Félix Población
Quienes están padeciendo el horror y la desgracia de los incendios forestales en todas las provincias afectadas del país, especialmente aquella ciudadanía residente en dos de las provincias de la España vaciada que más los están sufriendo (Zamora y León), no entienden el retraso con el que Pedro Sánchez (de vacaciones en Lanzarote) ha reaccionado, ni tampoco que la eurodiputada Irene Montero y la secretaria general de su partido hayan tardado casi dos semanas para manifestar lo que ahora declaran por fin y entraba dentro de la lógica de urgencias. Tanto una como otra creen que el gobierno de la nación debe tomar el control de la gestión de lo que ya es, casi con toda seguridad, uno de los desastres medioambientales más graves sufridos en España. En efecto, los incendios son devastadores y la urgencia es frenarlos y garantizar la seguridad de personas y zonas afectadas, así como la de los bomberos y equipos de emergencia", apuntó en redes sociales la exministra de Podemos, "ante la incompetencia del PP y el desmantelamiento criminal de los servicios de prevención y extinción". Igualmente, tanto el portavoz de Podemos Pablo Fernández como Ione Belarra se han expresado en similar sentido, coincidentes en criticar la política llevada por el gobierno autonómico en la prevención de incendios forestales. Hasta el momento de hacer públicas estas declaraciones, hemos asistido a una voraz y desoladora ola de incendios que, en algún caso, llegaron a quemar 4000 hectáreas por hora, como es el que comenzó en la provincia de Zamora y se extendió a la de León. Este sólo dato debería haber sido lo suficientemente significativo -como lo fue hace tres años en la primera de las provincias, con 60.000 hectáreas-, para que todos los partidos con representación política en España, incluido el de trayectoria y coherencia más decentes, hubiesen reclamado lo que la conocida mala gestión del gobierno de la Junta de Castilla y León requería. También lo habrían agradecido los equipos de brigadistas y bomberos forestales que se están dejando en algún caso hasta la vida por hacer su trabajo con profesionalidad durante jornadas extenuantes, con precariedad de personal y medios.
PS. Por cierto, una guerra entre los dos partidos hegemónicos y los medios a su servicio, con profusión de bulos y acusaciones sobre el desastre al que asistimos, es casi como una quema de esperanza para el porvenir de este país.
DdA, XXI/6077
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