viernes, 13 de junio de 2025

ALGO HABRÁ QUE HACER PARA QUE EL PRÓXIMO GOBIERNO NO NOS LLEVE ATRÁS

 


Félix Población 

La misma mierda es, se dijo en las calles al equiparar por sus corrupciones al Partido Popular y al PSOE. Fue la corrupción política, judicial y mediática la que redujo a la insignificancia al único partido que desarrolló su labor  sin que lo salpicara un solo caso de esa lacra, aunque no dejaron de acosarlo y perseguirlo con acusaciones falaces desde los citados estamentos para que "todos fueran iguales". Es improbable que ese partido renazca porque también lo dinamitaron desde dentro, hiriendo de muerte las expectativas que levantó, resentidas igualmente por los propios errores de la organización. Pero el porvenir político de este país no puede seguir estando en los dos partidos que se han turnado durante decenios sin dejar de servirse de sus gobiernos para delinquir. Eso podría abocar a una democracia/basura o a una dictadura en toda regla. En España hay una ciudadanía, constituida por millones de personas que están hartas y en contra de lo que durante varias décadas esta siendo la nota común más repetida de la actualidad. Se habla de corrupción a todas horas, en todos los medios, estudios y platós de televisión. Millones de personas -muchas de ellas aquellas que votaron por Podemos cuando este partido estuvo a punto de superar al PSOE- están tan hastiadas de esa actualidad maloliente que quizá aún podrían recuperarse de las decepciones experimentadas con otras alternativas si, frente a la persistente corrupción bipartidista, surgiera un frente común republicano de organizaciones regeneradoras y progresistas que, olvidando las estúpidas rencillas de la división por egos y traiciones, tuviera como propósito clave aglutinar el voto de la mayoría social para cerrar el camino de un modo firme tanto a ese bipartidismo  como a la posibilidad de que su consecuencia nos conduzcan a perder buena parte de los derechos propios de una democracia que se atenga a sus principios. La derecha de que disponemos en España, aliada con la extrema derecha para gobernar como parece previsible, no garantiza actualmente el respeto a esos principios, por lo que, ante un PSOE seriamente dañado ahora por los casos de presunta corrupción de sus dos últimos secretarios de organización, algo habrá que hacer para que el próximo Gobierno no nos lleve atrás, allí donde muchos sabemos que no queremos volver a estar porque lo conocemos. El problema está entre quienes no lo probaron ni tuvieron oportunidad de sanear su ignorancia histórica.

PS. Alguien recuerda hoy lo que se dijo de Podemos: no es un extremo, es una necesidad extrema de higiene política.

DdA, XXI/6.011

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