martes, 19 de marzo de 2024

EL HOMBRE MÁS SABIO QUE NO SABÍA NI LEER NI ESCRIBIR


He vuelto a leer este texto magnífico con el que el escritor portugués recibió el Premio Nobel de Literatura en 1998 y, como la primera vez que lo hice y las siguientes, me ha vuelto a emocionar su contenido, como posiblemente me vuelva a ocurrir cada vez que lo haga. Sería muy recomendable que este discurso se diera a conocer e interpretar en colegios e institutos por su profundo calado humano y filosófico. Que la vida entre en las escuelas y que las escuelas entren en la vida, decían los institucionistas de la ILE.

José Saramago

El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir. A las cuatro de la madrugada, cuando la promesa de un nuevo día aún venía por tierras de Francia, se levantaba del catre y salía al campo, llevando hasta el pasto la media docena de cerdas de cuya fertilidad se alimentaban él y la mujer. Vivían de esta escasez mis abuelos maternos, de la pequeña cría de cerdos que después del desmame eran vendidos a los vecinos de la aldea. Azinhaga era su nombre, en la provincia del Ribatejo.
Se llamaban Jerónimo Melrinho y Josefa Caixinha esos abuelos, y eran analfabetos uno y otro. En el invierno, cuando el frío de la noche apretaba hasta el punto de que el agua de los cántaros se helaba dentro de la casa, recogían de las pocilgas a los lechones más débiles y se los llevaban a su cama. Debajo de las mantas ásperas, el calor de los humanos libraba a los animalillos de una muerte cierta. Aunque fuera gente de buen carácter, no era por primores de alma compasiva por lo que los dos viejos procedían así: lo que les preocupaba, sin sentimentalismos ni retóricas, era proteger su pan de cada día, con la naturalidad de quien, para mantener la vida, no aprendió a pensar mucho más de lo que es indispensable. Ayudé muchas veces a éste mi abuelo Jerónimo en sus andanzas de pastor, cavé muchas veces la tierra del huerto anejo a la casa y corté leña para la lumbre, muchas veces, dando vueltas y vueltas a la gran rueda de hierro que accionaba la bomba, hice subir agua del pozo comunitario y la transporté al hombro, muchas veces, a escondidas de los guardas de las cosechas, fui con mi abuela, también de madrugada, pertrechados de rastrillo, paño y cuerda, a recoger en los rastrojos la paja suelta que después habría de servir para lecho del ganado. Y algunas veces, en noches calientes de verano, después de la cena, mi abuelo me decía: "José, hoy vamos a dormir los dos debajo de la higuera".
Había otras dos higueras, pero aquélla, ciertamente por ser la mayor, por ser la más antigua, por ser la de siempre, era, para todas las personas de la casa, la higuera. Más o menos por antonomasia, palabra erudita que sólo muchos años después acabaría conociendo y sabiendo lo que significaba. En medio de la paz nocturna, entre las ramas altas del árbol, una estrella se me aparecía, y después, lentamente, se escondía detrás de una hoja, y, mirando en otra dirección, tal como un río corriendo en silencio por el cielo cóncavo, surgía la claridad traslúcida de la vía lactea, el camino de Santiago, como todavía le llamábamos en la aldea. Mientras el sueño llegaba, la noche se poblaba con las historias y los sucesos que mi abuelo iba contando: leyendas, apariciones, asombros, episodios singulares, muertes antiguas, escaramuzas de palo y piedra, palabras de antepasados, un incansable rumor de memorias que me mantenía despierto, al mismo que suavemente me acunaba. Nunca supe si él se callaba cuando descubría que me había dormido, o si seguía hablando para no dejar a medias la respuesta a la pregunta que invariablemente le hacía en las pausas más demoradas que él, calculadamente, le introducía en el relato: "¿Y después?". Tal vez repitiese las historias para sí mismo, quizá para no olvidarlas, quizá para enriquecerlas con peripecias nuevas. En aquella edad mía y en aquel tiempo de todos nosotros, no será necesario decir que yo imaginaba que mi abuelo Jerónimo era señor de toda la ciencia del mundo. Cuando, con la primera luz de la mañana, el canto de los pájaros me despertaba, él ya no estaba allí, se había ido al campo con sus animales, dejándome dormir. Entonces me levantaba, doblaba la manta, y, descalzo (en la aldea anduve siempre descalzo hasta los catorce años), todavía con pajas enredadas en el pelo, pasaba de la parte cultivada del huerto a la otra, donde se encontraban las pocilgas, al lado de la casa.
Mi abuela, ya en pie desde antes que mi abuelo, me ponía delante un tazón de café con trozos de pan y me preguntaba si había dormido bien. Si le contaba algún mal sueño nacido de las historias del abuelo, ella siempre me tranquilizaba: "No hagas caso, en sueños no hay firmeza". Pensaba entonces que mi abuela, aunque también fuese una mujer muy sabia, no alcanzaba las alturas de mi abuelo, ése que, tumbado debajo de la higuera, con el nieto José al lado, era capaz de poner el universo en movimiento apenas con dos palabras. Muchos años después, cuando mi abuelo ya se había ido de este mundo y yo era un hombre hecho, llegué a comprender que la abuela, también ella, creía en los sueños. Otra cosa no podría significar que, estando sentada una noche, ante la puerta de su pobre casa, donde entonces vivía sola, mirando las estrellas mayores y menores de encima de su cabeza, hubiese dicho estas palabras: "El mundo es tan bonito y yo tengo tanta pena de morir". No dijo miedo de morir, dijo pena de morir, como si la vida de pesadilla y continuo trabajo que había sido la suya, en aquel momento casi final, estuviese recibiendo la gracia de una suprema y última despedida, el consuelo de la belleza revelada. Estaba sentada a la puerta de una casa, como no creo que haya habido alguna otra en el mundo, porque en ella vivió gente capaz de dormir con cerdos como si fuesen sus propios hijos, gente que tenía pena de irse de la vida sólo porque el mundo era bonito, gente, y ése fue mi abuelo Jerónimo, pastor y contador de historias, que, al presentir que la muerte venía a buscarlo, se despidió de los árboles de su huerto uno por uno, abrazándolos y llorando porque sabía que no los volvería a ver.

