Félix Población
El sábado por la tarde estuve unas cuantas horas en Felechas, un pueblo alto de la montaña oriental leonesa que tiene abierta su dilatada mirada a los valles y las cumbres, y que todos los años por los días 4 y 5 de agosto reúne a una serie de grupos de la música tradicional. La cosa empezó hace tiempo, cuando se quiso amenizar la cena popular del pueblo, con motivo de sus fiestas, con un postre de música tradicional propia.
Ahora en Felechas, gracias a Evasio Sutil y Anselmo Reguera, concurren músicos y grupos de todo el país, que acuden sin que la cita sea remunerada, por el gusto de tocar, cantar y bailar en un ambiente y un escenario verdaderamente gratos y singulares. Quienes conozcan este encuentro habrán notado la armonía, espontaneidad y arraigo a la tierra, a todas las tierras de España, no sólo de quienes participan sino del público asistente, capaz de intervenir en todos los bailes que se danzan en el prao de Juli, sin que la edad o la inexperiencia sean motivos de inhibición.
Que se baile en una pequeña localidad de los montes de León, junto con los propios bailadores vascos, una danza de Euskadi con jubilosa y distendida fraternidad es algo que conmueve y deja muy alto el pulso de convivencia natural de los pueblos de este país, al margen de disputas politiqueras. Da asimismo constancia, una vez más, de la rica diversidad pluricultural que nos caracteriza como nación.
A la convocatoria de ayer se unió la aplaudida participación del grupo portugués de percusión tradicional Tocándar, de Marinha Grande, cuya inclusión en el encuentro internacionaliza sus carácter. Fue también muy celebrada por la vivacidad y entrega de sus partícipes y el gozoso ritmo de sus danzas mediterráneas, así como por lo vistoso de su vestuario, la intervención de la Agrupación S'Eixam, proveniente de Mallorca.
Por lo visto, disfrutado y sentido, creo que el Encuentro de Música Tradicional de Felechas debe ser una cita cultural y festiva con expectativas de ir a más, hasta hacer pequeño el prao de Juli. Para eso hace falta que las instituciones lo tengan en cuenta y lo respalden en sus presupuestos. Sus organizadores y sus generosos participantes se lo merecen. Y también quienes asisten haciendo de la convocatoria una gozosa cita con arraigo y pálpito auténtica y esencialmente populares.
*Publicado también en Radio Montaña Leonesa
DdA, XIX/5.412
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