Podría ser esta prédica de monseñor en Alba de Tormes un modo muy personal de celebrar el nombramiento del nuevo Papa León XIV. Una forma de hacerse notar y mantener viva la imagen de la iglesia retrógrada que sobrevive en España desde los tiempos en que celebró como cruzada la guerra que impuso la dictadura franquista. Obviamente, tal como hicieron sus predecesores -incluyendo al anterior pontífice- estas barbaridades de un obispo español no tendrán ningún tipo de admonición o reprimenda en Roma. Félix Maraña las glosa en estas décimas:
El cisco del obispo
El obispo de Alcalá,
emérito y resabiado,
vuelve a morder el bocado
reaccionario y le da
por predicar y se va
a envenenar el ambiente,
afirmando que la gente
discapaz, disminuida,
es por culpa de la herida
del pecado de obra y mente.
Habla lanzando mordiscos,
en Salamanca otra vez,
con lenguaje asaz soez
y vuelve a montar más ciscos,
predicando a sus apriscos,
que su discapacidad
procede de la heredad
del pecado concebido,
que es obispo y lo ha sabido
por revelada verdad.
Porque la naturaleza,
desordenada y putona,
con tal vicio no razona,
y se goza en la impureza,
por eso el obispo reza
por nosotros pecadores
y afirma que los dolores
del cuerpo del pecador
vienen de hacer el amor,
fornicios y otros sudores.
DdA, XXI/5.992
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