó al poeta a la tumba. “Es curioso, pero me resultó difícil asimilar que aquel poeta que era Lucho, de pronto, se había convertido en Europa en un escritor famoso. Pero el amor y la comprensión, que nunca se interrumpió, hizo el resto”, nos dice ahora Carmen Yáñez, quien corrige como puede su duelo y su nostalgia cuidando la obra de su amor y alentando el conocimiento también de su experiencia vital.

Sepúlveda se dio a conocer en Europa por una novela, “Un viejo que leía novelas de amor” (1989), pero su obra va más allá, tanto en la narrativa como el periodismo. Recientemente tuvimos noticia de su libro de poemas “Disparos al aire” (Hiperión, 2023), prologado por Alejandro Céspedes, en el que apreciamos los ecos de unos antecedentes líricos que prenden en su primera juventud, al amparo de ecos de su compatriota Pablo de Rokha, a quien trató y conoció en su Chile natal. De algún modo esta familia sigue inspirándose en Pablo de Rokha y su esposa , pues una de sus sobrinas, Cecilia Winétt (“Estuario de la nostalgia”, 2024), ha tomado como apellido el nombre de la mujer del primero, también importante poeta en el Chille del siglo XX. Esos ecos de ideología y pensamiento rebelde se mantuvieron en la vida y obra de Sepúlveda, quien, después de recorrer media Europa como refugiado político, recaló en Gijón, en donde tuvo especial protagonismo en la actividad cultural de la ciudad asturiana.

La unión de dos continentes

La historia que dibuja la vida de este escritor tiene de este modo por escenarios dos mares, dos orillas, dos continentes, dos mujeres en una y un solo amor. Bien es verdad que es un amor compartido con la pasión y vivencia de la literatura y la lucha por la libertad. Hay como un respiro oceánico en la pareja que forman Carmen Yáñez y Luis Sepúlveda, y viceversa. Es la historia resumida de dos vidas, fundidas y confundidas, de dos matrimonios entre sí, de dos culturas en una misma cultura e idioma: la chilena, la castellana, de constante mirada universal.

Carmen Yáñez hace ahora en este libro memorial de notaria de un tiempo, una vida, dos vidas, conjugadas por y en el amor, que merecieron dos oportunidades y, para colmo de notarías, dos bodas. Los unía a buen seguro mucho más que los documentos legales, como prueba el relato que ahora nos ofrece Carmen, cuando ya Lucho está al otro lado del tiempo. Así, nos ayuda a recuperar la vida y milagros de un ciudadano, exiliado permanente, huido y perseguido por causa de la justicia, que tuvo en su vida el noble oficio de escribir para relatar, imaginar e intentar cambiar el mundo conjugando verbos, imágenes y experiencia vital.

Sepúlveda, después de haber vivido experiencias muy traumáticas: golpe de Estado de Pinochet, cárcel y terror, también como militante de la lucha revolucionaria en Nicaragua por un tiempo, inicio del peregrinaje del exilio, llegando a recalar en Gijón, ciudad que se convirtió en tierra de promisión. Algo así como un pequeño paraíso, al lado de la mujer que amaba, y donde encontró la felicidad de los instantes, aunque aquí también recibió el remate de la muerte.

Un amor fuera del tiempo

“Un amor fuera del tiempo” –que lleva un prólogo de quien esto escribe y un testimonio de lectura de Bernardo Atxaga– es un testimonio de vida, ofrecido por una mujer que, además de escritora tuvo la suerte de vivir los avatares públicos y privados de un hombre que murió cuando todavía llevaba dentro una gavilla de ilusiones. “Pelusa”, el nombre de afecto con el que trataba a Carmen, va más allá de dar cuenta de hechos y vivencias de su marido escritor, y relata con cierto tono de humor las vicisitudes de ese caminar conjunto, a pesar de la distancia que supusieron esas dos décadas entre su primer y segundo matrimonio.

Carmen y Lucho se trataban de usted en la intimidad. Así lo aprendieron de sus mayores. Lo suyo fue un pacto de vida, de un amor de “fuegos y sabores”, como dice el poema “Pacto post-matrimonial”. En ese acuerdo está el cuidado de la memoria del amor difunto, el aliento y alimento del fuego que fue. Carmen se encarga de promover las ediciones de la obra de Lucho, así como cursos y conferencias particularmente en Italia, donde el novelista sigue teniendo muchos lectores. En ese país ha salido ahora un nuevo libro de poemas, “un libro duro”, nos dice Carmen, traducido al italiano. Así se conforma una memoria que n deja de ser la “prórroga del futuro a la vez que fijación del pasado”, donde hubo vida y mucha vida. La muerte no estaba en el programa.

