domingo, 10 de enero de 2021

EL TRUMPISMO HA LLEGADO PARA QUEDARSE Y LA COSA SOLO PUEDE IR A PEOR


El asalto al Capitolio 
de nuestro día de Reyes bien pudiera servir como el hito cronológico que los historiadores usen el futuro para datar una nueva época histórica. Llegada de Colón a América: inicio de la Edad Moderna. Revolución Francesa: inicio de la Edad Contemporánea. Asalto al Capitolio: inicio de la Edad Idiota. 

José Errasti

Hubo un tiempo en el que el individualismo era una concepción seria acerca de la condición humana. Vale, siempre tuvo un tufillo rancio a burguesía y protestantismo. Siempre estuvo claro que, tras su épica del alma autodeterminada y la-libertad-para-lo-que-me-conviene, se disimulaba la justificación de la explotación y los privilegios hereditarios. Pero los principios que inspiraron la Declaración de Independencia de los Estados Unidos no eran ninguna tontería ni se pueden despachar en tres tuits y esta visión del ser humano particular como el principio y el fin de casi todo ha dado frutos extraordinarios en disciplinas como la antropología, la filosofía o, claro, la psicología.

El individualismo —el romanticismo, la exaltación del yo, la apología de la diferencia, la mismidad ensimismada— era una de las dos grandes maneras de responder a las preguntas sobre la naturaleza humana y contaba con sólidos y bien elaborados argumentos a su favor. En la frase anterior la palabra más importante es “era”.

Porque ya no lo es. Pudimos ver esta semana al tataratataratataranieto de Jefferson entrando en el Capitolio: era el que llevaba unos cuernos y una piel de bisonte en la cabeza. El tataratataratatarabuelo del tío que puso los pies sobre la mesa del despacho de Nancy Pelosi podría ser Benjamin Franklin. La diferencia entre Lincoln y Trump es la diferencia entre lo que pides en Aliexpress y lo que te llega a casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario