martes, 4 de noviembre de 2025

PRESOS DE 1934 Y 1944 EN LA CÁRCEL DEL COTO DE GIJÓN

 



Félix Población

Entre estas dos imágenes de la historia contemporánea de Asturias median ocho años. Las dos tiene por escenario la cárcel de El Coto, en Gijón, y los protagonistas son en el primer caso los presos de la Revolución de Asturias de 1934, una vez liberados en 1936 (no en 1935), tras las elecciones de febrero de ese año que dieron la victoria a los partidos del Frente Popular. La segunda no corresponde a una liberación sino a la permanencia en la cárcel en 1944, desde la ocupación de Asturias por las tropas sublevadas, de los presos republicanos. Desde el 21 de octubre de 1937, fecha de la entrada del ejército franquista en la ciudad de Gijón que supuso la caída del frente norte, hasta el año 1955 se hacinaron en esa prisión hasta 11.000 presos. El número de reclusos varones de la cárcel gijonesa que fueron fusilados en los primeros años de la posguerra supera el millar (1250), a los que hay que añadir nueve mujeres. La historiadora Enriqueta Ortega, que empezó a hacer entrevistas a los sobrevivientes de la prisión en 1989, contó casos especialmente crueles como el de una familia de un condenado a muerte que llegó a ir a Burgos para solicitar a Franco el indulto y cuando lo lograron se encontraron de vuelta con que los falangistas habían sacado a su familiar de la prisión para asesinarlo. Es de tener en cuenta que por El Coto pasaron presos de todas las provincias del país, insulares y peninsulares, porque el castigo también consistía en distanciar a los reclusos lo más posible del lugar en el que residían con sus familias. Enriqueta Ortega Valcárcel dice haber llorado muchas veces al salir de la vivienda de quienes les prestaron el testimonio oral de aquellas penosas vivencias. La historiadora burgalesa fue pionera en Asturias en investigar la represión franquista y el exilio republicano. Los datos pertenecen a su libro Asturias. Ejecutados y fallecidos en la cárcel del Coto de Gijón (Azucel, 1994). Gracias a Enriqueta Ortega, estudiosa de la memoria democrática desde una perspectiva de género, la mujeres republicanas fusiladas en Gijón por la dictadura fueron homenajeadas con una placa memorial en la Plaza de Europa de aquella villa. La primera de esa mujeres fusiladas fue Ana Orejas, una joven socialista gijonesa de 23 años, (léase mi articulo publicado hace años), a la que acompañaron trece hombres en el paredón del cementerio de Ceares el 9 de noviembre de 1937. Según la confidencia que le hizo el religioso que asistía a los fusilamientos a uno de los presos, dos tiros en la cabeza y tres el corazón acababan con la vida de los condenados, de manera que fueron setenta los disparos que en total sonaron aquel amanecer en Gijón, segando la juventud de la primera mujer ejecutada por los vencedores en esa ciudad. Tal como publiqué también en su día en este mismo DdA (Eladia García Palacios y siete mujeres fusiladas más), la última mujer fusilada en Gijón fue Estefanía Cueto Puertas, natural de Nueva de Llanes, con 40 años de edad, soltera. Era modista de profesión y vivía en Sotrondio. Pertenecía al PCE y decían de ella que había participado en la Revolución de Octubre del 34 y que había conseguido huir y exiliarse en Rusia, de donde regresó en Febrero de 1936, tras la victoria electoral del Frente Popular. También afirmaban los que la condenaron a morir que durante la guerra había sido una de las principales dirigentes comunistas y que había desempeñado la dirección de talleres de costura en Sotrondio, en Nueva y Posada de Llanes, y también en Pola de Siero. El día de su ejecución se contaron veinte cadáveres. Fue el 29 de agosto de 1939, cuatro meses después de que el dictador proclamase el fin de la guerra y casi dos años más tarde de que entraran en Gijón sus tropas liberadoras.

CONVOY DE LOS 927

Después de casi un siglo de olvido, el gobierno de España acaba de reconocer a las víctimas del "Convoy de los 927" en la persona de la última sobreviviente de aquel miserable envío de familias españolas a Mathausen. María Luisa Ramos Barril conmocionada aún, está mañana recordó a su padre Belarmino, asesinado por lo nazis y a sus dos hermanos Galo y Manuel Ángel Ramos, prisioneros esclavizados por los nazis, gracias a la complicidad del gobierno franquista.

DdA, XXI/6157

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