Guarda este Lazarillo un vívido recuerdo de la tarde en que vi en el cine Jovellanos de Gijón La noche de los generales, el film de Anatole Litvak que tanto me impresionó, sobre todo por la interpretación que como uno de esos generales nazis hace el actor Peter O'Toole. Hay un primer plano de su complejo personaje ante un autorretrato de Van Gogh que me parece sobresaliente. Hoy he leído en las redes este fragmento de la biografía (El eterno masculino) de otro de los actores de la película, Omar Sharif, acerca de una de las circunstancias por las que pasó durante el rodaje en la ciudad de Varsovia, donde veintidós años no habían hecho olvidar a los polacos lo que el uniforme del ejército nazi representaba para ellos.
"Fue en 1967, durante el rodaje de 'La noche de los generales'. El vestir el uniforme alemán me parecía incompatible con mi físico y con mi naturaleza. 'Es grotesco', fue mi primera reacción. Anatole Litvak, el director, insistió: 'Hagamos una prueba'. Me afeité el bigote y el uniforme hizo de mí otro hombre. Estábamos en enero. Rodábamos en las calles de Varsovia. Hacía un frío glacial. Entre dos planos, de forma inconsciente, entré, todavía con el uniforme, en una cafetería para tomar un café. Vi a mi alrededor miradas miedosas, aterradas, incluso las lágrimas asomaban a los ojos de las personas que estaban allí. 'No soy alemán....' aclaré muy deprisa. 'Estoy rodando una película americana.... soy americano....'. Incluso tuve que usurpar una nacionalidad para intentar tranquilizarlos. Nadie me replicó. El camarero se negó a servirme. De forma brutal, comprendí la incongruencia de aquel uniforme alemán en aquel pacífico bar de un barrio polaco. Sentí la tristeza que inspiraba. Salí realmente consternado. A la mañana siguiente, por curiosidad, volví a aquel pequeño café, entre dos planos, todavía vestido con aquel maldito uniforme, y recibí la misma negativa y provoqué idéntica consternación. Aunque habían transcurrido veintidós años, no se había atenuado de ninguna forma ni el sufrimiento ni el horror. Aquel día supe que el tiempo, a veces, es impotente para hacer olvidar. Nos quedamos un mes en Varsovia, y llevé de forma constante el uniforme alemán. Yo que nunca había vivido la invasión de los nazis, aprendí a detestarlos".
DdA, XXI/6.041
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