Lazarillo
Tal como se preveía desde que se planteó la resignificación del que fue llamado durante décadas Valle de los Caídos y del que se desalojaron muy tardíamente los restos mortales de quien lo mandó construir, el dictador Francisco Franco, el proyecto aprobado no ha satisfecho a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, ni tampoco a quienes consideramos que resignificar no puede comprender el mantenimiento de una gran cruz y la permanencia de la abadía y sus monjes, tal como determinó el propio dictador con la iglesia católica a su servicio. Si además las obras a emprender van a suponer un gasto de varias decenas de millones de euros, la resignificación nos va a salir demasiado cara, cuando lo único que había que significar era lo que representó el lugar en un tiempo en que el régimen vigente no dejó de celebrar la victoria de quien quiso exaltarse a sí mismo y a su régimen de represión siguiendo aquella soflama nacionalcatólica de Por el imperio hacia Dios. Mucho me temo, además, que la resignificación que se espera con el proyecto aprobado esté a merced a la postre del signo del próximo gobierno y las derechas que lo integren, si es que esto ocurriera. Más valdría, por tanto, proyectar ahora lo que le corresponde a la memoria democrática.
*Me dice una amable lectora que en lugar de resignificación había creído leer resignación. Me parece una equivocación que le da una segunda lectura al titular digna de tener en cuenta por pertinente.
DdA, XXI/6166

No hay comentarios:
Publicar un comentario