DdA, XX/5590

¿POR QUÉ NOS SIGUE ACOMPAÑANDO LA BARBARIE DESPUÉS DE AUSCHWITZ?

 


Lazarillo

La mayoría de los medios de comunicación de Europa Occidental se han propuesto escribir al dictado de la OTAN y tratar de inculcar en la población el miedo a que Rusia pueda pasar de invadir Ucrania a hacer lo mismo con el resto de Europa, como si se tratara de una segunda edición del Tercer Reich. Siempre que se dice lo que este Lazarillo acaba de decir, se piensa que quien lo hace es poco menos que un agente del espionaje ruso, como le ha ocurrido al periodista español Pablo González, abandonado a su suerte por nuestro gobierno progresista en una cárcel polaca desde hace más de dos años en unas condiciones que sólo la fortaleza psicológica del recluso podrán superar. Lo que hizo Rusia con su torpe e inadmisible acción de invadir Ucrania es defenderse del acoso que sufre el país por parte de la OTAN.  Tratar de que la guerra de Ucrania no vaya a más sería la actitud más razonable. Manuel Monereo, que estos días presenta el muy recomendable libro que lleva por título ¿Hacia una tercera guerra mundial? (ed. El viejo topo), no es un politólogo que recurra al sensacionalismo para publicar sus obras. Corremos el riesgo de que vayamos en esa dirección si en vez del entendimiento entre las partes en conflicto, lo que se siga fomentando en la Unión Europea sean declaraciones como la de la ministra Margarita Robles y un periodismo proclive a hacer inevitable lo que sería, a la postre, una catástrofe global que dejaría cortas las dos guerras mundiales precedentes, al parecer inútiles porque la barbarie nos sigue acompañando, en Ucrania, Auschwitz o Gaza.

DdA, XX/5590

MARGARITA ROBLES MENÉNDEZ, LA ACTRIZ QUE DOBLÓ A GRETA GARBO Y MARLENE DIETRICH

Félix Población

Margarita Robles Menéndez (1894-1989), actriz y guionista. Hija del pintor y acuarelista José Robles (1843-1911), discípulo de Federico de Madrazo, nació en Muros del Nalón (Asturias), donde su progenitor fue uno de los fundadores de la célebre Colonia Artística de Muros. Siendo muy joven, se trasladó con su familia a Madrid, en donde tras el fallecimiento de su padre en 1911 y pese a la mala situación económica estudió en el Real Conservatorio de Música y Declamación y fue distinguida con el primer premio en esta última especialidad, punto en el que comenzó su carrera como actriz con la compañía de Conchita Ruiz. 

