jueves, 23 de junio de 2022

LOS VECINOS DE LA SIERRA DE LA CULEBRA RECLAMAN PIE DE VIDA ANTE LA CATÁSTROFE


Félix Población

En un vídeo que ha realizado mi estimado amigo Victorino García Calderón (suyas son las imágenes que ilustran este texto), este magnífico fotógrafo salmantino comenta así la visita presencial que hizo a la Sierra de la Culebra zamorana, reducida a la mitad de su extensión por el incendio que la ha devorado estas fechas atrás, en muy pocos días, después de que el rayo de una tormenta seca provocara la catástrofe, avivada por vientos fuertes del sur y una manifiesta y vergonzosa negligencia en atajar el incendio por parte del gobierno autonómico: 

“Abejas que han sobrevivido -escribe Victorino-, abigarradas en las pocas flores que han quedado. Un lagarto verde precioso que se metió en su hura requemada, una cierva con su cría sobre las negras cenizas que no sabía dónde ir [se puede apreciar en el centro de la primera fotografía], aves solitarias sobrevolando el desastre, un grillo cantando rodeado de negrura…y silencio, mucho silencio donde antes había vida”. 


Me temo que no me voy a atrever a visitar la Sierra de la Culebra, que un día de hace muchos años me mostró mi colega de la SER/Zamora  Pepe Lera, porque me parece que no tendré valor para presenciar tantas hectáreas calcinadas, ni para escuchar la desesperación de tantos vecinos afectados por la catástrofe, ni a imaginar la desesperación de la fauna herida o muerta por el humo y las llamas. 

Sobre unas comarcas ya de suyo empobrecidas, pertenecientes a lo que se ha dado en llamar la España vaciada, se acaba de perpetrar una significativo y grave negligencia a la hora de auxiliarlas con la prontitud, cobertura y diligencia que cabía esperar ante una ola de calor que ya había sido diagnosticada con tiempo suficiente para estar preparados ante los riesgos que podía comportar. 


Es de agradecer en estas ocasiones la visita del Presidente del Gobierno al lugar de los hechos, pero sería de una hipocresía suma que esa visita no trajera consigo medidas y apoyo económico substancial urgente para cuantos pueblos de esa sierra han visto mermados gravemente sus recursos. Los aplausos a Sánchez en la localidad de Otero de Bodas no deben apagar la voz indignada de una de las vecinas gritando de rabia por el olvido y abandono que sufren esas tierras porque allí "no hay pie de vida". 

Pie de vida es lo que necesita esa España vaciada para poder andar y ser tenida en cuenta con más celo y solidaridad por quienes gobiernan. Sobre todo, cuando el fuego devora en cuatro días la mitad de toda una sierra que es su razón de vida. 

     DdA, XVIII/5202     

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