Feijóo y los suyos mienten mucho y se equivocan al hacerlo. Como se equivoca el PSOE, empeñado como parece en competir con ellos a ver quién la dice, o la hace, más gorda. Ni a unos ni a otros les preocupa mentir. Igual es que se han dado cuenta de que a los ciudadanos no nos importa tanto como debería. Esto es lo que hay.
Juan Tortosa
Ley de Amnistía, ¡fuera!
Financiación singular (en el caso de que finalmente se apruebe), ¡fuera!
Delitos de sedición y malversación, ¡revísense! Desconozco los datos sobre
expectativas de voto que Núñez Feijóo maneja en Catalunya para
anunciar estas barbaridades, si alguna vez quiere gobernar España, pero da
igual porque no lo hará. Hay algo que el todavía líder del PP tiene
más acreditado que su soltura para el despropósito: su capacidad para no decir
una verdad ni por equivocación.
Feijóo sabe que miente cada vez
que habla, como se han encargado de advertirnos siempre los gallegos, sin que
en el resto del país nos lo acabáramos de creer. Fue su principal instrumento
de trabajo en la Xunta, y en Madrid continúa aplicando la misma plantilla.
Cuando le sale el tiro por la culata, como ocurrió durante la célebre
entrevista en TVE con Silvia Intxaurrondo, se permite indignarse
porque no es capaz de entender cómo alguien se atreve a dejarlo en evidencia.
Miente, crispa e insulta porque no puede contar ninguna de las medidas que piensa adoptar si llega a gobernar; se cuida de explicarnos qué decisiones tomará, por ejemplo, en materia de política social porque sabe que si lo hiciera sería su ruina, como lo va a ser haber prometido sacar la amnistía del ordenamiento jurídico o modificar los posibles acuerdos sobre la financiación singular.
Solo desde la amoralidad se puede
permitir a alguien ser tan bocazas. Sus comparecencias, la mayoría sin
preguntas, producen vergüenza ajena. Como si antes de salir al atril se hubiera
preguntado a sí mismo: "¿Y ahora qué digo yo? Tengo que hablar porque me
toca, no tengo más remedio, pero es que no tengo nada que decir". Al final
se acaba perdiendo durante la disertación, o no, y va y te suelta lindezas como
que las vacaciones están sobrevaloradas, que el Gobierno roba a los pobres para
incrementar el salario mínimo o que derogará lo antes posible leyes
"sanchistas" como la de Memoria Democrática. ¡Viva la convivencia en
paz! Mayor tranquilidad para los ciudadanos, imposible, ¿verdad?
Como decía, creo que Feijóo no
quería comparecer hace unos días, pero no le quedaba otra. No habrá tregua
veraniega, prometió sin precisar si se refería a él mismo o a los peones que
tiene desplegados ejecutando el "quien pueda hacer, que haga": Hurtado,
Peinado, Marhuenda, Inda, Pedrojota, siempre Pedrojota… Esta vez, mire usted
por dónde, puede que en lo de no descansar, nuestro hombre no mienta del todo,
porque lo cierto es que tiene mucho trabajo urgente que hacer, mucho que
mentir, mucho que crispar para intentar parar todo lo que se les viene encima,
que no podrán.
El calendario de comparecencias en
los juzgados que espera a los populares cuando acabe el "no
descanso" veraniego está repleto: al menos 28 procesos hay abiertos relacionados con
casos como Gürtel, Púnica, Lezo, Kitchen y con pesos pesados del
partido como Mariano Rajoy, Rodrigo Rato, Ana Mato, Jorge Fernández
Díaz o Eduardo Zaplana. Por si faltaba algo, para rematar la faena está
el caso Cristóbal Montoro, un escándalo para el que se acaban
los calificativos y que, mire usted por dónde, casi ha desaparecido estos días
de la información de actualidad, ¿no es maravilloso?
A intentar tapar todo esto cuanto
antes se debe tanta prisa. Por eso les resulta imprescindible la utilización de
la mentira como instrumento diario de trabajo. Si hay que decir que la vivienda
fomenta la "okupación", como hace Ayuso, se dice; si hay que
afirmar que no se han cerrado consultorios médicos en el medio rural, como
hacen Fernández Mañueco y el suavón de Moreno Bonilla, se
afirma; si hay que negar todas las evidencias sobre tu responsabilidad en la
DANA valenciana, como hace Mazón, se niega.
Todos a una, entregados a la mentira para no ser menos que el jefe. Y así pasa que tienen al PSOE contra las cuerdas desde que a estos los pillaron con el carrito del helado (Cerdán, Ábalos, Koldo, currículum falsificado y demás tropelías) y ni por esas levantan cabeza en el PP. Feijóo y los suyos mienten mucho y se equivocan al hacerlo. Como se equivoca el PSOE, empeñado como parece en competir con ellos a ver quién la dice, o la hace, más gorda. Ni a unos ni a otros les preocupa mentir. Igual es que se han dado cuenta de que a los ciudadanos no nos importa tanto como debería. Esto es lo que hay.
Público DdA, XXI/6062
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