Pronto fue primera actriz y obtuvo una exitosa popularidad interpretando La Malquerida, de Jacinto Benavente, ya con la compañía de Bernardo Jambrina. En 1919, con veinticinco años de edad y luego del fallecimiento de Jambrina en un accidente de automóvil, Margarita Robles dirigió esa compañía con la que realizó una aplaudida gira por Cuba, a cuyo regreso se casó con el actor Gonzalo Delgrás, formando ambos compañía propia. 

Fue entonces cuando escribió su primer libreto, titulado Trece onzas de horas, estrenado en el Teatro Lara, tras el que vendría el de Tararí, obra de Valentín Andrés López, muy celebrado en la capital del reino. Sin embargo, con ser Ramón Gómez de la Serna un autor popular, su obra Los medios seres, estrenada en el Teatro Alcázar fue un rotundo fracaso y así quedó reflejado en los periódicos aquel otoño de 1929, a pesar de la expectación que había despertado días antes de su estreno el 7 de diciembre, según recoge en un artículo sobre esa primera y única incursión de Ramón en el teatro mi estimada Simona Moschini: "Los mayores aplausos, como escribieron todos los periódicos, fueron para el prólogo del apuntador y para Margarita Robles -escribe la citada profesora italiana-, que representó durante el segundo acto un fragmento de La casada infiel de García Lorca, obra aún no editada en aquel momento, pero muy conocida por el público ya que había sido difundida oralmente en reuniones y cafés, incluso por boca del poeta granadino". (La memoria de un evento teatral a través de la prensa: Los medios seres de Ramón Gómez de la Serna).

Aquel fracaso teatral supuso la ruina de la compañía, si bien Margarita Robles se refiere a ello como "la derrota más gloriosa de nuestra vida", quizá porque -como señala Moschini- perdió la escena española "lo que podría haber significado un importante paso hacia la renovación del teatro contemporáneo". No tengo noticia de que la obra de Ramón Gómez de la Serna haya sido montada después ni en nuestro tiempo. A pesar de ese revés, la compañía se repuso y siguió haciendo giras por España, y también estrenó una obra en verso de Gonzalo Delgrás, Inri, que se estrenó en el Teatro Cómico de Madrid. 

Un hecho muy destacable en la vida profesional de Margarita Robles fue su viaje a París contratada por la Paramount para doblar en español  nada menos que a Greta Garbo y a Merlene Dietrich. Ya durante la guerra, pasó de esos doblajes a los que hizo para films procedentes de la Unión Soviética. Durante la dictadura, trabajó como actriz y guionista, sobre todo el películas dirigidas por su marido, hasta su retiro en 1970. De tan larga trayectoria profesional (más de medio siglo) dejó constancia en unas memorias que tituló Mis ochenta y ocho añitos, publicadas en 1982. 

Desconozco si en su localidad asturiana natal tiene Margarita Robles Menéndez algún tipo de mención que haga memoria de su nombre y larga trayectoria profesional, pero siempre se está en disposición de remediarlo si no es así, con la nueva edición incluso de su autobiografía.

DdA, XX/5590

lunes, 18 de marzo de 2024

CAÑAMERO RECUERDA LA SANGRE SOBRE LOS CAMPOS DE CÁRTAMO


Diego Cañamero

Ayer por la mañana, mientras paseaba por el campo, me detuve a observar este sembrado de cártamo.
Esta planta oleaginosa originaria de la India ha sido utilizada para varios fines: por ejemplo, hasta mediados del siglo pasado eran sus flores las que se utilizaban industrialmente para obtener colores (sobre todo rojo y amarillo); posteriormente, su semilla es transformada en aceite para el consumo humano y para piensos de animales, que por cierto, el aceite es de buena calidad.
A raíz de todo esto, el nombre de CÁRTAMO me hizo recordar cuando mi madre me contaba cómo las tropas de Franco entraron por el municipio de Campillos (Málaga) arrasándolo todo.
Ellos/as, junto a sus familias y cientos de personas del pueblo tomaron la carretera dirección a CÁRTAMA huyendo de las tropas fascistas, y contaba que, por el camino y con el fin de evitar ser vistos por la aviación franquista que los bombardeaban desde el aire, iban quemando los campos que estaban sembrados de trigo y CÁRTAMO para evitar ser vistos ya que el humo que desprendía el fuego de estas cosechas dificultaban la visibilidad de los pilotos.
Esta planta es espinosa y cuando está seca no se puede andar sobre ella porque pincha demasiado. Los franquistas obligaban a que algunos prisioneros republicanos/as antes de ser fusilado/as se metieran desnudos por encima del CÁRTAMO.
En esas fechas casi todas las plantas que había en el campo estaban manchadas de sangre de personas inocentes que, por defender la democracia y la república, lo pagaron con sus vidas.
En esa carretera dirección a Cártama, durante el silencio de las noches, aún se puede "escuchar" el llanto de unos niños y niñas asustados/as envueltos en el delantal de sus madres que corrían para salvar sus vidas, y entre ellas se encontraba mi familia, en cada una de sus curvas están sus lágrimas, las huellas de sus zapatos y en sus cuestas, el sudor que iban derramando cargados/as de miedos, camino de Málaga.
Después de este pensamiento, seguí mi camino matinal, con este recuerdo triste pero a la vez, disfrutando del verdor del campo que han dejado las últimas lluvias y con los deseos de que esos campos de CÁRTAMO no vuelvan a ver los crímenes que cometieron los fascistas.
Hay que conservar la memoria y rescatar la historia de lo que ocurrió para que no se vuelva a repetir.

DdA, XX/5589

EL MILENARISMO DE ARRABAL


Lazarillo

Ocurrió hace más de quince años, en un programa de Sánchez Dragó en TVE, emitido en horario no comercial y con escasas posibilidades, por lo tanto, de lograr una gran audiencia. Entre los invitados figuraba el dramaturgo español residente en París desde hace muchos años Fernando Arrabal, a quien este Lazarillo tuvo oportunidad de visitar cuando era director del gabinete de comunicación del INAEM. No sabemos cómo pudo ocurrir pero ocurrió, sin que Sánchez Dragó pudiera evitarlo como responsable de su programa. Las condiciones del dramaturgo, que vivió su niñez y adolescencia en la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo,  no eran las idóneas para estar presente en un plató, como se puede apreciar por las imágenes, pero el programa fue emitido y puede que haya sido, entre los programas culturales, uno de los de mayor audiencia gracias al lamentable espectáculo ofrecido por Arrabal. Como es sabido, el actual gobierno de la Junta de Castilla y León distinguió el pasado mes de febrero a Fernando Arrabal con el Premio de las Letras correspondiente al pasado año. Puede que lo que Arrabal y su amigo Dragó, también galardonado con el mismo premio en una edición anterior, pretendieran con aquel programa fuera demostrar que para ganar la atención del respetable es preciso payasear en el peor sentido de tan respetable verbo. Aquello, que entonces fue excepcional, hoy se ha normalizado en todos los canales. Vamos mejorando.

DdA, XX/5589

¿UNA DEMOCRACIA VENDIDA COMO ANCIANOS EN RESIDENCIA MADRILEÑA?


Gerardo Tecé

A lo largo de la historia se han dado infinidad de casos de persecución política, pero ninguno de las características del que estos días sufre Isabel Díaz Ayuso. El método es inédito. Consiste en esperar a que el entorno de la presidenta madrileña se forre a base de turbios pelotazos para así dañar su imagen cuando esto se conozca. Más que política, podríamos decir que la persecución es económica, ya que el dinero persigue a Ayuso. Impotente, la presidenta madrileña observa de un tiempo a esta parte cómo rebosan las cuentas nada corrientes de sus padres, hermanos, parejas y amigos sin que ella –hija, hermana, novia y amiga de sus amigos– pueda hacer nada para evitarlo. Es lo que tiene desconocer o, como acuñó doña Cristina de Borbón, que no te conste. ¿O acaso sabe usted cómo se ganan la vida su pareja o su hermano? Habrá cotillas que sí, pero no es el caso de Isabel, que estos días anda justificando facturas falsas, millones en el banco, pisos de lujo y coches de alta gama que le caen del cielo como una maldición bíblica. Lo cual supone un grave daño a su carrera y confirma que el novedoso método de persecución funciona tan bien que habrá que revisar los clásicos del género persecutorio. El Coyote lleva una vida fracasando en su persecución al Correcaminos cuando la solución era tan simple como pedirle el IBAN e ingresarle unos milloncejos.