EL CORREO VASCO

sábado, 1 de noviembre de 2025

MAZÓN DIMITIRÁ EN BREVE



Félix Población

Leemos en The Objective, una publicación que generalmente parte de fuentes bien informadas -sobre todo cuando se refiere a informaciones sobre la derecha-, que la dimisión de Carlos Mazón puede ocurrir esta semana próxima, después de la reunión celebrada ayer viernes en la que los presidentes del Partido Popular de las tres provincias de la Comunidad de Valencia debatieron sobre la preocupación que existe en el partido conservador de esta autonomía ante el deterioro que está ocasionando la permanencia en su cargo del actual president de la Generalitat. Esa dimisión comportará también que Mazón renuncie a ser candidato a la reelección, obviamente, por lo que su salida abrirá un proceso interno en el partido a la busca de su recomposición tras la crisis generada por negligente y torpe prevención y gestión de las inundaciones sufridas hace un año en aquella comunidad y en las que murieron 239 personas. Entre los alcaldes y concejales del Partido Popular de la Comunidad de Valencia pareciera que todos a una reconsideraran nefasta para los intereses del PP a partir de la presencia de Mazón en el acto en memoria de las víctimas, que tuvo lugar recientemente y en donde se dejaron oír las voces y gritos contra el president por parte los familiares de las víctimas, como si tuviera que celebrarse ese acto y transcurrir todo un año, además, para que pensaran en la posibilidad de no ser reelegidos en las próximas elecciones municipales. Con todo, si se produjera esa retardada dimisión, como parece más que posible, no creo que reparase los efectos negativos de la lamentable estrategia política de Feijóo manteniendo en el puesto a Mazón a lo largo de todo un año, después de doce manifestaciones masivas de la ciudadanía contra su permanencia.

DdA, XXI/6154

TRADICIONES NUESTRAS: NOCHE DE DIFUNTOS BERCIANA, BABIANA, SANABRESA O ALISTANA


Gus Cornel Weiland

Nadie que haya pisado un pueblo del Bierzo, babiano, sanabrés o alistano puede ignorar ese pálpito de lo inmemorial cuando cae la última luna de octubre y el aroma de la leña y a castañas asadas se mezcla con el vaho de los vivos y el regreso de los difuntos. Samaín, dicen los eruditos, es herencia de druidas y en verdad significa el “fin del verano”, siendo la noche donde los muros entre mundos se vuelven membranas y los antepasados acuden reclamando fogón y memoria.
Antaño las hogueras crepitaban en plazas, cortinas y eras, y alrededor de éstas la vecindad tomaba el fuego como refugio y comunión. No faltaba el tizne en los rostros de rapacicos y mozos para ahuyentar, según la costumbre, a los trasgos y dolientes que deambulaban durante esa noche. El hogar se transformaba en altar doméstico, se dejaban castañas, manzanas, un puñado de nueces e incluso dulces rosquillas al pie de la ventana, por si algún espíritu hambriento buscaba todavía la tibieza que la muerte le negaba, y si el difunto de la casa regresaba, no había reproche alguno, sólo el rumor de la gaita y la promesa del magosto compartido, ese festín elemental en que las castañas (una por cada alma) chisporroteaban, liberando de paso a los penantes del purgatorio.
Algunos tallaban rostros grotescos en remolachas o nabos (que en muchos lares denominaban "calacú") esculpidos para advertir a la muerte que aquí en las tres provincias de León “se la conocía y respetaba”. También se contaban historias al rumor del fuego y nadie cruzaba los caminos esa noche no siendo que se encontrará uno con la Estadea, la Güestia o procesión de ánimas. En nuestros días, queda aún la certeza de que mientras el fuego siga reuniendo manos y memorias en esta noche mágica de "Samaín" o de difuntos, ningún olvido será definitivo y ningún ausente dejará de ser convocado.

DdA, XXI/6154

¿POR QUÉ MOLESTA TANTO LA PALABRA "PRESIDENTA" Y NO "ASISTENTA" O "SIRVIENTA"?


