Lazarillo
Tras la segunda Guerra Mundial, el "Éxodo", un barco repleto de judíos provenientes de la devastada Europa, intenta llegar a Palestina. Las autoridades británicas intentan retenerlo, aunque acabará cediendo. A través de la odisea de esos hombres y mujeres, y de su convicción de crear un Estado propio y de terminar su histórica condición de "pueblo errante", asistimos a la fundación del Estado de Israel y a los hechos que siguieron a la declaración de independencia: la guerra con los árabes, que no reconocían la existencia de un Estado sionista en los territorios de Palestina, el terrorismo por ambas partes y la imposible mediación de las autoridades británicas. León Uris era un escritor americano, de familia polaca y judía. Tras el fin de la II Guerra Mundial, a la que se alistó con 17 años, comenzó a trabajar como periodista para medios como Esquire. Uris se dio a conocer como escritor con una novela sobre su experiencia como marine en la batalla de Guadalcanal, Grito de guerra, obra que se convirtió en todo un superventas y que él mismo adaptó para la gran pantalla. A partir de ese momento se dedicó por completo a la literatura, publicando novelas tan conocidas como Exodus, obra traducida a más de diez idiomas y llevada al cine por Otto Preminger. No existe ni probablemente existirá en occidente un libro tan exitoso ni mucho menos la producción de un film como el de Preminger que versen sobre el genocidio del pueblo palestino a cargo del Estado de Israel. Celso Miranda nos recuerda, a propósito del libro de Uris, un verso de Benedetti para titular este post. Puede que, en opinión de este Lazarillo, ya estemos ciegos por nuestra indiferencia y el respaldo de los Estados de Europa a la gran masacre a la que estamos asistiendo en la Franja de Gaza.
"Este libro es antiguo, más viejo que uno, pero goza de una, más que inquietante, aterradora actualidad. Leon Uris, su autor, despliega en más de 600 páginas una combinación de datos históricos e imaginación para narrar en tono épico (y bastante parcial) el nacimiento del Estado de Israel y su origen colonizador. Siempre me pregunté cómo era posible que un pueblo perseguido, víctima de genocidio, repitiese de forma tan cruel el esquema. Supuse que funciona sin remedio el mecanismo psicológico que convierte a una víctima de malos tratos en la infancia en un potencial maltratador. Qué quieren que les diga, que no veo solución a corto y medio plazo al polvorín de Oriente Próximo, y que comparto la visión pesimista del maestro Benedetti ("Ojo por ojo/y el mundo/acabará ciego"), mientras reniego del género humano".
DdA, XX/5.752
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