¿No hubiera sido más lógico convocar elecciones?, se pregunta Tecé en CTXT. Sí, pero Mazón hubiera perdido el aforamiento. ¿No hubiera sido más fácil hacer esto hace un año? Sí, pero Mazón tenía que encontrar la fórmula para no perder el aforamiento. Eso y que, en realidad, ¿por qué iba dimitir si todo el mundo le aplaudía? Corrijo en el titular lo escrito por el articulista, que con los aplausos acaso quiso referirse a los de su partido y al jefe de su partido, que no dejó de darle abrazos y parabienes, pero que ahora debe creerse ajeno a las responsabilidades que le competen por ello:
Gerardo Tecé
Carlos Mazón ha llegado 369 días y 13 horas tarde a su dimisión. Dimisión a medias porque, como empieza a ser costumbre ya con este hombre, tendremos que seguir esperando un rato más. Siempre un agónico rato más. Porque dimitir no es algo inmediato como pulsar un botón o mandar un SMS, podría haber dicho el todavía presidente valenciano en su exótica rueda de prensa. Se abre ahora un proceso largo, como larga fue aquella tarde que a Mazón se le pasó volando. El parlamento valenciano, es decir, la mayoría formada por PP y Vox en las Cortes valencianas, deberá encontrar un sustituto para el cliente del año, según la asociación de hosteleros de Valencia. ¿No hubiera sido más lógico convocar elecciones? Sí, pero Mazón hubiera perdido el aforamiento. ¿No hubiera sido más fácil hacer esto hace un año? Sí, pero Mazón tenía que encontrar la fórmula para no perder el aforamiento. Eso y que, en realidad, ¿por qué iba dimitir si todo el mundo le aplaudía?
12 de enero de 2025. Oviedo. 75 días después del Ventorro. Mazón viaja a Asturias, donde hay cumbre de líderes territoriales del Partido Popular. Sobre el escenario, Alberto Núñez Feijóo recibe uno a uno a los convocados y, cuando llega el turno del presidente valenciano, se vive un momento muy especial. Feijóo abre los brazos para recibir a Mazón y, mientras ambos se abrazan, los presentes lanzan un aplauso cerrado, emotivo, cariñoso, uno de esos aplausos que se viven en los estadios de fútbol cuando el futbolista lesionado de tibia y peroné, vuelve al campo por fin. Mazón, recuperado ya de aquella molestia muscular llamada 229 víctimas mortales, se lleva la mano al corazón y lanza besos al salón. Precioso.
17 de marzo. Valencia. 139 días después del Ventorro. Vox le brinda oficialmente su apoyo político a Carlos Mazón. Le regala la vida política apoyando sus presupuestos. Es el renacer absoluto del presidente valenciano, que está tan entusiasmado que decide dar lecciones: así es como se hacen las cosas, dice en su comparecencia. El precio a pagar por Mazón a cambio del apoyo del partido fascista es baratísimo: sólo deberá perseguir a los inmigrantes que tanto ayudaron en las tareas de emergencia durante la riada y negar el cambio climático y los fenómenos extremos que conlleva. Está chupado. Los presupuestos, en marcha, los contratos a empresarios de la Gürtel, en marcha y un programa político consistente en abandonar a los más vulnerables, en marcha. Nada detenía a Carlos Mazón.
5 de julio de 2025. Madrid. 249 días después del Ventorro. Mazón llega al Congreso nacional del PP y todo IFEMA se pone en pie. Ídolo. Torero. Cientos de cargos del partido, militantes y simpatizantes ovacionan al presidente valenciano de las diferentes versiones y numerosas mentiras de lo ocurrido aquella tarde. Lo hacen con el entusiasmo de quienes saben que, si Mazón se ha librado de esta, todo es posible en este partido lleno de luz y futuro.
28 de septiembre. Murcia. 334 días después del Ventorro, 36 días antes de su anuncio de dimisión. En plena alerta de nueva DANA en Valencia, Mazón se borra de las reuniones de emergencias para acudir a un Congreso del PP en Murcia, donde, una vez más, es ovacionado como la figura de resistencia en esta lucha contra el sanchismo: ¡seguir adelante sin consecuencias, sí se puede!
Nada ha cambiado entre estas fechas y hoy, día que Mazón anuncia su futura dimisión y que la Presidencia de la Generalitat aclara que se quedará en funciones. Los hechos son los mismos hoy que en enero, marzo o julio cuando Mazón era apoyado por la derecha española, desde Feijóo hasta Abascal. Hoy son las mismas las consecuencias de aquella dejación de funciones letal para cientos de familias. Solo han cambiado las encuestas y más que van a cambiar después de que Mazón, que nunca está donde se le necesita, se empeñase en estar en el funeral de Estado por el aniversario de la DANA. La imagen de las familias diciéndole lo que pensaban a la vista de todo el país lastra el crecimiento electoral de Feijóo. El PP no maneja valores, no maneja ética, maneja encuestas. Las ovaciones en pie han dado paso a peticiones de que se eche a un lado y Mazón lo ha hecho al estilo PP. Es decir, sin hacerlo, faltando a la verdad y torturando el relato hasta tal punto de que, quien haya escuchado su comparecencia y estuviese fuera de España hace un año, pensará que hoy anuncia su dimisión la única víctima que hubo en aquella DANA. Un minuto de silencio por él. Minuto de silencio imposible porque, el todavía presidente valenciano, aparece con verborrea y lanzando su novena versión sobre lo ocurrido. Si algo ha aprendido Mazón en este largo año es que, como dice el refrán, Camarón que no miente se lo lleva la corriente. Él lo empezó a descubrir cuando, al día siguiente de la DANA, compareció junto a Pedro Sánchez, a quien le agradeció “la inmediata reacción del Gobierno” y que “hubiera puesto todos los medios del Estado a disposición de los valencianos desde el primer momento”. Tardó dos días y tres llamadas de Génova Carlos Mazón en entender que así no se sobrevive en la actual derecha española. Así que los agradecimientos dejaron paso a las denuncias de abandono. Buen chico. Hasta que nos sirva.
CTXT DdA, XXI/6157

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