Félix Población
¿Alguien antes de ayer podía imaginar que el fallo de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo en el caso contra Álvaro García Ortiz, Fiscal General de Estado, siendo además condenatorio como ha sido, se podría adelantar sobre la propia sentencia y dar a conocer en la misma fecha del quincuagésimo aniversario de la muerte del dictador y caudillo de España?
Con sólo pensarlo, esto nos parecería demasiado expresivo por parte del citado tribunal, aunque lo formen una mayoría de fiscales conservadores. Pero así ha sido, quizá por temor a que el fallo se filtrara antes de la sentencia, pues de filtraciones va el asunto. Sin que la sentencia esté redactada, porque una de las dos magistradas que no compartieron tal fallo iba a ser en un principio quien lo hiciera, los restantes colegas es como si se hubiera dicho en complicidad con el calendario que la de ayer era una fecha oportuna para publicar lo que el magistrado emérito de ese mismo Tribunal Supremo Martín Pallín considera "lo más parecido al golpe de Estado contra Lula, Dilma Rousseff, Evo Morales o Rafael Correa".
A García Ortiz se le condena sin pruebas y pasando por encima del testimonio de cinco profesionales de la información de diversos medios que, dispensados de revelar su fuente por deberse al secreto profesional, sí quisieron aclarar en el juicio que la fuente reveladora de secretos que no lo eran no era el Fiscal General del Estado.
Gabriel Rufián*, el portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, ha sido todo lo claro que siempre suele ser quien posiblemente sea uno de los diputados más lúcidos del hemiciclo, no sólo al explicar que se juzgue al presidente del Tribunal Supremo por supuestamente filtrar una información que días antes conocía la mitad de la prensa de Madrid -y también la fiscal general de Madrid que se negó a investigar más de 7.000 muertes en las residencias de esa Comunidad-, sino al darle un significado al fallo del Tribunal Supremo: El mensaje es claro, Ayuso no se toca.
Lo quiso hacer el anterior líder del Partido Popular, Pablo Casado, con el pelotazo del hermano de esa señora con las mascarillas en plena pandemia, y acabó mal. Lo quiso hacer el Fiscal General del Estado por el fraude fiscal del novio de Díaz Ayuso y ha sido condenado. Pareciera que la diligencia en resolver estos casos a favor de la presidenta cuya gestión de la pandemia ocasionó la muerte de más 7.000 ancianos en las residencias por no recibir asistencia hospitalaria, podría obedecer a aquella consigna de Aznar el de las mentiras sobre el atentado terrorista más sangriento en la historia de España: el que pueda hacer, que haga. El que pueda aportar, que aporte.
No, no nos habíamos atrevido a imaginar que el Tribunal Supremo de España, en las personas de cinco de sus miembros, iba a tener la azarosa bravata de hacer coincidir su fallo con la fecha del fallecimiento del dictador. Pero sí estamos convencidos de que de su criterio se desprende que, una vez más, a la señora presidenta del gobierno autonómico de Madrid no se la toca.
También parece cada día más verosímil -vistas estas protecciones, tanto en su partido como en la judicatura- que sólo ella, a la postre, con toda su ineptitud y precario bagaje intelectual -está probado que no son necesarios-, pueda dar el salto a la presidencia de la nación, después de haber aglutinando tan a su favor en la comunidad madrileña -con los protocolos de la vergüenza a su cargo- el voto de la derecha y la extrema derecha.
El mensaje es claro, Ayuso no se toca, porque de tocarla y no protegerla la derecha y la extrema derecha carecerían de la lideresa que las puede aglutinar para el gobierno de España**.
*“Hay una parte del Poder Judicial que hace mucho tiempo que hace golpismo, porque los golpes de Estado se hacen desde un plató y en sede judicial, es así de duro. Es un buen día para recordar que un montón de jueces se acostaron franquistas y nos contaron que se levantaron demócratas. Más allá de condenar al fiscal general del Estado, el mensaje es claro: Ayuso no se toca. Es la gran esperanza blanca de toda esa parte del Estado que va en contra del Gobierno. Hermano de Ayuso. 280.000 euros en comisiones. ¿Quién pilla? Pablo Casado. Novio de Ayuso. 350.000 euros en comisiones. ¿Quién pilla? El fiscal general del Estado. El mensaje es claro: Ayuso no se toca".
**Coincidencias curiosas: Andrés Martínez Arrieta, ponente que fue de la inhabilitación del juez Garzón tras las corrupciones de la Gürtel, lo es ahora en la inhabilitación de García Ortiz, y Ángel Hurtado, otro de los jueces del Tribunal Supremo que condenó al Fiscal General fue el único que se opuso a la condena del PP por la Gürtel. Activistas políticos a favor del Partido Popular, los llamó el magistrado emérito Martín Pallín. Esto es un caso de Lawfare de libro, ha dicho.
DdA, XXI/6174


1 comentario:
IDA-MAR son, en estos momentos, la pareja de hecho más peligrosa del país para pisarles un callo... Claro que detrás está sin duda toda la red tejida en la Comunidad por Esperanza Aguirre (de la mano de quie IDA llegó, insólitamente -recordemos que llegó perdiendo muy claramente unas elecciones con el metafísico Ángel Gabilondo, asentada en la presidencia de la comunidad gracias a "los desaparecidos" C's y al apoyo de Vox para la investidura; que, si ésto no se hubiera dado, su paso por la primera línea política habría sido tremendamente efímero, pues su nivel parlamentario es de de parvulario-)... Pero, efectivamente, en este momento el "auien pueda hacer, que haga" los sitúa como un peligro público... Y no hay más que ver la reacción de González Amador sobre la sentencia (todavía no escrita, porque van a tener que pensar mucho para encontrarle algún fundamento jurídico), viniendo a decir que a ver quien es ahora el guapo que se atreve a condenarle... ¿Esto es lo que llamaban democracia?. Por cierto, la pseudodemocracia coronada recolocó los jueces del Tribunal franquista de Orden Público entre el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional... Y parece que siguen siendo muy dignos herederos de aquello.
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