jueves, 21 de julio de 2022

UNA CRÍA DE CORZO EN MEDIO DEL INFIERNO QUE ASOLÓ LA PROVINCIA DE ZAMORA

 


En torno a la localidad zamorana de Ferreras de Abajo todo es desolación. Quienes están entrañados en aquella tierra despiertan cada día como si se asomaran a una negra pesadilla. Uno de sus vecinos descubrió, no obstante, en una cuneta del campo arrasado por las llamas una cría de corzo desfallecida y sedienta que había sobrevivido al infierno. La imagen conmueve y la ha publicado La Opinión/El Correo de Zamora, que está haciendo una magnífica cobertura informativa de los reiterados incendios que ha vivido aquella provincia. Mis vínculos profesionales con Zamora me han impulsado a sugerirle al poeta y cantautor Luis Ramos que los poetas y escritores de esa tierra deberían interpretar en sus versos el grito de los pueblos afectados por el desastre. El testimonio de sus voces es ahora más necesario que nunca, para que quede constancia. Tampoco estaría mal la aportación de los poetas y cantautores del país para organizar un gran recital con fines solidarios.

Félix Población

Después de la tragedia vivida en la Sierra de la Culebra el mes pasado, con la primera ola de calor, un segundo incendio volvió a cebarse en la provincia de Zamora. Súmense a las 30.000 hectáreas calcinadas entonces otras 30.000 ahora, desde el momento en que las llamas prendieron en la localidad de Losacio de Alba, que guarda en su historia local una trágica memoria de la represión franquista, narrada con detalle en el libro de Luis Pérez Teruelo La tarasca española.

Más del cinco por ciento de la provincia se ha llenado en poco más de un mes de un mar de cenizas y desolación, sin que este dato pueda ser todavía confirmado, pues cabe la posibilidad de que pueda ser mayor. Sí es seguro que la provincia de Zamora concentra actualmente el 60 por ciento de las tierras quemadas en poco más de un mes en nuestro país. Es como para que todos los zamoranos se hayan unido en un grito en las calles delante de la sede gubernamental en Valladolid.

Me parece que esta tragedia es de tal gravedad que convendría investigar el papel jugado por el gobierno autonómico en la prevención del fuego cuando las llamadas olas de calor eran algo anunciado con suficiente antelación. Sabemos, y la experiencia lo demuestra año tras año, que hay una provincia en Castilla y León que goza de un historial magnífico en la prevención del fuego en sus montes. Esa provincia se llama Soria porque allí los montes juegan un papel fundamental en el desarrollo social y económico de la provincia, y se toman medidas para evitar que se den desastres como el que este año le ha tocado a Zamora y el pasado verano le tocó a Ávila.

Nos consta que en los incendios sufridos en Zamora, la gestión del gobierno autonómico ha dejado mucho que desear y que el vecindario de las zonas afectadas ha mostrado explícitamente su indignación por ello, aunque quizá no tanto como debiera. Que el mayor desastre forestal sufrido por Castilla y León en su historia se haya producido sin que hasta la fecha nadie haya dimitido o haya sido cesado en el gobierno regional es una señal inequívoca de su desvergüenza.

Solo cabe esperar que en los dos meses que aún quedan de verano el fuego no renazca en estas tierras. Si el desastre se prolongara, sus resultados –auténticamente catastróficos ya- acumularía mayor ineptitud e ineficacia por parte de quienes deberían protegernos de ese riesgo en las áreas más deprimidas de esta región autonómica, gobernada desde hace decenios por la derecha, con la colaboración estelar desde hace solo unos meses de la extrema derecha.

ASÍ SE VOTÓ EN LA TIERRA QUEMADA



      DdA, XVIII/5.226     

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