viernes, 18 de enero de 2008

EL DIARIO EL PAÍS Y EL COMISARIO BALLESTEROS

Melibea
También a una servidora le causó más estupor que sorpresa, más indignación que asombro, el obituario publicado el pasado lunes día 14 en el diario El País con motivo del fallecimiento del comisario de policía don Manuel Ballesteros. Pensé entonces que si un editorial de tan prestigioso periódico en contra de la memoria de Ernesto Che Guevara, a quien se calificó de terrorista, publicado hace unos meses, fue motivo de una breve y liviana carta de disconformidad suscrita y dada a conocer por la Redacción de ese rotativo en las páginas del mismo, otro tanto al menos debería haber sucedido con la amnésica necrológica dedicada al señor Ballesteros. Transcurrida casi una semana sin que los redactores de El País estimen conveniente la publicación de su discrepancia, a pesar de la significación que ese medio ha tenido en la consolidación de nuestro vigente periodo democrático, han tenido que hacerlo don César Llorca Tello y 18 firmas más como ciudadanos víctimas del celo represivo que el tal comisario tuvo al frente de la infaustamente conocida Comisaría General de Información durante los últimos años del franquismo. Porque, como se indica en la carta publicada en la edición de hoy del aludido periódico, don Manuel, a quien se presenta en el obituario como experto antiterrorista y participante en las conversaciones de Argel, fue mucho más que eso. Tanto su carrera como su triste notoriedad no comenzaron en 1979, sino en 1968, con la detención en Valencia de 36 comunistas y sindicalistas que durante largos días fueron brutalmente torturados. Que una cosa es la revancha y otra el olvido, según se hace constar en la necesaria y puntualizadora misiva:

Con sorpresa, asombro e indignación hemos leído el obituario que el periódico de su dirección dedica el 14 de enero al comisario de policía Manuel Ballesteros, al que presenta como "experto antiterrorista y participante en las conversaciones de Argel". Se afirma en el texto que "Manuel Ballesteros comenzó su carrera en el Ministerio del Interior en 1979 al frente de la Comisaría General de Información", hecho éste que no se ajusta a la verdad. Manuel Ballesteros comenzó su carrera como policía mucho antes, en la tristemente recordada y temida Brigada Político Social (BPS), instrumento policial del régimen franquista para la represión de todos aquellos que luchábamos por la libertad y la democracia. Equivalente a la DINA chilena de Pinochet, la BPS se mostró especialmente "eficaz" en la persecución, detención y tortura de sindicalistas, comunistas y demócratas en general. Fue así como Manuel Ballesteros labró su porvenir.
En Valencia somos muchos los que recordamos su celo en estos menesteres. Manuel Ballesteros logró triste notoriedad en noviembre de 1968 con la detención en Valencia de 36 comunistas y sindicalistas que durante largos días fueron brutalmente torturados. Él y sus compañeros de la BPS les golpearon y aplicaron corrientes eléctricas sin ningún tipo de piedad. Dos años después, repetiría su "hazaña" con un grupo de jóvenes universitarios, torturados personalmente por Ballesteros durante 18 días y 18 noches, desde el 23 de abril hasta el 11 de mayo de 1971. Su nombre está inexorablemente unido a estos gravísimos hechos. Ignorarlo sería una afrenta a las víctimas y a sus familiares, especialmente para los que han muerto, como el economista Ángel Guardia, o Antonio Palomares, dirigente y diputado comunista en las Cortes que elaboraron la Constitución, diputado también en las Cortes Valencianas y uno de los padres del Estatut. Como muy bien recordaba su periódico en el obituario publicado el 25 de marzo pasado, a consecuencias de las torturas, Antonio Palomares "había perdido varios centímetros de estatura, tenía tres vértebras soldadas y el diafragma deformado...".
Al igual que tantos otros, Ballesteros quiso después borrar su pasado y construirse una imagen "profesional". Contribuir a ello significa borrar largos años de lucha y resistencia antifranquista. Supone silenciar de nuevo a los demócratas y daña el sistema de libertades que conseguimos a pesar de, entre otros, Ballesteros.
Los abajo firmantes, que sufrimos de manera directa la represión de este policía, nunca hemos pedido ningún tipo de revancha. Pero nos negamos al olvido y a que se reescriba nuestra historia. Su periódico no debería contribuir a ello.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy corta la memoria histórica en España, incluso cuando la ejerce el periódico asociado por trayectoria con la consolidación de la democracia en este´país.

Anónimo dijo...

Qué gran lección la de los firmantes para los que piensan que la ley de Memoria Histórica reabre viejas heridas...Todavía viven entre nosotros los que padecieron el franquismo y asisten al olvido que los medios democráticos dan a sus torturadores....

Anónimo dijo...

Es que El País es lo que es y nació para lo que nació. No olvidemos que Ballestero también estuvo con un gobierno socialista. Es el inspector de Cuéntame.

Publicar un comentario