viernes, 6 de junio de 2025

AGUIRRE, EL GOLPE DE ESTADO LO DIERON LOS TUYOS Y ESTÁS CON ELLOS


Costaría ver este titular, a modo de resumen de una entrevista con motivo de un libro con prólogo de su auxiliar canino, en el el diario El País de la Transición, pero lo tenemos en la España de nuestros días, con una derecha cada vez más extrema y  una extrema derecha a modo de incentivo para que así sea. Cierto, ya en Caiga quien caiga, que Remedios cita como antecedente, denotó Aguirre que por algo es marquesa o duquesa de no sé qué y grandecita de España consorte, pero lo que entonces fue motivo de chanzas en aquel programa televisivo, es hoy algo muy distinto que se resume en la moraleja que sirve de titular. 

Remedios Palomo

Mis primeros recuerdos televisivos de Aguirre se remontan al ‘Caiga quien caiga’ de los años noventa, cuando un intrépido Pablo Carbonell la persiguió, micrófono en mano, por haber afirmado que el golpe de estado había sido obra de la II República. El programa transformó aquellas palabras en una broma y la convirtió en destacada protagonista de sus chanzas. Pero yo me quedé helada. El estado democrático no le paró los pies, ni antes ni ahora ha denunciado sus mentiras, tampoco las manipulaciones históricas y sus insultos a las víctimas del golpe de estado, que en su mayoría yacen desaparecidas y olvidadas en cunetas, junto con el proyecto político que muy probablemente eligieron compartir y más tarde defender.

El problema no es sólo Aguirre, el problema es el estado que permite que pueda considerarse verdad las falsedades pronunciadas por este infraser, que ni siquiera cuestionan. Me refiero a intervenciones desde las instituciones, no al cotilleo mediático. Aguirre sabe que puede seguir largando infamias sobre la historia porque no será castigada penalmente, está segura.

En esta entrevista afirma también que no cree en el estado de bienestar para nada. Y debería hacerlo porque la triste realidad es que los gobiernos modernos, democráticos o no, se organizaron para proteger la propiedad privada, compensando el esfuerzo con la creación de cierto estado de bienestar, cada vez más exiguo. Así lo entendieron Marx y Engels en el Manifiesto comunista del año 1848: “ los gobiernos son el consejo de administración de los grandes poderes económicos”. Nada nuevo, Esperanza, el estado de bienestar es lo que el poder coloca en el otro plato de la balanza para contrapesar los apoyos al capital, a tus negocios.

Moraleja: El golpe de estado de 1936 lo dieron los tuyos y tú estás alineada con ellos.

DdA, XXI/6.006

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