Diario del Aire
domingo, 28 de abril de 2024
OVIEDO, VISITA GUIADA: DE CARBAYONES Y MOSCOVITAS
EL LAWFARE CONTRA SÁNCHEZ SILENCIA Y SEÑALA A SUMAR
Tal como subraya mi estimado Raúl al final de este interesante artículo en Diario Red, donde las colaboraciones con su firma son de lo mejorcito que se publica en un medio que debería responder con más alicientes informativos y opinativos a la expectativas que generó la creación de Canal Red, la crisis de régimen, lejos de haberse cerrado, es cada vez más profunda porque le ha roto las costuras a un sector del 15M que priorizó la táctica y el cortoplacismo antes que defender a sus compañeros de la mafia jurídica y mediática.
Raúl Solís
En política hay chispazos que se convierten en fogonazos porque cambian la conversación pública. El 15M fue un éxito porque puso a España a hablar de las puertas giratorias, del capitalismo financiero, de gente que era tirada a la puta calle por no poder pagar su hipoteca, de la corrupción, del dinero público que se había dedicado a salvar a los bancos, del abuso de poder, de la casta enmarañada en las telarañas del Estado, de la performance del bipartidismo y de tantas otras cosas más. Hubo cosas de las que no se habló, no al menos los suficiente. Del poder mediático, del entramado de medios de comunicación que, financiados por bancos, industria militar, energéticas y dinero público, sirven para defender los intereses de sus pagadores y no el derecho a la información de la ciudadanía que contempla el artículo 20 de la Constitución como un derecho fundamental.
Tampoco se habló del poder judicial, una casta nobiliaria con un casi insuperable sesgo de clase que termina convirtiendo un poder fundamental del Estado de derecho en un reservorio de las élites, con intereses reaccionarios que se convierten en el brazo armado de la derecha para derribar a opositores.
De hecho, si las demandas del 15M no han podido aterrizar con la radicalidad necesaria y deseada es porque estos dos poderes, el mediático y el judicial, han ido con todo, por lo legal y por lo ilegal, contra los actores políticos que el régimen ha sabido que iban más lejos de lo permitido. El lawfare o guerra jurídica y mediática no son unos jueces prevaricando para triturar el honor de políticos indomables, que también, sino la suma de los sectores reaccionarios del poder judicial con el poder mediático para matar civilmente a quienes osen disputarle el poder a los que mandan.
De hecho, en la mayoría de los casos de lawfare que hemos vivido en España en los últimos diez años, la prueba que ha servido para que un juez decida abrir diligencias son recortes de periódicos y declaraciones en medios de comunicación de supuestos afectados. La falsa causa judicial contra Podemos por supuesta financiación de Venezuela no hubiera hecho daño a la democracia española sin el papel estelar de Antonio García Ferreras, director de La Sexta y presentador de Al Rojo Vivo, o sin el Informe PISA que emitió en primicia la Cadena Ser a través de la periodista Ana Terradillos.
Sí, la misma Cadena Ser que estos días están tan preocupada por la democracia después de que Pedro Sánchez haya pedido una reflexión pública en lugar de usar el BOE para legislar y poner en orden al régimen del que el PSOE es parte indisociable, por mucho que María Jesús Montero se crea Evita hablándole a los descamisados en la Plaza de Mayo de Buenos Aires. El lawfare lleva diez años operando en España y no ha empezado con Pedro Sánchez. Igual se olvida que fue una presidenta del Congreso con carné del PSOE, Meritxell Batet, quien le quitó el escaño al diputado Alberto Rodríguez después de haber sufrido un caso de libro de lawfare.
Ha ocurrido lo mismo con el lawfare que ha sufrido Mónica Oltra. Es La Sexta, El País y la Cadena Ser quienes convierten las denuncias falsas contra la exvicepresidenta valenciana en un escándalo y empujan al PSOE a pedirle la dimisión, con el empujón definitivo de sus compañeros de Compromís que se la quieren quitar del medio porque pensaban más en elecciones que en defender el honor de una mujer decente que estaba siendo masacrada por tierra, mar y aire con un tema de alto voltaje moral.
Situación similar se dio con el lawfare contra Irene Montero por la ley del sólo sí es sí. Ferreras llegó a poner un contador de los supuestos violadores que eran puestos en la calle por los jueces prevaricadores, pero responsabilizando en todo momento a Irene Montero. El veto de Yolanda Díaz a la ex ministra de Igualdad se justificaba precisamente en que había sido víctima del lawfare contra la ley de libertad sexual. Díaz llegó a pedirle la dimisión a Irene Montero durante los días del lawfare contra la ley del sí es sí.
