José Ignacio Fernández del Castro
«Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo. Evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo del mar libre y ancho.» Antoine Marie Jean-Baptiste Roger de SAINT-EXUPÉRY (Lyon, Francia, 29 de junio de 1900-
Mar Mediterráneo, cerca de Marsella, 31 de julio de 1944): Citadelle, sección LXXV (1948).
Continuamente la gente de orden, los poderosos, sus testaferros políticos y sus voceros mediáticos tratan de ridiculizar a quienes aún se atreven a soñar, tildándolos de locos, más o menos inofensivos, incapaces de hacer una sola propuesta seria para dar paso alguno hacia el mundo que supuestamente quieren... Vamos, los progres de anteayer, los indignados de ayer, los wokes de hoy. Y, sin embargo, ¡qué fuerza la de esos sueños!.
Hay más belleza en la afirmación perrofláutica de que “nuestros sueños no caben en sus urnas” que en todo el ceremonial dramatúrgico de esta pseudodemocracia, más verdad en el grito indignado “poco pan para tanto chorizo” que en toda esa economía financiarizada, más valor en la amenaza naif “si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir” que en los más ejemplares defensores del orden establecido, más alegría en la reveladora ironía “no somos mendigos, practicamos para el futuro” que en cualquier ley supuestamente protectora de derechos básicos universales, más rigor en el aserto para una contabilidad alternativa “no falta dinero..., ¡sobran ladrones!” que en todas las instituciones reguladoras de la actividad económica, más nobleza en la triste constatación “me sobra mes para tan poco sueldo” que en todas las llamadas altas instancias del Estado, más voluntad de enfrentarse a los retos cotidianos en la puntualización política “no somos antisistemas..., ¡somos cambiasistemas!” que en todas las promesas electorales de cambio, más capacidad de disfrute en la sarcástica denuncia “poco pan, pésimo circo” que en los más eminentes programadores de la sociedad del espectáculo, más osada esperanza en la constatación presentista “tu futuro es ahora” que en cualquier directiva europea o plan estratégico de los gestores al uso...
Y es que de poco nos han de servir las leyes y los programas, las instituciones y los derechos formales, los representantes y las instancias mediadoras, si antes no recobramos el amor a la vida, a la libertad, a la brisa de cada aurora, a nuestras raíces comunitarias o a nuestras expectativas de un mañana colectivo... Sin eso no hay sociedad posible. Porque, al fin y al cabo, se trata de mostrar que “no estamos en facebook..., ¡estamos en la calle!”… Ejerciendo un imprescindible nosotros. Mal que les pese a esos fondos israelíes gestores del ocio musical masivo hispano (y otras industrias más agresivas) que, paradójicamente, subjetivizan al personal… Mientras lavan la cara de su país comprando eurovisivos votos ultras.
DdA, XXI/5.992
No hay comentarios:
Publicar un comentario