Lima dirigiendo sus Mácbez
Félix Población
Recientemente tuve
oportunidad de conocer las magníficas instalaciones de la Escuela
Superior de Arte Dramático de Asturias (ESAD). A esa satisfacción uno el
gusto de saber que desde hace unos años dirige el centro mi querido amigo
Eladio de Pablo, con quien me inicié en la afición por el teatro en la ya remota
adolescencia y del que tengo la mejor opinión acerca de su vocación y
conocimiento.
Por si ambas circunstancias no
fueran bastante, una más incrementó el interés de mi visita, pues coincidió con
la charla que pronunció allí quien probablemente sea ahora mismo el director
teatral con más talento en nuestro país, Andrés Lima, a quien también conozco
desde hace muchos años. Si a esto añadimos la certidumbre de que Andrés no iba
a defraudar al joven alumnado del centro que abarrotó la sala, el resumen de mi
experiencia no pudo ser más estimulante.
Lima no es sólo un maestro a la
hora de poner en escena una historia, como el público más y menos entendido ha
comprobado al presenciar sus montajes en los últimos años, sobre todo a partir
del éxito de la Compañía Animalario con
“Urtain”. Andrés Lima ha llegado, además, a ese punto de madurez en que el saber y la praxis del oficio afinan
el criterio para enfocar y expresar con nitidez los entresijos de su trabajo y
responder así a las expectativas planteadas de un público tan concernido e interesado
como el del alumnado de la ESAD ese día.
Contó Lima que empezó haciendo
teatro de escalera con la vecina del quinto y luego se pasó al teatro
antinuclear en Euskadi. Que quiso entrar en la Escuela de Arte Dramático de
Madrid, pero no lo admitieron. Pasó luego por la compañía Zascandil, con el
maestro José Estruch, de inolvidable recuerdo. Mucho viaje en camioneta, cargas
y descargas, montajes de escenario bajo el sol, pensiones baratas. Apenas se
detuvo en las estrecheces de esos años juveniles. Sí se extendió más en
comentar la etapa de los éxitos, cuando optó por la dirección. Sorprende y
agrada que quien llegó a dirigir en la sala Richelieu de la Comédie Française (“Las alegres comadres de Windsor”) -sólo Lluís
Pasqual y él gozaron de ese privilegio -, se muestre tan cercano, espontáneo,
sencillo y lúcido en sus reflexiones, tanto al hablar de su trayectoria
personal y de su labor como director, como al diseccionar las particularidades
de su último espectáculo (“Los Mácbez”), que se acaba de estrenar en Galicia y
a finales de abril estará en el Teatro María Guerrero de Madrid.
Fue muy crítico Andrés Lima con
el gobierno vigente y ese IVA brutal que tanto está colaborando en la
castración de la cultura. Trató de no ser demasiado pesimista, sin embargo,
porque quienes lo escuchaban querían horizonte para su vocación y aprendizaje,
no un panorama de incertidumbre y adversos presagios. Hay que hacer, hacer y hacer, les dijo, pese
a las dificultades que comporta. Tampoco estamos en una época propicia. Se
requieren autores y un teatro vivo que se comprometa con el espectador de nuestro
tiempo. Lima resaltó lo del compromiso, porque lo considera básico para la
autenticidad y la repercusión de su trabajo. En ese sentido cree en autores
como Shakespeare, capaces de dar una lectura tan actual como es la de la
ambición y la corrupción en “Los Mácbez”, montaje en el que se ha respetado al
máximo el texto del autor y del que se siente muy satisfecho.
Llovía a mares sobre el patio de La
Laboral al término de la charla. Entre el alumnado de la ESAD se respiraba la adrenalina de haber escuchado a un maestro de
los que se hacen a pie de obra. Toda una clase magistral sin alharacas que muy
pocos pueden dar con tan precisa y llana perspicacia. En esos momentos recordé
la frase de García Lorca: “El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para
la edificación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso”. Y
también las que siguen: “Un teatro sensible y bien orientado en todas sus
ramas, desde la tragedia al vodevil, puede cambiar en pocos años la
sensibilidad del pueblo; y un teatro destrozado, donde las pezuñas sustituyen a
las alas, puede achabacanar y adormecer a una nación entera”.
*Artículo publicado hoy también en Astures.info
DdA, X/2.671
1 comentario:
No hay duda sobre lo que dice Lorca. Tampoco sobre lo que se dice de Lima. Pero me temo que España es un país chabacano y necio.
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