Lazarillo
Aunque frecuentamos similares ambientes en nuestra mocedad madrileña, escribimos algún libro con similar paisaje de fondo y hasta compartimos más recientemente algún evento de tipo cultural en las tierras y entre las gentes de aquellas comarcas de la montaña leonesa, no tuve oportunidad de saludar en ninguna ocasión a Julio Llamazares, que acaba de publicar un nuevo libro, editado por Alfaguara, cuyo prometedor título, El viaje de mi padre, recrea el que hizo su progenitor desde su pueblo natal hasta las batallas de la guerra incivil con sólo 18 años. Lo acompañó un amigo del pueblo de Aviados que, al contrario que el padre del escritor, tuvo larga vida y pudo contar a Llamazares detalles de aquel viaje sobre el que su padre no había sido muy explícito, quizá por lo que les pasó a tantos padres con los recuerdos de la guerra o porque tampoco su hijo de muy joven no mostró el suficiente interés. El libro se lo debía el autor al maestro Nemesio Alonso, que combatió con los sublevados, y ponerle punto final debió suponer para Llamazares una estimulante satisfacción. Este Lazarillo no lo ha leído aún, pero es muy estimulante comprobar que cada vez que Llamazares se asoma a la despoblada geografía de la montaña leonesa, con ocasión de cualquier acto cultural, reúne en torno a su persona a una nutrida parroquia, la suficiente como para insistir en que toda iniciativa cultural, del tipo que sea, debería prodigarse más en aquellos ámbitos rurales donde la celebración de este tipo de actividades suele ser muy esporádica. Que Llamazares esté siempre dispuesto a colaborar en estas iniciativa denota lo arraigado que tiene su compromiso con la cultura y con su tierra.
DdA, XXI/6129
No hay comentarios:
Publicar un comentario