“Lo que han hecho con Ayuso y su novio demuestra que el Gobierno es una mafia y Sánchez su capo”, denunciaba desgarrado el candidato al Pulitzer 2024 Eduardo Inda. No ha sido el único periodista de prestigio en darse cuenta del régimen de terror al que nos enfrentamos tras la decisión de Hacienda de investigar facturas falsas por valor de dos millones de euros. En la tele, el analista Risto Mejide informaba a los espectadores de su programa del asunto apostando por la imparcialidad: ni a favor ni en contra de que el novio se forre de manera ilícita. Eso sí, señalaba a Moncloa. “Qué casualidad que esto salga ahora que el PSOE está arrinconado con el caso Koldo, ¿verdad?”, sonreía a cámara Risto, con esa mirada avispada y libre del que no es ni de izquierdas ni de derechas, mientras Esperanza Aguirre asentía sentada en la mesa de debate. Si el método de persecución es novedoso, no lo es menos esta dictadura sanchista en la que los grandes medios se alinean con la Ayuso perseguida y alcanzada por la pasta. 

En la COPE, don Carlos Herrera, destilando esa elegancia del que sabe colocarse el pañuelo en el bolsillo de la chaqueta, explicaba con voz engolada de qué iba todo este asunto: “El Gobierno utiliza la Agencia Tributaria en beneficio propio, como una mafia, porque odian a Ayuso”, despejando así las dudas de los oyentes que quizá se sintieran confusos frente al hecho de que la presidenta madrileña viva a día de hoy en un piso valorado en un millón de euros propiedad de un técnico sanitario que conduce un Maserati. El diario El Mundo, entendiendo que no estamos ante un escándalo de las dimensiones de aquel en el que el bebé de Irene Montero era sujetado en brazos durante un mitin por una trabajadora del Ministerio, ha decidido darle perfil bajo al tema. Esteban Urreiztieta, subdirector del periódico, porta a estas horas en su cuenta de Twitter la tremenda medalla que supone para un periodista que los usuarios de la red hayan denunciado que ha vertido información falsa sobre el intercambio de mails entre el novio y Hacienda. A pesar de que está demostrado que fue la pareja de Ayuso quien le propuso a la Agencia Tributaria negociar tras ser descubiertos sus delitos, la información errónea del subdirector de El Mundo, en la que sugiere un chantaje de Hacienda contra el pobre ciudadano, sigue publicada.

La lista de medios y periodistas que salen en defensa del clan Ayuso es interminable. Tanto como lo son las jugosas subvenciones vía publicidad institucional que un poderoso grupo de medios recibe por parte de la Comunidad de Madrid. Si mañana el Maserati del clan Ayuso atropellase a alguien en un paso de cebra, se le caería el pelo al operario que pintó las líneas en el lugar equivocado. Que la presidenta de la Comunidad de Madrid mienta públicamente y trate de manipular a la opinión pública es lo esperable y lo humano, dadas las circunstancias. Que lo hagan a coro decenas de medios de comunicación es el verdadero escándalo. Un peligro que deja a nuestra democracia vendida como anciano en residencia madrileña.

DdA, XX/5589

¿QUIÉN ERA CAMILA DE AVILÉS? ¿O FAUSTINA SÁEZ DE MELGAR?

Félix Población

Tuvo una larga vida, que abarcó casi todo el siglo XIX, la escritora que firmó la mayoría de sus páginas como Camila de Avilés, sin que se sepa por qué optó por Avilés y no por Oviedo, ciudad en la que nació en 1809, para firmar con tal seudónimo. No creo que ni su seudónimo ni su nombre, no obstante, consten en el callejero ovetense, por no ser el conocimiento literario una característica de los gobiernos municipales al uso (sólo recientemente ha sido nombrado Leopoldo Alas "Clarín" hijo adoptivo de aquella ciudad).

En realidad Camila de Avilés era la escritora Micaela Silva y Collás, que vivió la mayor parte su vida en Madrid y fue educada, al parecer, en el estudio de varios idiomas. Llegó a ser vocal auxiliar en la junta del Ateneo Artístico y Literario de Señoras presidido por Faustina Sáez de Melgar (1834-1895), una escritora que formó parte del comité de señoras de la Sociedad Abolicionista Española [contra la esclavitud] y fue partidaria del llamado feminismo de la diferencia, que no reclamaba la igualdad de derechos de la mujer pero sí su educación.