A pesar de que Antonio García Ferreras es uno de los actores principales de la guerra jurídica y mediática contra líderes progresistas, en su mesa tiene sentados a miembros de Más Madrid y Sumar y cada día, a eso de las 13 horas, entran en directo ministros o diputados de la formación de Yolanda Díaz mientras que Podemos está vetado por haber señalado el proceder de La Sexta.
La carta de Pedro Sánchez se ha convertido en ese chispazo que cambia la conversación y de golpe ha silenciado a Sumar, que vive con un miedo atroz a que el PSOE convoque elecciones o que Sánchez dimita. La formación de Yolanda Díaz lo vive con miedo porque esta conversación la señala a ella y a sus socios como agentes directos del lawfare contra sus antiguos compañeros, como beneficiarios directos, como mascotas del poder para edulcorar las operaciones mafiosas del régimen contra dirigentes de izquierdas.
Lo más radical que ha defendido Sumar contra el lawfare estos días es crear una comisión de expertos para combatir los bulos porque defender una ley de medios que tipifique como delitos la mentira, la desinformación o la publicación de noticias creadas a través de redes criminales sería señalar directamente a Antonio García Ferreras, a la Sexta y al presidente de Atresmedia, José Creuheras, ese señor con el que Yolanda Díaz entregó el Premio Planeta a Sonsoles Ónega, uno de los grandes baluartes de la Operación Sumar.
Al igual que en el 15M la vieja izquierda de las tarjetas black, de las puertas giratorias o que tributaba en Luxemburgo se quedó sin voz, el lawfare silencia a Sumar porque permite ver con claridad que es un producto directamente horneado por la guerra del régimen contra la izquierda que no aspira a ser mascota del poder. Lo que estamos viviendo estos días es un espejo que retrata a los poderes mediático y judicial, que fueron justamente los dos sectores que se quedaron fuera en la década pasada.
Mientras los medios de la derecha son cada vez más ultras, los medios progresistas, inclusos los nacidos al albur del 15M como Eldiario.es, están hoy en la esfera tranquilizante del neoliberalismo progresista que representan el PSOE y Sumar. La crisis de régimen, lejos de haberse cerrado, es cada vez más profunda porque le ha roto las costuras a un sector del 15M que priorizó la táctica y el cortoplacismo antes que defender a sus compañeros de la mafia jurídica y mediática.
DIARIO RED DdA, XX/5625
sábado, 27 de abril de 2024
EN EL PSOE Y SUS MEDIOS SABEN QUE SÁNCHEZ NO SE VA, SE QUEDA
POR TI QUE TE PROTEGES DEL ARDOR DE LA SEDA...
Inés Marful
viernes, 26 de abril de 2024
HACE 92 AÑOS, ESTA ERA LA PROPUESTA DE LA ESCUELA REPUBLICANA
La filosofía educativa de la República a
principios de 1932*
Eduardo Montagut
En la historia de la educación en la Segunda República aportamos un documento legal, no de rango superior, pero sí, creemos harto significativo, sobre los cambios que se pretendían hacer en la escuela. Estamos hablando de la circular de 12 de enero del director general de Primera Enseñanza, Rodolfo Llopis. Ahora, hace 90 años, recuperamos esta disposición.
La Dirección General había suministrado a través
de los Consejos Provinciales de Protección Escolar a las escuelas ejemplares de
la recién aprobada Constitución. Los maestros debían enseñar la Constitución,
explicando lo que significaba un texto constitucional para las democracias, las
luchas que habían tenido que sostener los españoles en demanda o defensa de la
Constitución, y como la República, al promulgar la Constitución, señalaba un
momento histórico en el proceso de liberación de los españoles.
Se abría un nuevo período histórico para España,
donde debían aunarse la alegría, la meditación y la responsabilidad. A los
maestros les tocaba una misión en relación con esa responsabilidad general.
El maestro como educador
Para las nuevas autoridades educativas el maestro
debía ser considerado un educador. La escuela debía convertirse en la casa del
alumno, un lugar donde desarrollar su infancia. En este sentido, el maestro
debía entender que además de instruir debía educar para que el niño pudiera
alcanzar el desarrollo de su personalidad.