A propósito del breve y oportuno comentario de mi estimado profesor Enrique del Teso, quiero recordar que en nuestros días, en la iglesia católica, apostólica y romana, aún existen ciertas órdenes religiosas femeninas que llevan por nombres fundacionales los de Siervas de San José (que mi hija de pequeña llamaba hierbas de San José) o Esclavas del Corazón de Jesús. Ambas órdenes se dedican a la enseñanza concertada en nuestro país.

Enrique del Teso

Cada cierto tiempo sacan el tema de “presidenta” o “presidente” los que no tienen ideología, sino biblioteca:
A alguien que canta se le dice cantante, no hay mujeres cantantas.
A alguien que hace comedia se le dice comediante, no hay mujeres comediantas.
A alguien que se opone se le dice oponente, no hay mujeres oponentas.
A alguien que preside se le dice presidente, no hay mujeres presidentas.
Se equivocan, pero me da pereza explicarlo ahora (la RAE recomienda “presidenta”, en este caso es inocente). Solo digo que algunos que venimos de biblioteca pública y con ideología a cuestas nos preguntamos por qué la palabra que molesta es “presidenta”. Nunca ejemplifican su saber con “asistenta” o "sirvienta”, que son el mismo caso. Igual no tienen tanta biblioteca y tienen carros de ideología.

DdA, XXI/6154

EL OTRO LIBRO DE JUAN CARLOS CUANDO ERA PRÍNCIPE DE ESPAÑA

El diario francés Le Point nos ha puesto en antecedentes de lo que el libro de memorias del rey emérito y huido cuenta, sobre todo en los referente al dictador que restauró la corona borbónica y con el que -en palabras del autor- casi mantenía una relación paterno-filial. Abundando en lo mismo, también el diario Le Figaro ha publicado una entrevista con el autor, no en vano el libro se publica en aquel país, en la que Juan Carlos de Borbón expone lo que sigue con relación a Franco: "¿Por qué mentir, si fue una persona que me hizo rey, y en realidad me hizo rey para crear un régimen más abierto? Le respetaba enormemente, apreciaba su inteligencia y su sentido político. Nunca dejé que nadie lo criticara delante de mí. Nadie pudo destronarlo ni siquiera desestabilizarlo, lo cual, durante tanto tiempo, es un logro". En línea con ese criterio, Xulio García ha tenido a bien rescatar unos fragmentos de otro libro anterior del Borbón cuando llevaba el título de Príncipe de España y que se publicó en 1970, cinco años antes de su coronación como rey, publicado por la Editorial del Movimiento bajo el título Palabras de su Alteza Real el Príncipe de España Don Juan Carlos de Borbón y Borbón, del que el propio Xulio nos pasa algunos fragmentos, empezando por el discurso que pronunció el 10 de febrero de 1970 en el acto de clausura del Consejo General de la Guardia de Franco. También se la conoció por Guardia Mora, como sabe muy bien Abascal, por estar integrada en los comienzos de la dictadura por una unidad de élite de origen marroquí, caracterizada por los pomposos uniformes:



PAG 41
[...]
vosotros estáis integrados en una organización que de acuerdo con el artículo ocho de los Estatutos del Movimiento, hace de vuestras tareas un servicio activo a los principios del Movimiento y Leyes Fundamentales del Reino. Habéis jurado servir a España, yo también; habéis jurado fidelidad a los principios del Movimiento y a las leyes fundamentales, yo también; HABEIS JURADO LEALTAD A FRANCO Y A LO QUE FRANCO SIGNIFICA, YO TAMBIEN; queréis para España el esfuerzo continuado que le asegure su grandeza y su lealtad. Yo también quiero lo mismo,
pag: 45
A los Alféreces provisionales
Palacio de la Zarzuela. Madrid 3 de marzo de 1970
(..) Vosotros habéis querido reuniros en Hermandad y montar guardia vigilante para salvaguardar los valores permanentes que son los que supisteis defender heroicamente en momentos trascendentales de la vida de nuestra patria.
Noble y fundamental decisión que nos permite contemplar con tranquilidad nuestro futuro. La tarea en que estamos comprometidos responde a las constantes históricas de nuestra monarquía secular y por ello Franco ha querido dejar bien sentado que sea ésta forma de gobierno tradicional la que herede el Estado surgido con el esfuerzo y la sangre de LOS MEJORES. HE JURADO LEALTAD A LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL MOVIMIENTO, ideales por los que murieron vuestros compañeros en la CRUZADA, SOBRE ESTOS IDEALES tenemos que basar el desarrollo del país buscando sin desmayo la grandeza de España.