Aunque fue colaboradora asidua de muchas publicaciones de la época, la escritora asturiana sólo dejó dos libros impresos, ambos de versos, bajo el título Un novio a pedir de boca y Emanaciones del alma. Tantas fueron sus escritos en las revistas de la época que se la puede considerar una de las escritoras más prolíficas del romanticismo español, leemos. Todas están en revistas como La Ilustración, La Mujer cristiana, El Porvenir de Asturias, La defensa de la Sociedad, Las dos Asturias, y La Ilustración de los Niños, entre otras publicaciones.

Según Wikipedia, por este incesante trabajo literario, sobre cuyo valor no tenemos noticia, Camila de Avilés fue un referente literario de su tiempo, del que, como es sabido, pocos nombres de mujer podemos encontrar en las historias habituales de la literatura española. Del periodo romántico, aparte de Rosalía de Castro, Carolina Coronado y Gertrudis Gómez de Avellaneda, poco más sabemos y, sin embargo en este post acabamos de citar a dos más, que en el caso de Faustina Gómez de Melgar aún tiene una obra más prolífica que Camila de Avilés.

La ocupación de esta escritora como directora en París del Centre Littéraire Internationale hizo posible que se consiguieran los derechos de publicación de Émile Zola en nuestro país. Nuestra gratitud a Carmen Simón Palmer por hacer que los nombres de las mujeres escritoras y poetas de este país tengan su manual biobibliográfico desde 1991*.

  • *SIMÓN PALMER, Carmen. Escritoras españolas del siglo XIX. Manual biobibliográfico (Madrid; Castalia, 1991).

  • DdA, XX/5589

sábado, 16 de marzo de 2024

LA IZQUIERDA SE DESANGRA EN ASTURIAS, AYUNA DE BASES ÉTICAS


Celso Miranda

Huyendo del contundente menú informativo de la semana me refugio en la obra de Luis Eduardo Aute, recordado ayer viernes por LA CARAVANA DEL VERSO / Poesía, Música y Canción en el "Nuevo" Teatro de La Felguera. Me encanta esa entrada al teatro por el callejón, con su aire de cine negro y/o clandestinidad. Los grandes temas del día a día son desplazados por los temas de siempre: el amor, la muerte, la pérdida de un ser querido, la ausencia de la persona amada, la guerra, el exilio, la violencia, la corrupción, la falta de ética, la traición,... Con la combinación de estos elementos se pueden escribir todos los poemas del mundo, todas las películas de la historia, todas la canciones que se puedan escuchar y cantar. Sólo cambian los personajes, no sus roles, que son eternos, y la perspectiva con la que cada cual analiza los hechos. Donde unos vemos que la Presidenta de la Comunidad de Madrid es la más tonta de una saga de comisionistas sociosanitarios, otros ven a una víctima de la defensa de la libertad frente a los totalitarismos. Algunos se escudan en el "y tú más" donde otros vemos que la corrupción, transversal, nos devuelve al bipartidismo, con el agravante de que ambas facciones se lucraron con el mismo tipo de productos en tiempos de extrema necesidad, como si hubiéramos vuelto al estraperlo. Los juegos políticos, ajenos a la gestión de las cosas de la gente (los altos precios, la pobreza, el empleo, la vivienda,...) centrifugan los Presupuestos Generales del Estado e incluso la Ley de Amnistía, que parecía iba a ser la madre de todas las batallas. En Asturias, que fuera vanguardia y hoy parece más bien vagón de cola (permítaseme la licencia ferroviaria) la izquierda se desangra ayuna de bases éticas. La que fuera diputada de Podemos Asturies, auto-expulsada por un sinfín de motivos que ya no hacen al caso, sigue en oda al transfuguismo, simplemente cambiando el membrete de los sobres y la dirección de correo electrónico del partido por (suponemos) el suyo propio. Y Convocatoria por Asturias (o como se llame lo que fuera la IU de, ay, Julio Anguita) le ofrece acomodo en el gobierno para dar estabilidad a la izquierda plural y tal y tal.
"Míralos como reptiles al acecho de la presa
Negociando en cada mesa maquillajes de ocasión
Siguen todos los raíles
Que conduzcan a la cumbre
Locos porque los deslumbre
Su parásita ambición
Antes iban de profetas
Y ahora el éxito es su meta
Mercaderes, traficantes
Más que nausea dan tristeza
No rozaron ni un instante
La belleza"
Y todavía nos preguntamos para qué sirven las canciones. Para enmarcar la realidad, para resumirla, para entenderla. Para no sentirse en soledad. Para seguir viviendo.

DdA, XX/5588