Félix Maraña
Querida nieta: Si nieva, nieva. Contra lo que no se puede, no se debe. Si llueve, que llueva, si nieva, que nieve. De vez en cuándo el llanto es purgatorio. La nieve es el drenaje del corazón de la Naturaleza, la respiración de todos los pulmones que componen el firmamento y el globo terráqueo. La nieve es la bendición más limpia que nos dona la Naturaleza. Hemos de recibirla con festivo regocijo. Cuando niño, el primero de noviembre ya era blanco e íbamos con pantalón corto, porque con un pantalón, cortado, se hacía otro. Había mucha nieve, pero mucha escasez. Y sabíamos que la nieve traería la abundancia. Los acuíferos beberían hasta emborracharse, los árboles beberían para todo el año, y el agua iría de sus raíces hasta el techo, las acequias surtirían agua a los ríos, que es la sangre que beben los peces y demás seres anímicos y vegetales del fondo en ríos y mares. Las fuentes que surcaban las dos laderas del valle del Corcos alegrarían la pradera, el trago de los animales y el canto de los pájaros. Y Peñacorada se embutía, como botijo glotón, y nos daba de beber durante todos los días de todos los años. Hasta los lobos y las lobas harían su agosto en la nieve. Los lobos son gente que sólo caza para sobrevivir. La nieve no es una condena. Es una explosión de libertad de una Naturaleza agobiada por la contaminación salvaje. Es la ducha para el campo, las ciudades, las personas. Y cuando nevaba no había escuela. Y eso se festejaba. Pero ha pasado medio siglo de sequías porque nosotros, las personas, hemos maltratado a la Naturaleza madre, hemos agostado y agotado sus recursos. Hemos bebido con desequilibrio y sin mesura. Así, las fuentes, los caños, los bebederos, hasta el mismo río Corcos, se han desecado. Si un río no lleva agua corriente muere y deja de llamarse río, porque las cosas que no tienen nombre no existen. Si nieva, el mundo se purifica, al menos por fuera. No debe preocuparnos. Porque la nieve será siempre blanca. Como tú.
DdA, XVII/4726
1 comentario:
Magnífico texto de mi querido tocayo, desde su corazón al corazón de su nieta. Saludable y estimulante lectura en tiempos oscuros. Gracias, Félix.
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