EL HIJO ADPTIVO DE FRANCO ESTÁ TRISTE Y PIDE CARIÑO
Iñaki Anasagasti

Está el emérito en clave de escritor reivindicativo a punto de presentar unas memorias en las que se pone de víctima y dice que trajo la libertad a España a pesar de lo cual, él nunca ha sido libre. Pues buenos paseos se da por Sanxenxo con sus amigotes.
Lo dice en plan lacrimógeno, doliéndose de las críticas teniendo en cuenta lo todo lo dado y se ha sacrificado por España. De la entrega del Sahara a Marruecos, del 23 F, las comisiones, sus amantes, y las corruptelas, no sé si dirá mucho, yo creo que nada, para decirnos a continuación que su mujer Sofía no le visita y que él, tras cuarenta años de duro trabajo, no cobra pensión. Pobrecito.
Lo curioso es que tras haber hablado de libertad, se pone a dar loas a Franco, uno de los mayores asesinos de ciudadanos de toda la historia y contrario a todo tipo de libertades (¿y las víctimas…?). Bien gracias.
Sus acólitos nos dicen que son éstas las contradicciones con las que viven, no dichas siquiera con poca diferencia de tiempo, sino casi casi en la misma frase, que aquí todo cabe, esta es una diferencia notable con las monarquías europeas, que lucharon contra el fascismo y no fueron reinstaurados por el mismo dictador. Como si Hitler hubiera puesto de nuevo en el trono a familiares del Káiser y Mussolini a los Saboya.
Por otro lado aquí hay un artículo sobre algunos de los bares de España, en los que se ensalza el fascismo, la dictadura y el franquismo (¿y las víctimas…?), ¿se imagina alguien algo similar, solo que cambiando la palabra Franco por la palabra ETA?.
A todo esto hay que sumarle el récord mundial de fosas comunes de republicanos y gudaris y milicianos sin desenterrar o el auge de VOX (incluso entre los jóvenes españoles…) o negacionistas de la barbarie franquista que presiden municipios, provincias, comunidades autónomas, etc.
Y frente a todo esto (y muchas más cosas), ¿qué dice la presunta intelectualidad española?. No existe como tal. Son mudos. Y eso, tras décadas de lo que se supone democracia.
Este conjunto de cosas, te recuerda aquello dicho por unos respecto a otros, de «¿Esta es una sociedad enferma?», esto es «El mundo del revés».
Y luego lo llamarán, «Leyenda negra»….
Sin remedio

DdA, XXI/6154

"ABRIR LA TIERRA": 6000 FOSAS COMUNES MANCHAN AÚN ESPAÑA DE TENAZ INFAMIA

"Hoy, un cuarto de siglo después de aquella excavación pionera del Bierzo, se calcula que continúan sin rescatar más de 100 000 personas en cerca de 6000 fosas comunes que manchan el mapa con su tenaz infamia. La interesada amnesia política y mediática, la desidia institucional y la crónica falta de recursos dificultan o frustran las localizaciones y los trabajos". La reseña en El Cuaderno de mi estimado Antonio Monterrubio del poemario "Abrir la tierra", del poeta zamorano Luis Ramos de la Torre, nos recuerda que exponer la ignominia, no dejar que la recubran las nieves del tiempo, la malevolencia y la desidia, es labor que a la conciencia de cada uno compete.


Antonio Monterrubio

Abrir la tierra es un libro necesario y urgente. Quizá sorprenda este último calificativo, cuando hechos allí aludidos se remontan a casi nueve décadas atrás, camino ya del siglo. Pero esa urgencia es el indicio más claro de la indecencia de múltiples facetas contra la que claman estas páginas. Un viejo chiste recomienda sagazmente buscar las llaves no donde hay luz, sino en el lugar mismo en que se perdieron. Otro tanto sucede con la vergüenza. Debe recuperarse allá donde fue extraviada. Si la Transición que se nos vende como modélica hubiera gozado de las calidades con que se la publicita, la senda de verdad, justicia y reparación resultaría mucho menos larga y tortuosa. La España democrática no ha sabido –o no le han consentido– mostrar la exigible altura moral para con las víctimas del franquismo.
Cada vez quedan menos testigos vivos de la infamia, mientras hay quien espera que el paso de las generaciones vaya diluyendo el dolor, hasta anularlo. Pero, como el filósofo y poeta Adolfo Sánchez Vázquez nos advirtió en versos escritos en un exilio sin retorno, «el pasado no pasa enteramente / y el que olvida su paso, su presencia / desterrado no está, sino enterrado».
Luis Ramos de la Torre emprende un viacrucis lírico por tres estaciones de aquella ignominia de la que venimos y que aún no hemos dejado atrás. La primera parte del libro, «Letanía del topo», se centra en la triste figura de los enclaustrados (in)voluntarios que permanecieron largo tiempo en el limbo, fuera de todo contacto humano, salvo con uno o dos seres cercanos. Atrapados en su estrecho laberinto, eremitas recluidos en el interior de su concha veían pasar los meses y los años sin ánimos y sin esperanza, con el miedo arañando las paredes de su refugio. Sus vidas hacen pensar en el protagonista del relato de Kafka La Madriguera, que construye su guarida temiendo a cada minuto que sus enemigos lo alcancen y la noche definitiva caiga sobre él.
Aquí los nombres de los emparedados, nomenclátor del dolor causado por el agobio y la pena, se entrelazan con fragmentos de prosa poética. Se incluye una sucesión de bendiciones a la vida, el silencio, la oscuridad, la casa, todo cuanto mantiene aún, contra viento y marea, los latidos del corazón. Y siempre «con la esperanza entre los dientes», según reza el título de John Berger citado por el autor. La palabra TOPOS, repetida en mayúsculas en estas páginas, suena cada vez como un aldabonazo que llama a lo más íntimo de la conciencia, que conmueve las entrañas. Los últimos versos del poema que cierra esta sección nos transmiten el anhelo nada secreto de todo topo, de aquellos y aquellas –pues las hubo– que conocieron la angustia y la demencia que acompañan a la muerte en vida:
Ansía, sin más,
             renacer en su respiro.
Darse de alta del silencio.
             Vivir.
Habilitar sin más su letanía.
Ese era también el deseo, callado por la razón de la fuerza, de muchos que paseaban por la calle poseídos por el miedo o la resignación. Y más aún de quienes apretaban con rabia los dientes bajo el yugo de la tiranía y la miseria moral, suspirando por volver algún día a la vida.
El segundo apartado de Abrir la tierra evoca la tragedia de tantos miles de presos, mantenidos en condiciones infrahumanas durante años y que, en no pocas ocasiones, acabaron sucumbiendo a la crueldad infinita. Comienza con un recuerdo emocionado a Miguel Hernández, poeta del pueblo y para el pueblo, vilmente llevado a la muerte por el abandono y la saña de sicarios implacables. «Si no tuviese ojos» ejemplifica en la antigua prisión de Lugo el terror sembrado por el fascismo a lo largo y ancho de esta sufrida piel de toro. La cárcel era el agujero negro más allá de cuyo horizonte de sucesos nada podía verse, donde reinaron por décadas el maltrato, la tortura, las vejaciones y el asesinato.
También aquí los nombres de los desdichados que padecieron en sus carnes el frío, el hambre y las enfermedades balizan el texto poético.  Y la primera pregunta que nos asalta es «¿de qué sirvió todo aquel dolor?».
O Vello Cárcere.
Lugar turístico, hoy.
             Centro Cultural.
[…]
¿Dónde el reconocimiento?
             ¿Dónde el recuerdo
por tanto sufrimiento sin sentido?
Quedan nombres en las paredes, sí, pero con eso no basta. Solo la exposición valiente y completa del espanto acumulado en aquellos años de plomo puede derrotar la ignorancia. Deberíamos sentirnos abochornados de que, medio siglo después de la desaparición del dictador, no se haya devuelto la honra y rendido el inexcusable tributo a todos esos cuerpos dolientes que, con frecuencia, supieron del tormento, la inanición y la agonía.
Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabello ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo,
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal.
Primo Levi escribió estas palabras al comienzo de Si esto es un hombre, primer volumen de su Trilogía de Auschwitz, crónica del horror y las privaciones cotidianas de aquellos prisioneros a quienes se les negaba la dignidad, e incluso la propia condición humana. Muchos fueron los que aquí, de Pirineos abajo, conocieron suertes similares. Por todas esas víctimas son necesarias la verdad, la justicia y la reparación, aunque sea tarde. En esta elegía por cuantos malvivieron y a veces malmurieron en las cárceles de la dictadura, demanda, exige Luis Ramos:
