lunes, 2 de junio de 2025

EL NORTE MINERO DE LEÓN, HERIDO POR UNA RECONVERSIÓN QUE NO FUE

Lazarillo 

Aunque la información de E. Macías, publicada hoy en el diario Heraldo de León, se refiere a la historia minera de la comarca berciana, un paisaje mudo herido por la desindustrialización y la desidia institucional, la verdad es que el estudio al que se refiere el periodista podría arrojar los mismos o similares resultados si se ampliara a otras comarcas mineras del norte de León. Los autores de la investigación piensan que el porvenir de estas zonas podría estar  en el turismo rural y cultural, en la recuperación del patrimonio minero como foco de atracción viajera y en la reivindicación constante de su memoria. Es algo que debería haberse pensado cuando se habló tanto, sin que la hubiera, de reconversión industrial, trayendo consigo el despoblamiento de esas comarcas. Uno de los principales hallazgos del trabajo de investigación de tres estudiantes de Ciencias Ambientales es la mala gestión de los fondos Miner, destinados a la reconversión industrial tras el cierre de las explotaciones. No se supo gestionar una transición justa por parte del gobierno de Castilla y León. Puede que jugara en contra, también, el lamentable hecho de que la región leonesa (León, Zamora y Salamanca) haya sido pisoteada en su derecho a ser una comunidad autonómica propia. Precisamente ayer tuvo lugar en la basílica de San Isidoro, a cargo de la Asociación Cultural El Trovador Leonés la recreación de las Cortes Leonesas de 1188 bajo el título de 'Al Alba del Parlamentarismo'. Hoy ese alba está a la cola de las atenciones por parte de los Parlamentos central y autonómico.


La historia minera del Bierzo, en el corazón de León, tiene capítulos gloriosos y otros profundamente tristes. Hoy, la región que antaño rugía con el sonido de los martillos y transportaba esperanza en cada vagoneta de carbón, es un paisaje mudo, herido por la desindustrialización y la desidia institucional. Así lo evidencia el trabajo de investigación realizado por los estudiantes Juan Antonio Suárez García, Diego Llano Ruiz y Dennis Fidalgo Flores, grado de Ciencias Ambientales, quienes han dedicado su estudio universitario al análisis del fin y la situación actual de la cuenca del Alto Bierzo. 

La investigación, centrada en el Pozo Casares en Tremor de Arriba, no solo documenta el deterioro físico del entorno, sino también el emocional de sus habitantes. La mina, que alimentó durante décadas a cientos de familias, hoy es un espacio contaminado y abandonado. Restos de lavaderos y talleres oxidados conviven con suelos y aguas aún contaminados por residuos industriales. “A los jefes les daba igual, solo querían cobrar, no era su problema”, recuerda Julián, un exminero entrevistado por los estudiantes. Durante su trabajo de campo, los autores entrevistaron a numerosos exmineros como Héctor, Adolfo, José Manuel, Carlos o Vicente, quienes revivieron las condiciones de precariedad en las que trabajaban: falta de protecciones, meses sin cobrar y una paulatina desprotección sindical e institucional. “Llegamos a cortar carreteras y enfrentarnos a la Guardia Civil; hasta vinieron helicópteros, que repelíamos con fuegos artificiales”, relató uno de ellos.

Uno de los testimonios más impactantes fue el de Julián, quien comenzó a trabajar con apenas 16 años. Habló del hacinamiento, de la llegada masiva de inmigrantes portugueses, de los precios abusivos del suelo y del urbanismo acelerado y desordenado que dejó cicatrices aún visibles.

Uno de los principales hallazgos del trabajo es la mala gestión de los fondos Miner, destinados a la reconversión industrial tras el cierre de las explotaciones. Vicente, dueño del bar Eliseo y autor del libro "Minas, bares, negocios y riqueza en los valles del Tremor y del Boeza", aseguró que la Junta de Castilla y León no supo gestionar una transición justa. “Hoy solo quedan seis niños en la escuela”, lamenta. El pueblo, como muchos otros, ha quedado prácticamente incomunicado y envejecido. Aunque la vegetación comienza a cubrir lentamente las heridas del paisaje, la falta de planificación en la recuperación ambiental es evidente. Los estudiantes observaron escombreras sin tapar, repoblaciones forestales mal ejecutadas y ausencia de medidas reales para revitalizar la zona. Sin embargo, resaltan que la comunidad mantiene una actitud positiva y luchadora, abriendo sus puertas a quienes quieran escuchar su historia.

El estudio concluye que el futuro de Tremor de Arriba y otras cuencas mineras puede estar en el turismo rural y cultural, en la recuperación del patrimonio minero como atractivo y en la reivindicación constante de su memoria. “Nuestro trabajo no termina aquí —aseguran los autores—, seguiremos documentando la historia de esta tierra y luchando por su visibilidad”.

DdA, XXI/6.003

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