Vitalizar la escuela
Había que dar vida a la escuela, y había que
llevar la escuela donde estaba la vida. La escuela libresca debía ser superada
por una escuela activa. Por eso, había que cambiar los horarios viejos y los
programas rutinarios para conseguir centros vivos de interés y por la libre
curiosidad del niño. La escuela debía responder a los interrogantes del niño, y
convertirse en un hogar donde pudiera trabajar. Precisamente, el trabajo se
convertía en el eje pedagógico de la nueva escuela. Pero hacer al niño un trabajador
no significaba que la escuela primaria fuera un centro para aprender un oficio
determinado. Lo que quería decir es que todo lo que se aprendiera en la escuela
debía hacerlo el niño con sus propias manos, y en colaboración con los otros
niños como compañeros suyos. Era una manera de enseñar que el trabajo propio o
individual era más útil si servía a los intereses de la comunidad.
La unión entre la escuela y el pueblo
En la circular se afirmaba que había que unir la
escuela al pueblo, es decir que la escuela debía vivir en contacto con la
realidad. Los niños tenían que conocer su entorno mediante excursiones, paseos
y visitas. El ambiente geográfico se convertía en un recurso didáctico para el
maestro. Ese entorno de fábricas, campos, talleres, el mar, etc. debía ser
totalmente familiar para los alumnos. La escuela debía establecer una relación
íntima con el trabajo y con el hogar. De ese modo, la misma podrá ejercer mucha
influencia. La escuela puede interesar a los padres organizando enseñanzas que
respondiesen a sus inquietudes, organizando bibliotecas, lecturas, audiciones y
conferencias. Todo lo que estaban haciendo las Misiones Pedagógicas estaba
convirtiendo a la escuela en el eje de la vida social de los lugares, y de ese
modo el pueblo acabaría sintiendo a la misma como una cosa suya.
Escuela laica
Así era, la escuela debía ser laica, porque tenía que respetar la conciencia del niño. La propaganda de todo tipo estaría prohibida en la escuela, porque no se podía coaccionar las conciencias. La escuela debía ser respetuosa y liberadora, un lugar neutral donde el niño viviese, creciese y se desarrollase.
Había que recordar que la Constitución establecía en su artículo 48 que la escuela debía ser laica. En dicho espacio no podía existir signo alguno que implicase confesionalidad, además de la prohibición de la enseñanza y práctica religiosas. La escuela debía inhibirse de los problemas religiosos. La escuela era de todos y aspiraba a ser para todos.
Pero, además, la circular pedía que los maestros revisasen los libros de texto por si incluían apologías del ex rey y de la Monarquía.
Llopis recordaba una circular de mayo donde se pedía al docente un esfuerzo, aprovechando las oportunidades que ofrecían sus lecciones en otras materias, el diario hacer de la escuela y los ejemplos de la vida de los pueblos, para inspirar a los alumnos un “elevado ideal de conciencia”.
Para el cumplimiento de todo lo dispuesto apelaba también al trabajo de la inspección educativa, sin olvidar la labor asesora para los maestros que debían desempeñar los Consejos locales, provinciales y universitarios de protección escolar.
*Hemos trabajado con el número 7156 de El Socialista, del día 14 de enero de 1932.
La Voz de la República DdA, XX/5623
CLAVELES ROJOS PARA FÉLIX MARAÑA
Valentín Martín
MALA GENTE QUE CAMINA Y VA APESTANDO LA TIERRA
Félix Población
Un día después de que se estrenara el Cuatro TV el nuevo programa de Sistiaga Otro enfoque, que trató sobre la polarización política con Miguel Ángel Rodríguez y Pablo Iglesias como invitados -sin que su director y presentador hiciera memoria sobre los orígenes de esta lacra-, la televisión pública invitó ayer a su programa En primicia al comunicador que más bregó y sigue bregando por la crispación política en España.
Jiménez Losantos, que llama a TVE la tele de Sánchez, es a juicio de la dirección de esa casa uno de los trece periodistas relevantes y singulares que han pasado y pasarán por el programa que presenta Lara Siscar. Es como si, a falta de la documentación no manejada por Sistiaga para rastrear los comienzos de la polarización política en España, antes incluso del 11-M, la televisión pública nos quisiera recordar, calificándolo como periodista relevante, a quien, a través de una cadena de emisoras de la iglesia católica, fue pródigo como muñidor de bulos e infamias, alentó teorías conspirativas sobre la mayor tragedia terrorista ocurrida en la historia de este país, no dejó de utilizar el insulto desde los micrófonos y hasta se permitió amenazas de muerte en alguna ocasión con total impunidad.
