Félix Población
Todos los medios titulan e informan refiriéndose al cuerpo, pero lo que se está exhibiendo en la Basílica de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen en la localidad salmantina de Alba de Tormes, donde falleció Teresa de Ávila, es lo que se conserva de los restos del cadáver de la santa (repartido como tal en reliquias), igual que se hizo en dos ocasiones precedentes, en 1760 y 1914.
Desconozco el motivo por el que un buen día se toma la decisión de mostrar la imagen dicen que incorrupta de una mujer que, por su personalidad literaria y por su obra en pro de la institución a la que sirvió, merecería mayor respeto que el de incentivar el morbo de los peregrinos que hasta el próximo 25 de mayo tendrán la oportunidad de contemplar sus restos mortales.
Parece ser que la única reserva que tenía su orden religiosa al hacer esta exhibición de la muerta cuatricentenaria (falleció en 1582) eran las fotografías y vídeos que iban a proliferar al mostrarla en su féretro, algo que en un principio se pensó prohibir pero que al final también se ha permitido para una mayor cebo y extensión del morbo público. Esto último no lo digo yo, sino que es una observación muy atinada del obispo de Salamanca, que cree que no es acertada la decisión.
Siendo este el parecer del prelado, no se entiende por qué la máxima autoridad eclesiástica de aquella diócesis está permitiendo lo que, bien metidos en el siglo XXI, no concuerda para nada con la mentalidad de nuestros días, sin que estimule precisamente la fe religiosa, que es lo que la institución vaticana debería alentar por estar muy a la baja Papa tras Papa.*
*Como es sabido, durante casi cuatro décadas la mano incorrupta de la santa de Ávila -una de las reliquias troceadas de su cadáver- estuvo en poder del dictador, hasta que su viuda la devolvió en 1975, a la muerte de Franco. Así lo contó la prensa de la época: «Doña Carmen […] y su hija […] han sido recibidas a mediodía de hoy en el Palacio Arzobispal por el cardenal primado, monseñor González Martín. A su llegada fueron cumplimentadas por el vicario general del Arzobispado, don Rafael Palmero Ramos […]. Eran portadoras de la mano izquierda de Santa Teresa. […] La señora entregó la sagrada reliquia al cardenal […] con el ruego de que la hiciese llegar a la comunidad de las Carmelitas. Un documento de recepción dejó constancia del suceso". Desconocemos si tal reliquia forma parte de la exhibición de restos que se muestran actualmente en Alba de Tormes.
DdA, XXI/5.993
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