sábado, 11 de febrero de 2023

LAS ESTRELLAS Y LAS LUCIÉRNAGAS

El Diario de Valderrueda, que tan profesionalmente refleja la actualidad de las comarcas de la montaña leonesa y palentina, publica este artículo, inspirado en una fotografía de la Vía Láctea sobre la Peña Remoña, en los Picos de Europa, publicada por ese periódico, donde a menudo tenemos oportunidad de ver imágenes de aquellas arriscadas tierras tan sobresalientes como esta.

JPG con firma Fuente Dé


Félix Población


Para los que gozan visualmente del firmamento, esta fotografía de Rubén Vela merecerá como, es mi caso, la máxima admiración. Captada en el Parque Nacional de los Picos de Europa, fue preciso que su autor ascendiera más de 1.800 metros, después de subir en el teleférico de Fuente Dé e instalar su tienda de campaña en las inmediaciones del Mirador del Cable.


Allí pasó Vela la noche, haciendo honor a su apellido, con temperaturas que alcanzaron los 11 grados bajo cero y un viento que hacía aún más fría la sensación térmica. El resultado fue esta impresionante Vía Láctea coronando con su impresionante trazado de luz Peña Remoña, según difundió en su día Diario de Valderrueda.


Nuestra enhorabuena a Rubén Vela por compartir la imagen de la intensa vivencia que habrá experimentado. Debería compartirla a su vez con el alumnado de los centros de enseñanza para abrirlo a las extraordinarias sensaciones que otorga la visión y lectura del firmamento, máxime cuando cada vez estamos más lejos de admirar las estrellas como consecuencia de la creciente contaminación lumínica en las ciudades.


Esa contaminación ha pasado del 2 por ciento al 7 o incluso al 10 por ciento anualmente, hasta el punto de que una persona que nazca ahora en un lugar donde se puedan ver 250 estrellas pasará a ver solo un centenar cuando cumpla 18 años.


Si esto ocurre en el cielo nocturno con las estrellas, es también preocupante lo que ocurre en la tierra con las luciérnagas. La contaminación lumínica está teniendo sus efectos negativos en estos insectos, que dejan de brillar si la intensidad de la luz artificial supera un determinado umbral, dado que esos focos de luz crean confusión en los machos, que en lugar de ir hacia las hembras brilladoras confunden su destino.


Cada vez vemos menos estrellas en el cielo y menos luciérnagas en la tierra. Por eso es aún más meritoria esta instantánea del fotógrafo Rubén Vela dándonos a ver y admirar los extraordinarios cielos nocturnos de la montaña leonesa. Deberíamos sembrar esa afición en las jóvenes generaciones para que, en lugar de apagar la pantalla de su móvil u ordenador antes de acostarse, sustituyesen ese hábito por una mirada al firmamento bajo el que habitan. Les aseguro que será mucho más relajante y reconfortante para su ánimo.


Mirando allá arriba se comprende por qué Copérnico y Galileo se jugaron el tipo frente a los despóticos poderes terrenales para llegar a conocer la realidad de los fenómenos celestes, la música de las esferas, que decía Pitágoras, en cuyos puntos de luz encontraron los sabios y los filósofos  estímulos para sus afanes de conocimiento.


A este mundo nuestro cada vez le falta más la serenidad y concentración que da al ser humano un firmamento como el que nos ha dejado Vela con su instantánea.


Fotografía: Rubén Vela

DdA, XIX/5.372

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