Marina Perezagua
Lo vi por la ventana. Se agitaba desesperado. Pensé que era un hombre. Al estar en pleno Estrecho de Gibraltar. Mientras cogía la toalla y le decía a Estrella que se diera prisa, que teníamos que salir, se me pasó de todo lo la mente. Llevar al hombre a casa, calentarlo, darle de comer y desearle buena suerte. Por fortuna no era un hombre. Era un buitre. Estuvo luchando dos horas contra la corriente. Por fin logramos sacarlo, calentarlo, y llamar al Seprona, que tardó más de cuatro horas en llegar. Por supuesto no me lo podía llevar a casa hasta que se recuperara porque al ser especie protegida me meten una multa. Entonces pensé qué habría pasado si me hubiera llevado a un hombre a casa. Imagino que antes de que me vaya de esta vida pasaré por prisión. El hombre no es especie protegida.
DdA, XXI/6142

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