Nada de eso forma parte de la trayectoria profesional del resto de los profesionales del periodismo que, con una carrera dilatada, sí pueden resultar de interés para un programa de entrevistas en profundidad sobre su trayectoria. Me estoy refiriendo a Raúl del Pozo, Rosa Montero, Pepa Bueno, Miguel Ángel Aguilar, Nativel Preciado, Jesús Maraña o Rosa María Calaf, entre otros.
Que el protagonista de la entrevista de ayer en el programa de Siscar se crea, según sus propias palabras, que tiene por misión decir la verdad, podría interpretarse como un desequilibrio psicológico, a no ser que su hipocresía haya llegado a un grado de fatuidad que no conoce límite, con tal de defender su protagonismo mediático, que tan bien le ha ido partiendo de unas colaboraciones en el Diario 16 de Pedro Jota cuando era profe de instituto, para llegar a empresario de la comunicación como dilecto e idolatrado predicador de la derecha más reaccionaria.
Me parece que fue Alaska, una de las intervinientes en el programa, quien definió mejor a su amigo, con el que lleva decenios colaborando. Ciertamente, Losantos como comunicador es una bestia, pero una bestia nefasta para la convivencia democrática. Sólo hubiera hecho falta recurrir a la fonoteca o videoteca para ilustrar hasta qué punto se ha caracterizado este individuo como vocero del odio en los últimos treinta años, consciente -porque a Federico no se le puede negar cultura- de lo que una práctica mediática de ese tenor puede hacer reverdecer en un país cuya historia está marcada por sucesivas guerras civiles, con el colofón brutal de la última con su consiguiente y larga dictadura.
Me consta que como exprofesor de Lengua y Literatura a Federico Jiménez le suena estos versos de don Antonio Machado: Mala gente que camina/ y va apestando la tierra. Pues eso.
DdA, XX/5623
jueves, 25 de abril de 2024
SE ESTÁ CREANDO UN MUNDO DE MIERDA QUE NOS AFECTA A TODOS
Pablo Rivas
No voy a entrar en el movimiento de Pedro Sánchez. No sé si es un golpe en la mesa real, un grito de ahogo ante una situación personal, o algún tipo de jugada del político de las mil vidas, especialista en órdagos mediáticos. Pero hay algo de todo esto que me tiene maravillado: el presidente del Gobierno de una de las naciones más importantes del planeta ha anunciado públicamente que se plantea dimitir ante una campaña “de acoso y derribo por tierra, mar y aire” mediática perpetrada por lo que llama en su carta “constelación de cabeceras ultraconservadoras”. En connivencia, añado yo, con una importante parte de la judicatura afín a estas que ya no esconde su mal hacer para favorecer a quienes defienden su misma ideología ultraconservadora. Eso que llaman el lawfare.
Imagino que tienes televisión, cuenta de Twitter/X o de Instagram. Puedes
escuchar la radio o abrir uno de los muchos periódicos impresos o digitales que
se extienden por el país. Y hay una tónica general que hay que poner sobre la
mesa, y hacerlo ya. La mierda nos come.
Hay que llamarlo por su nombre. Basura, bazofia, mugre,
desinformación, fake news, mentira, calumnia,
falacia, falsedad, patraña, ficción, falsificación… El panorama mediático
español se ha convertido con el paso del tiempo en una amalgama de espacios a
cada cual más insano. Es un conjunto de contenidos perturbador, que
desequilibra a la sociedad, nos vuelve esquizofrénicos, metidos en un continuo
lanzamiento de obuses que nos llevan a un nivel de fricción y de permanente
choque de trenes que nos escora a esquinas agresivas y a vivir en un permanente
enfrentamiento tenso en el que la información ya no es tal y todo vale para
arrasar al contrario. Fake news en
estado puro, la parida del día creada por el gabinete de cierta presidenta
autonómica, y multiplicada hasta la saciedad por “la constelación de cabeceras
ultraconservadoras” —en adelante, el montón de mierda, al menos en este
artículo—, como centro del debate público.
Las bases afines al PSOE reaccionaron bien en las redes sociales ayer.
