jueves, 21 de agosto de 2025

HISTORIAS DE SOLIDARIDAD E HISTORIAS DE RUINDAD EN EL VALLE DE FORNELA



Alejandro Álvarez López (desde el Valle de Fornela)

Hoy, antes de distribuir la comida que se preparó en el polideportivo de Fabero para los evacuados de Fornela, charlé un rato, junto a mi amigo Chago, con Sasquia, concejala del Ayuntamiento de Fabero y responsable estos días (junto con el concejal Fidel) de coordinar la atención de los fornelos y fornelas desplazados por el fuego a esta villa.

Nos contaba Sasquia, muy satisfecha y emocionada, la rápida y abundante respuesta solidaria de las y los faberenses a la petición lanzada por el Ayuntamiento para que donasen productos necesarios para atender a los desplazados. Fue tan rápida y abundante, nos dijo y pudimos comprobar in situ, que tuvo que apresurarse a comunicar que no se hiciesen más donaciones porque había más que suficientes y podría perderse si seguían donando. Esta respuesta solidaria se complementó, además, con la acogida en casas particulares a bastantes personas de Fornela, sobre todo mayores, para dormir mientras tuvieran que permanecer desplazados.

Esta actitud, que Sasquia percibió como mayoritaria entre los vecinos de Fabero, tuvo para ella el contrapunto amargo y miserable de algunos individuos, que, seguramente movidos por el odio que la extrema derecha y la derecha extremada han inoculado tanto a los cuidados colectivos como a las iniciativas políticas para facilitar esos cuidados, lanzaron su ponzoña por las redes o en la calle. En ese sentido Sasquia nos contó que algún individuo, de forma ruin, con ese doble objetivo de desacreditar tanto esos cuidados como esas iniciativas políticas, lanzó la miserable acusación de que recogían alimentos para darse futuras comilonas con ellos. La acusación es muy zafia y podría pensarse que se trata simplemente de la estupidez de algún individuo aislado, sin más trascendencia. Y así sería si no respondiera a un patrón divulgado por la ideología fascista, siempre empeñada en desacreditar lo colectivo y lo democrático para sustituirlos por lo individual y por el liderazgo del caudillo, el führer o el duce.

Desde aquí quiero agradecer al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Fabero, y de forma especial a Sasquia y Fidel, su atención y su entrega desinteresada, así como esa tierna solidaridad de las y los faberenses para atender estos días a los numerosos fornelos y fornelas que sufrimos las consecuencias del devastador incendio que asoló los montes desde Anllares a Trascastro. Y también desde aquí quiero dejar constancia no solo del rechazo a esas descalificaciones ultras sino también de la repugnancia que me producen esos mensajes, pensados y diseñados para inocular odio a lo más hermoso de la sociedad: la solidaridad y el sentido colectivo.

La catástrofe ecológica que sufrimos estos días en muchas comarcas de la provincia de León (y de otras) tendría su correlato en diversos ámbitos si logran inocular en la mayoría social esa ideología del odio a la solidaridad, a la acción colectiva y a las políticas públicas para cuidarnos entre todos. Sinceramente espero y deseo que semejante catástrofe no se haga realidad.

DdA, XXI/6079

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