Unas fechas después de los actos conmemorativos del cincuentenario de la reinstauración de la monarquía con el nombramiento de Juan Carlos I como rey de España, por expreso deseo del dictador Francisco Franco, y dos días antes de que se pongan a la venta sus memorias, el emérito huido ha puesto en circulación un vídeo, dirigido a los jóvenes -según dice el protagonista-, en el que aparece sin corbata contándonos lo de la modélica Transición. A falta de la servil entrevista que le brindaron en Francia a Juan Carlos de Borbón, cuya repercusión en el número de ejemplares vendidos de su libro desconocemos, deberíamos preguntarnos por qué en España no vamos a contar con una entrevista, aunque sea similar. ¿Será por imposición de la Casa Real? ¿Será porque ningún canal de televisión la considera oportuna? ¿Será porque para servilismo basta con la interviú difundida en Francia, que aquí sería mucho más bochornosa? El emérito ha tenido que consolarse con un vídeo, por lo que a dos días de que sus memorias estén en las librerías, se ha visto privado de la publicidad que comportaría una entrevista en una televisión privada o pública y que de seguro habría contado con una importante audiencia. Porque de lo que no hay duda es del interés informativo que despertaría tal hecho, incluso siendo de contenido tan anodino y trivial como el propio vídeo dado a conocer hoy.
DdA, XXI/6184
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