No más silencio ajado.
Ni vergüenza
Inexplicable y ruin es tanto engaño,
tanta desmemoria y ajada Democracia.
Hágase ya la luz.
Venga su claridad sin miedo.
La tercera sección de Abrir la tierra, «La voz de las cunetas», reproduce buena parte de los poemas que en su día integraron Entre cunetas, publicado en 2015. Poco ha cambiado desde entonces. Las llagas siguen sin cicatrizar, y el esfuerzo para acabar con tamaña inmoralidad se nos antoja rácano y temeroso. Todos somos herederos espirituales de quienes sacrificaron su vida, su libertad o su felicidad en defensa de nobles ideales.
A las ascuas de las heridas
aún no acude
la materia roñosa
de la memoria silenciada,
ni su ceniza sorprendida sopla
la calderilla de tanto mutismo cómplice.
En septiembre del año 2000 se realizó la primera exhumación con garantías científicas de una fosa de la guerra. Fue en Priaranza del Bierzo, León. Allí fueron tirados sin miramientos los cadáveres de trece hombres fusilados por su fidelidad a los valores republicanos. Hasta ese día, cuando la nueva etapa democrática había cumplido ya veintitrés años, el arañar la tierra en busca de los asesinados había sido cosa de los familiares, amigos o vecinos. Hoy, un cuarto de siglo después de aquella excavación pionera del Bierzo, se calcula que continúan sin rescatar más de 100 000 personas en cerca de 6000 fosas comunes que manchan el mapa con su tenaz infamia. La interesada amnesia política y mediática, la desidia institucional y la crónica falta de recursos dificultan o frustran las localizaciones y los trabajos.
Cuando se habla de desaparecidos, nos movemos en el campo de minas del eufemismo. No se trata de seres evaporados por arte de magia, sino ejecutados a sangre fría, con premeditación, alevosía e inhumana crueldad. Llamarlos así es un ultraje. Solo sirve para que los diversos poderes y el público en general lo asimilen y digieran con mayor facilidad y, en consecuencia, lo olviden en el desván de la memoria. Se está atentando contra la verdad al tapar la cruda y dura realidad bajo el manto de palabras balsámicas, pero falaces. Ante las cunetas no basta con denunciar la maldad y la baba funesta de los que demandan pasar página y no reabrir heridas. Tampoco con esgrimir el piadoso argumento de dar satisfacción a las familias de los aplastados por la barbarie fascista. Cuando se excava y, lentamente, van apareciendo huesos, restos de ropa, un botón, un pedazo de carta, todas las personas de buena voluntad deberían sentirse consternadas por la injusticia y el crimen. No es preciso tener represaliados, encarcelados, torturados o asesinados entre los parientes o amigos. Es suficiente con que la conciencia no se haya agostado bajo los calores del odio político y mediático.
En este país, donde tenemos muertos de primera, de segunda y de tercera, el sentir dolor por cada uno de ellos, sin distinciones ni acepción de personas, es marca de grandeza moral. A veces la empatía cuesta, y sano es admitirlo, pero llegar a ella es un triunfo de la dignidad. Las heridas de un ser humano son patrimonio de la humanidad entera. El duelo por las víctimas de la iniquidad y la abyección es una condena del salvajismo en el que puede caer el hombre abstracto, y de lo caro que lo pagan los hombres concretos. No es una cuestión de banderías. Como señala Manuel Rivas en su prólogo al libro Vencidxs, «la relación con la memoria no es un problema partidario. En todo caso, sería una opción entre el partido de la humanidad o de la inhumanidad». Y es deber inexcusable del partido de la humanidad, si quiere merecer su nombre, sacar esos cuerpos de la tierra del exilio eterno y darles digna sepultura. Así presta oído el poeta a la voz de los humillados y ofendidos:
¡QUITADNOS
esta piedra,
estas sombras
ya de encima.
No la yerba
ni su olor
que nada ocultan!
¡Quitadnos
este peso
ingrávido
que aprieta.
Su canto
de maldad
emponzoñada!
Enterrar con honor a los muertos es un anhelo común a toda nuestra especie, una seña de identidad humana. Como Antígona sabía, esa norma universal e intemporal no puede ser conculcada, suspendida o ignorada por el interés y el capricho de espíritus malvados y vengativos. A lo largo de siglos y continentes, otras han repetido –o intentado emular– el gesto de la joven tebana. Miles de fallidas Antígonas han vagado por los campos y las calles de España sin hallar jamás el cadáver amado sobre el que depositar un puñado de tierra. En su nombre y contra las estrategias del olvido planificado, se impone enarbolar, como en este libro hace Luis Ramos de la Torre, la voluntad de una memoria viva, de mantener encendida a perpetuidad la llama de la denuncia. Exponer la ignominia, no dejar que la recubran las nieves del tiempo, la malevolencia y la desidia, es labor que a la conciencia de cada uno compete. «Recuérdalo tú y recuérdaselo a otros», dice el verso de Luis Cernuda en el poema «1936» incluido en La desolación de la quimera. Al noble empeño de reavivar el testimonio y darle permanencia pertenece, por derecho propio, este Abrir la tierra.
EL CUADERNO  DdA, XXI/6154

