Con ocasión de las décimas de Maraña a propósito de las clarisas ahora montaraces, decir que luego de Pablo de Rojas y su cura coctelero ‘fake’ que fueron expulsados, de la irrupción de José Ribeiro da Silva y el sacerdote-juez de boxeo Jesús Casas Silva, las ex monjas cismáticas de Belorado estrenan nuevo falso obispo: Rafael Cloquell. También un sedevacantista que tacha al papa Francisco de “hereje”. Nueve meses después del cisma, la deriva sedevacantista se está caracterizando por la inestabilidad respecto a sus mentores espirituales.
Oro en Arriondas
Las monjas de Belorado,
cismática rebeldía,
han huido en compañía
han vendido y valorado
para montar la cantina
a los pies de la santina,
protegidas de Pelayo,
haciendo de capa un sayo
y una fonda con cocina.
Si eran pobres, no se sabe,
si eran ricas, se verá,
si eran buenas, lo dirá,
su conducta será clave
si su pecado no es grave,
o ni siquiera es pecado
para el dios de Belorado
o para un banco suizo.
Porque ya es rizar el rizo
tener tanto oro guardado.
Después de montar el cisco,
de coquetear con Roma,
de jugarnos una broma,
de salirse del aprisco,
mentir con un falso obispo,
parece ya cachondeo
que tres monjas de rodeo
con un pacto del demonio
y ayuda de san Antonio,
den restaurante de arreo.
Las tres dicen que en clausura
levantarán un negocio
que cotizará como ocio
pues no pretenden la usura,
que lo suyo es aventura
en los dominios de Arriondas.
Un lugar para las fondas
y para el peregrinaje.
Ellas han puesto equipaje
y que les den pan con hondas.
Pero el obispo de Oviedo,
carca para dar la marca,
facha a fuer de ser tan carca,
exigirá nuevo credo,
a las monjas del enredo
antes de hacerles un hueco
en las cuevas donde el eco
conserva queso y sidrina.
El chocolate a la fina
taza es pecado y yo peco.
Dios les ha puesto la fonda,
Vodafone, la cobertura,
ya sólo les falta un cura
para cubrirles la ronda
y superar la rotonda
para ganarse los cielos.
Después de tantos desvelos,
en los pies de la montaña
hay leche de cabra sana
y chivos rubios sin celos.
carca para dar la marca,
facha a fuer de ser tan carca,
exigirá nuevo credo,
a las monjas del enredo
antes de hacerles un hueco
en las cuevas donde el eco
conserva queso y sidrina.
El chocolate a la fina
taza es pecado y yo peco.
Dios les ha puesto la fonda,
Vodafone, la cobertura,
ya sólo les falta un cura
para cubrirles la ronda
y superar la rotonda
para ganarse los cielos.
Después de tantos desvelos,
en los pies de la montaña
hay leche de cabra sana
y chivos rubios sin celos.
DdA, XXI/5.905
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