Félix Población
Como no sea en la propia provincia, y eso sin que todavía se haya establecido en la localidad un lugar de la memoria que mantenga en el recuerdo de las nuevas generaciones aquella catástrofe, la tragedia de Ribadelago (Zamora) no constituye un episodio que cuente especialmente en la memoria histórica de este país. Es muy posible que de haber tenido lugar en Cataluña o el País Vasco su significación fuera mayor de la que es cada vez que se cumple un año de la fría madrugada en que la presa de Vega de Tera reventó en tierras sanabresas y anegó las tierras y las casas del pueblo de Ribadelago. La rotura de la presa el 9 de enero de 1959 causó la muerte de 144 vecinos, de los que sólo se recuperaron 28 cadáveres, tal como publicaba en este mismo DdA el 14 de septiembre de 2013, después de pasar unos días en la zona y sentir por la noche el inquietante e intenso silencio del Lago de Sanabria: Los cadáveres restantes quedaron sumergidos en las profundidades de las agua, pues como expusieron públicamente la autoridades del viejo régimen tan sagrada es la tierra como el agua para enterrar a los muertos. Eso sí, después de que los equipos de submarinistas se retirasen, esas mismas autoridades decretaron prohibir la pesca en el lago (léase Las víctimas de Ribadelago también son memoria histórica).
Este Lazarillo recurre hoy a su hemeroteca personal porque Zamora Libertaria ha tenido a bien, coincidiendo con el sexagésimo primer aniversario de la tragedia, recurrir a la de la CNT para publicar un recorte del entonces clandestino e histórico periódico del sindicato anarquista en el que se comenta e ilustra la noticia con la viñeta correspondiente, y en donde se dice, entre otras cosas, que las autoridades franquistas, a través de la correspondiente censura establecida para ocultar las razones verdaderas del derrumbe, "parecen haber encontrado un argumento airoso para justificar la rotura de la presa: el supuesto de que la catástrofe fue producido por un temblor de tierra que ningún sismógrafo ha registrado".
Léase@también: Cada 9 de enero los muertos de Ribadelago se ponen en pie, por Ana Pedrero
DdA, XVII/4727
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