viernes, 31 de octubre de 2025

OSO PARDO: COLISIÓN ENTRE SU RECUPERACIÓN Y LA INFRAESTRUCTURA VIARIA*



Félix Población

Una osa parda adulta fue arrollada en la noche del pasado sábado por un vehículo en la carretera que va de Villablino a Rabanal de Arriba. El cuerpo del animal fue localizado en la cuneta de la calzada por el vecindario. Una vez personados en el lugar los agentes medioambientales y agentes del SEPRONA,  se tomaron las diligencias oportunas. 

El alto Sil, donde ocurrió el accidente, es uno de los ámbitos comarcales que sirven de territorio al oso pardo cantábrico. La imagen del animal muerto impresiona y duele a quienes admiramos a estos plantígrados tanto por lo impactante de su presencia sin vida como por ser una hembra de una especie protegida sobre la que se deberían tomar medidas que hasta ahora siguen estando pendientes de aplicación. 

Tanto los vecinos de las localidades situadas en esas comarcas  como los colectivos medioambientales donde ha ocurrido el atropello vienen insistiendo reiteradamente en la necesidad de una señalización específica y medidas de control de velocidad en carreteras que, como la de Villablino a Rabanal de Arriba, cruzan un entorno de monte cerrado y existen pasos habituales de fauna, sobre todo de osos, corzos y jabalíes, especialmente  al amanecer y al oscurecer. 

Me consta, como aficionado a la bicicleta y por las velocidades excesivas a las que circulan algunos vehículos en algunas carreteras de la provincia leonesa donde está señalada la posible presencia de fauna en la calzada, que de nada sirve esta señalización si no hay controles que sancionen el exceso de velocidad sobre la que está marcada. Muy pocos la respetan, por lo que  no es raro ver alguna víctima de esa fauna en las cunetas.

Me gustaría pensar que el conductor del todoterreno que atropelló a la osa iba a la velocidad marcada en esa carretera, si es que había señales. Celebro que saliera ileso del accidente, pero me gustaría saber también el lugar del impacto en su automóvil, así como  si el animal iba por el centro de la calzada o por la orilla como suele ocurrir en este tipo de avistamientos, al advertir las luces del vehículo y a la espera de encontrar el camino de fuga hacía el monte. 

Los osos suelen usar rutas marcadas por sus costumbres ancestrales. Somos los seres humanos los huéspedes de un territorio que les es propio  y que hemos contribuido a invadir hasta el punto de poner en peligro su sobrevivencia. Hablar ahora de exceso de población en esta especie, con motivo de un atropello que mata a un ejemplar y, sobre todo, a una hembra, me parece un despropósito. Se debe hablar de convivencia, de cómo las personas y la fauna deben habitar un territorio común sin riesgo para unas y otra. Sobran los despropósitos cuando se trata de defender nuestro patrimonio natural privilegiado y la convivencia de sus lugareños con la fauna que lo habita. 

Hasta trece osos han sido atropellados en las carreteras de Asturias, Cantabria, León y Palencia desde 2008, según la Fundación Oso Pardo. Diez murieron en el atropello y de los otros tres no se pudo recuperar el cadáver. En ninguno de los accidentes se registraron víctimas humanas. Estos datos evidencian la recuperación de la población osera, según la citada fundación, pero también la peligrosa colisión entre esa recuperación y la infraestructura viaria.

*Artículo publicado en Heraldo de León

DdA, XXI/6153