#NoTodoVale era uno de los temas del momento en Twitter. El llamado llega
tarde, por supuesto. Mi compañero Yago Álvarez lo decía ayer en una
columna en la que se recordaban hechos similares que no nos
contaron en su día con tanto bombo mediático como el que ha cosechado el
anuncio de Sánchez. Con la voz entrecortada entre —imagino— una profunda frustración
y rabia, la ex vicepresidenta primera de la Comunitat Valenciana,
Mónica Oltra, decía el 21 de junio de 2022 ante los medios que se iba “con la
cara bien alta”, pero también “con los dientes apretados, muy apretados, por
muchas cosas”. Y dijo más. Entre sus frases de aquel día se cuelan algunas como
“esta historia pasará a la infamia política, jurídica y mediática de este
país”, “nos están fulminando uno a uno con denuncia falsas” o “que nadie se
pregunte de aquí a 20 años, o de aquí a 20 meses, qué cojones pasó en este
país”. 22 meses entre aquello y lo que ha pasado este miércoles. Añado una más:
“Este país es un problema cuando no nos defendemos de la extrema derecha”.
Oltra fue derrotada políticamente en una operación similar, absolutamente
asquerosa en la que se mezclaban los términos “encubrimiento”, “exmarido”,
“abusos sexuales”, y “menores”. Una deposición fabricada por el montón de
mierda que, por
supuesto, el juez archivó. Dos años después, eso sí, con Oltra
tocada y hundida, y la basura que perpetró aquello en el mismo sitio. Sufrir
eso, sabiendo que es todo una creación de gentuza, debe de ser aterrador.
Hay que ser un espécimen extremadamente vil para arengar a las masas contra
la familia de Irene Montero y Pablo Iglesias, en su propia casa como se hizo,
bajo todo un ingente número de acusaciones fabricadas y ejecutadas por
organizaciones filofascistas y ultras, acusaciones todas ellas desestimadas y
basadas en “informaciones” de ese montón de mierda. Los escraches del 15M que
tanto enarbolaron los ultras de las heces para justificar semejante brutalidad
—que afectó a sus hijos— ni se le acercan en concepto: aquello fueron momentos
puntuales, duraban unos minutos, bajo peticiones concretas en un contexto de
crisis social brutal y explosión de pobreza, paro y desahucios. En Galapagar,
cientos de pijos, ultraderechistas, fascistas y colgados persiguieron durante
meses a una pareja de políticos por el simple hecho de ser los contrarios. Algo
deleznable, que no se atajó. De aquellos barros, estos lodos.
Pero el panorama mediático no es solo un montón de mierda, hay una palabra
que creo que se ajusta al dedillo, y esa es mafia. Lo cuenta bien Yago Álvarez,
y en El Salto lo hemos explicado y denunciado largo y
tendido con una extensa ristra de artículos sobre cómo gobiernos conservadores
y ultras riegan
con dinerito fresco —y público— pseudomedios de comunicación
especializados en ser la parte más asquerosa, olorosa y putrefacta del montón
de mierda. Que tus impuestos vayan a semejante calaña es algo que también
debería producir serias apreturas de dientes, al más puro estilo bruxista.
Seamos serios. Que organizaciones estilo Manos Limpias o Abogados
Cristianos —por citar solo dos— puedan seguir permanente e insistentemente
perpetrando sus atentados políticos sin ningún tipo de consecuencia no es ni
lógico ni aceptable en una democracia que se jacte de serlo. Una panda de
ultras utilizando la justicia y fabricando bazofia, todo ello amplificado por
el montón de mierda mediático, que a su vez recibe su sustento de partidos que
participan de esa estrategia de fake news y
acoso insistente es más propio de una novela de ciencia-ficción que de una
democracia que se base en la convivencia y la lógica. Y todo con dinero
público.
Sí, lo sabemos, es una tendencia global. Bolsonaro, Milei, Meloni o Trump nacen de ese proceso, cocinado a fuego lento en las cloacas estadounidenses en los inicios de los años 2000. Les ha funcionado, y va a más. Llevan décadas poniendo inmensos recursos y toda la carne en el asador para que sus posicionamientos ultras triunfen, llevándose por delante el periodismo, la calma y la convivencia. En El Salto tenemos claro que pondremos nuestro grano de arena para pararles los pies, aunque no nos llegue un duro de su mafia, aunque solo subsistamos con el dinero de gente que pone una pequeña parte de su sueldo para que existan medios fuera del montón de mierda, que no estén controlados por fondos de inversión o multinacionales foráneas o patrias.
EL SALTO DdA, XX/5622