Se le está dando difusión y una repercusión inmerecida a la gira por las universidades del país del tipo de la imagen (en este caso en la Universidad de Sevilla). Incluso hemos podido ver las amistosas admoniciones de la policía con quien convoca a jóvenes de extrema derecha de modo ilegal, a fin de que desista de su actitud, sin que en ningún momento disuelvan a los convocados. Estamos en 2025 y hace casi cincuenta años, tal como recuerda el autor del siguiente texto y este Lazarillo, también se daba similar protagonismo por parte de los mismos, siendo las circunstancias históricas muy distintas. Entonces, la extrema derecha llegaba a perpetrar asesinatos, la policía seguía siendo la del viejo régimen y faltaba un tiempo para que el eslogan del actual gobierno de coalición Cincuenta años de libertad tuviera el alcance retrospectivo que se le da. Hoy ese eslogan sirve para celebrar conmemoraciones y eventos organizados por el Gobierno, pero a las universidades españolas han vuelto los fachas con sus banderas franquistas y sus saludos fascistas, que en Alemania comportan detenciones por parte de la policía y penas de prisión de hasta tres años, sin que la policía española, a las órdenes de un ministro del gobierno de los Cincuenta años de libertad, pase de una amable regañina al responsable de las convocatorias. Mal vamos.
Yo era joven. Año 76 y nací en el 56. Estaba en la facultad de Ciencias de la Información, cuando los fachas, se pasaban de tanto en tanto por allí a montar bronca y meter de hostias a los estudiantes. Aquella era una facultad de rojazos, no como Derecho, que estaba repleta de fachas. Yo iba de escritor de la muerte, pobre gilipollas; Estaba tomando un coñac en el bar cuando escuché el típico escándalo con la llegada de los fachas. Estudiantes corriendo a refugiarse donde podían. Sabíamos que los fachas tiraban de la pistola de sus papás. Ya había habido diversas muertes causadas por los fachas contra estudiantes que tenían fichados. Alguien gritó que los fachas estaban arrancando carteles en los que convocábamos manifestaciones en la calle para tal día a favor de la democracia. Entonces salí (siempre fui un aventurero) y me los encontré en el arranque de carteles. Eran cuatro. Y esta es la conversación que mantuve con ellos.
-Hola. ¿Por qué arrancáis estos carteles?
Cuando reaccionaron, el líder de los malos dijo:
-Porque sois unos rojos de mierda.
-Venga, os invito a una cerveza en el bar y hablamos.
Una vez en el bar, y tras pedir las cervezas quería hacer un experimento cuasi científico para calmar mi curiosidad. Siempre fui un tipo curioso, pero en aquella ocasión, me pudo mi bisoñez.
-¿Os imagináis que yo me pase por vuestra casa a romper sillas y tirar cuadros al suelo?
Cara de poker de los fachillas.
-Pues estáis es nuestra casa.
Se dieron media vuelta.
Salieron del bar. En el mismo instante escuché unos ayaayais. Aquellos cuatro, incluyendo al líder, estaban metiendo de hostias a un compañero que subía las escaleras inopinadamente camino del bar. Lo dejaron tirado en las escaleras con el abrigo arrugado y la cara hecha unos zorros.
Ya soy mayor. Y los fachas vuelven a las calles haciendo el saludo fascista brazo en alto y lucen banderas preconstitucionales. Y la Policía no los reprime, igual que entonces, tampoco los reprimía.
DdA, XXI/6147

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