Félix Población
Quise estar en la Puerta del Sol en las últimas horas de la última jornada de la larga acampada que mantuvieron allí cientos de conciudadanos durante varias semanas, una vez concluida la manifestación del pasado 15 de mayo contra las lacras de la política institucional, las carencias del actual sistema y la dictadura de los mercados.
Se podría pensar, ante el cansancio físico de los concurrentes después de tan largo periodo durmiendo al raso y en unas condiciones de albergue ciertamente duras por lo primarias, repentinas e improvisadas, que con la retirada del campamento se ponía fin a una pasajera y efímera epidemia de rebeldía juvenil, sin más trascendencia que unas cuantas portadas en los más importantes periódicos del mundo.
Los acampados retiraban todo el variado material de aluvión con el que levantaron sus tenderetes y cepillaban el pavimento para que la huella de su paso no dejara la imagen que la alcaldesa de Valencia ha querido pregonar en un afán baldío por desprestigiar al movimiento. Menospreciados y difamados por la caverna mediática, Los Indignados de la Puerta del Sol se retiraban de la plaza entre abrazos y debate, tal como nacieron.
Mientras se levantaba el campamento, la asamblea mantenía viva la palabra hasta el último momento: manos alzadas, calendario de movilizaciones, nuevas convocatorias en barrios y pueblos, iniciativas, ideas, propuestas. En la Puerta del Sol de Madrid, y en todas las plazas de España que han seguido su ejemplo, acaba de germinar como quien dice un movimiento ciudadano que desde la paz y la palabra, como diría Blas de Otero, no va a cejar en su empeño reivindicativo porque en ello le va y nos va el futuro.
Durante muchos años se nos ha vendido la imagen de una juventud apegada a la bulla e inconsciencia del botellón, como si no hubiera otra mocedad posible más que esa, y hete aquí que de la noche a la mañana esa misma generación emerge llena de ideas y vindicaciones para hacerse con el rol activo que el Sistema le deniega, explotándola o marginándola. Los Indignados de España acaban de decirle al Sistema que el calificativo que los nombra está vivo y que el aprendizaje para el debate y la democracia directa que han protagonizado en las plazas del país acaba de ponerse en circulación y tiene mucho y muy hondo recorrido. El cultivo de la inteligencia crítica y la convivencia asamblearia son muy seductores, tanto por lo que aportan a la persona como por la fuerza que pueden tener en su conjunto.
Es lo que se anuncia desde una de las últimas pancartas colgadas en la Puerta del Sol. En la plaza madrileña solo se plantó el campamento base para hacer posible por fin lo que esa pancarta propone, sin freno mi marcha atrás. "Dormíamos, despertamos", dice la placa que ha dejado grabada el Movimiento 15-M en el kilómetro cero de un nuevo camino. Que nada ni nadie la borre.
+@Ya hay libro sobre 15-M en PDF.
HAY ESQUELAS QUE NO CABEN EN "EL PAÍS"*
Las esquelas se pagan y se publican habitualmente en los periódicos, pero alguna vez eso no llega a ocurrir porque alguien o algo lo impide. Es el caso de la que lleva los nombres de una misma familia, luchadores todos ellos por la Justicia y Libertad cuando eso podía costar y costaba la vida, la cárcel o el exilio. La esquela que ilustra este comentario no apareció en el diario El País al que iba destinada, según se deduce por el diseño (la esquela es de 2010 pero la familia ha querido publicarla ahora, según Foro por la Memoria de Guadalajara).
Puede que el citado periódico considerase censurable el término torturada en la cabecera necrológica, porque en enero de 2008 ese mismo diario publicó un obituario del comisario Ballesteros en el que solo se glosaba al mentado como experto antiterrorista y participante en la conversaciones de Argel, sin hacer referencia alguna a lo que César Llorca Tello y 18 firmas más puntualizaron días después en una carta al director.
La carrera profesional de Manuel Ballesteros, así como su triste notoriedad, no empezaron en 1979 -se especificaba en esa misiva conjunta-, sino en 1968 con la detención en Valencia de 36 comunistas y sindicalistas que durante largos días fueron brutalmente torturados.
A propósito de censuras y olvidos a cuenta de torturadas y torturadores, parece oportuno traer a colación la cita de un autor, poeta y periodista argentino al que el diario El País concedió en su día gran cobertura informativa con motivo de la concesión del Premio Cervantes (2007). Dijo Juan Gelman entonces: después de los dictadores vienen los organizadores del olvido.
*Publicado en Público.es, blog Voz de Memoria.
Puede que el citado periódico considerase censurable el término torturada en la cabecera necrológica, porque en enero de 2008 ese mismo diario publicó un obituario del comisario Ballesteros en el que solo se glosaba al mentado como experto antiterrorista y participante en la conversaciones de Argel, sin hacer referencia alguna a lo que César Llorca Tello y 18 firmas más puntualizaron días después en una carta al director.
La carrera profesional de Manuel Ballesteros, así como su triste notoriedad, no empezaron en 1979 -se especificaba en esa misiva conjunta-, sino en 1968 con la detención en Valencia de 36 comunistas y sindicalistas que durante largos días fueron brutalmente torturados.
A propósito de censuras y olvidos a cuenta de torturadas y torturadores, parece oportuno traer a colación la cita de un autor, poeta y periodista argentino al que el diario El País concedió en su día gran cobertura informativa con motivo de la concesión del Premio Cervantes (2007). Dijo Juan Gelman entonces: después de los dictadores vienen los organizadores del olvido.
*Publicado en Público.es, blog Voz de Memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario