Félix Población
Cuesta creerlo pero la trayectoria de esta mujer, a quien un reconocido exjuez aconseja con muy buena intención un tratamiento psiquiátrico, podría llegar a unos niveles de vileza insólitos en cualquier país democrático del mundo. Me estoy refiriendo a la presidenta de la Comunidad de Madrid, votada mayoritariamente por la ciudadanía, y a sus palabras -celebradas por sus camaradas de escaño y de partido en la Asamblea de la región con una inverecundia difícilmente superable- con relación al abordaje, apresamiento y secuestro en aguas internacionales de la Global Sumud Flotilla.(Llamar a esto interceptación, como hacen la mayoría de los medios me parece escribir al dictado de los apresadores y considerar legal su zona marítima de exclusión). Díaz Ayuso se ha dirigido a la bancada de la izquierda diciendo que los activistas internacionales "ya se han dado el bañito y ahora tocan las subvenciones para chiringuitos". Ha reincidido asimismo al afirmar que Israel no es un Estado genocida, puesto que si los activistas de verdad lo creyesen "no habrían aparecido por allí ni locos", pasando por alto que en otras expediciones hubo activistas asesinados por se mismo Estado genocida. También dijo, siguiendo el guion de su fulero jefe de gabinete, que a la izquierda "le da igual" que se acabe el conflicto, recriminándole que "no quiere la paz". Según esta señora, de lo más nefasto que ha llegado a la política española a partir de su ignorancia natural y con aspiraciones a lideresa de su partido y candidata probable a la Presidencia del Gobierno, sus adversarios en la izquierda "han oído la palabra paz [la del genocida y su padrino] y casi se rompen", y eso se debe a que "quien con Bildu se acuesta, secuestrado se levanta". No es extraño que escuchando tan nauseabundas intervenciones, mi estimado Javier de la Puerta, que es profesor en Jerusalén y forma parte del minoritario número de ciudadanos en verdad pacifistas que en Israel se manifiestan a diario contra el genocidio del pueblo palestino, afirme que la derecha israelí trata con más respeto a los activistas internacionales detenidos que la derecha española (PP+VOX). Si la presidenta madrileña después de esto sigue teniendo posibilidades de aspirar en España a la jefatura de un gobierno nacional, el fracaso de la democracia de 1978 se consumará con un retorno a páginas de la historia que deberíamos no haber olvidado en estas últimas décadas. Sin memoria democrática, la democracia no adquiere la fortaleza que requiere para sobrevivir. Sobre todo, con los aires que soplan. Lo estamos comprobando con su continuado debilitamiento.
PS. Javier de la Puerta nos comunica que acaba de ver un vídeo, que comparte en FB, en el que el ministro Itamar Ben Gyir humilla a los detenidos de la flotilla y se pregunta si va a haber protestas diplomáticas por semejante humillación.
DdA, XXI/6122
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