lunes, 11 de enero de 2021

UN RETRATO EN EL MERKATO DE ADÍS ABEBA

Fernando de Silva

Es 15 de junio de 2013. Esta madrugada aterrizamos en Adís Abeba, y prácticamente sin dormir, tras dejar aparcadas las maletas en el hotel, nos dirigimos al Merkato, como así se conoce al mercado al aire libre más grande Africa, que los sábados está especialmente bullicioso. Es el primer viaje de Harry Fisch a Etiopía , y todos estamos muy impacientes por comenzar a descubrir este país.

En las inmediaciones del Merkato nos detenemos en una estación de autobuses con un ambiente bullicioso. Bajo las marquesinas los bancos corridos se encuentran a rebosar de viajeros, a la espera de embarcar a su destino. En uno de esos bancos observo a una pareja, y ella con una belleza y una sonrisa que lo llena todo. Veo el retrato que se convertirá en el preferido del viaje a Etiopia. Llegar y besar el santo augura tener la suerte de mi parte desde la primera hora del primer día. Solo falta acertar en el disparo.
Sin dudarlo me acerco a ellos con impaciencia pero con mucho respeto, y obtengo de inmediato el permiso para poder fotografiarles. Todo es empezar, porque cuando me dí cuenta llevaba más de 20 disparos, había conseguido cambiar de sitio a la modelo para disponer de un fondo más adecuado, y me encontré rodeado de curiosos que observaban mi trabajo. La verdad es que llevar una buena cámara (estrenaba la Canon MarkIII) y actuar como un profesional puede infundir mucho respeto y colaboración para que el resultado final sea el mejor posible.
Es curioso, pero la imagen que hoy comparto no la había procesado hasta hoy. Me había centrado en la mujer, y en su retrato en solitario, que ya he publicado en varias ocasiones; y ahora, al repasar una vez más mis archivos, encuentro esta imagen que me gusta en especial. El hombre demuestra con su gesto estar orgulloso de su pareja; y me llaman la atención las denominadas segundas miradas de aquellas personas que en segundo plano forman parte de la imagen.
Por cierto el viaje fue espectacular en todo. Y del grupo de cinco que formábamos conservo una especial amistad con Sergio García Rodríguez y con Harry Fisch, organizador del viaje.

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