Victoria Sáez
Yo lo pienso desde siempre y lo digo sin temor a equivocarme, los incendios en su mayoría provocados, tienen su origen en enfrentamientos políticos de la derecha con el Gobierno de centro izquierda neoliberal. Los odios destilados desde la ultra derecha incendian el ambiente y la convivencia en este país. A ellos no les importa acabar con lo que es público: bosques, fauna y flora salvaje. Desde tiempos inmemoriales la derecha reaccionaria han devastado los bosques para extender pastos y campos de cultivo particulares, aprovechando las serrería en beneficio particular desde la época de la Armada Invencible. Nunca volvieron a repoblar los bosques arrasados por la codicia y la insensatez humana. Los árboles eran odiados por el hombre, que maldice su existencia por soberbia, envidia hacia la imponente Naturaleza, propiciando su desaparición por el mediocre sentimiento de inferioridad. Experimentan placer al demostrarse a si mismos un poder destructivo, hasta entonces agazapado en su miserable interior, sobre la belleza y la vida en los bosques, destruyendo entre las llamas la diversidad vegetal y animal que habita y obtiene su sustento de los ecosistemas que, si los dejan sin la intervención explotadora del hombre, pueblan y han cubierto por completo el planeta Tierra.
Esos melifluos e insignificantes hombrecillos que viven en una mezquina existencia, sienten un perverso placer al prenderle fuego a inmensas masas forestales para convertir en horas, lo que eran cientos de palpitantes vidas en carbón y cenizas. Esas malvadas acciones individuales, en su mayoría son incentivadas por intereses privados propios y ajenos, los que pagan a los incendiarios para orquestar el fuego en la intimidad de los bosques, con miles de testigos sin voz que pueblan la naturaleza que puedan gritar denunciando al criminal que los está abrasando. Los culpables a pesar de crear devastación irreparable, ruina, enfrentamientos y confusión entre la población, si son descubiertos, no serán castigados por su crimen, sino multados con poco mas de dos meses de cárcel, si los cumplen y vuelta a la libertad hasta el próximo incendio porque las autoridades ya le tienen fichado como pirómano y es fácil dar con èl, pero no es tan fácil hacer un seguimiento del individuo que impida una nueva recidiva. Y así seguimos, sin que nadie, ningún gobierno, administración pública del Estado y las ahora malditas comunidades gobernadas por la derecha, cuiden de nuestro patrimonio forestal, animales en libertad, pueblos y propiedades privadas de los pueblos en los montes y valles de un país que a duras penas sobrevive entre las llamas.
DdA, XXI/6091
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