viernes, 25 de abril de 2025

UN GOBIERNO ESPOSADO AL MÁSTIL DEL BARCO DE LA GUERRA

El texto pertenece al editorial de Diario Red, publicado hoy en este medio, con la diferencia -respecto al titular que le damos en DdA- de que esta vez no habrá miles de manifestantes en las calles para que muestren su disconformidad con la política exterior del actual gobierno (PSOE), como ocurriera con la invasión de Irak durante uno de los gobiernos de Aznar el de las Azores. Las palabras de Ione Belarra llamando a esa movilización no están teniendo esa capacidad de convocatoria por su mínima representación parlamentaria.




El día siguiente al del fallecimiento del Papa pacifista, el Gobierno de España se esposaba al mástil del barco de la guerra. Para cualquiera que haya leído la primera página del manual de la comunicación política, la elección de la fecha no fue casual. Es evidente que Sánchez podría haber elegido cualquier otro día pero escogió ese. Del mismo modo que el pacto 'austericida' se hizo en agosto de 2011 calculando que la gente estaba de vacaciones y no mirando la televisión, por el mismo motivo, el giro hacia el régimen de guerra se ejecutó un día en el que era físicamente imposible que ocupase mucho espacio en los medios debido a lo ocurrido en el Vaticano.

Sin embargo, la contención de daños falló. Ese mismo día, Alberto Cubero, que lideró al sector crítico del PCE en el congreso de 2022 y se enfrentó a Enrique Santiago, obteniendo el 45% de los votos, pedía en X que Izquierda Unida saliera del Gobierno. Al día siguiente, la situación se complicó todavía mucho más. A primera hora, la Cadena SER desvelaba que el Ministerio del Interior había decidido no anular un contrato de algo más de 6,6 millones de euros para comprar 15,3 millones de balas del calibre 9 mm a una empresa israelí que colabora con el genocidio. En octubre de 2024, cuando ese contrato salió a la luz, tanto Marlaska como Pilar Alegría se comprometieron públicamente a rescindirlo. La noticia calentó un ambiente ya muy caldeado y, a lo largo de la mañana del mismo miércoles, las declaraciones públicas tanto de Antonio Maíllo como de Enrique Santiago dejaron abierta la posibilidad de salir del Gobierno mientras Yolanda Díaz y Ernest Urstasun lo descartaban. En el fragor de la crisis, mucha gente pasó por alto un hecho curioso. Había sido la radio del Grupo PRISA —controlado por Joseph Oughourlian, uno de los máximos accionistas de la armamentística Indra— quien disparaba contra Marlaska nada menos que al día siguiente del importante anuncio del presidente. Otro movimiento que no parecía casual.

A lo largo del miércoles, los dirigentes de Izquierda Unida fueron bajando el tono, empezaron a alejar la posibilidad de salir del Gobierno y centraron sus esfuerzos comunicativos en poner el foco en Marlaska y pedir la rectificación de la decisión. Al mismo tiempo y también durante la segunda mitad del día, empezaron a llegar fuentes de Moncloa a los medios de comunicación deslizando que estaban estudiando la posibilidad de cancelar el contrato. El jueves por la mañana los medios de comunicación afines al PSOE fueron muy claros en señalar al contrato de los 6,6 millones de euros y a Marlaska —y no al aumento de 10.000 millones de gasto en armamento de Sánchez— como la causa de la crisis en el Gobierno. Así lo hizo en su portada en papel El País, mientras el subdirector de eldiario.es, Iñigo Sáez de Ugarte, publicaba una pieza titulada "Marlaska pone al Gobierno al borde del precipicio". No el rearme dictado por Donald Trump, no los 10.000 millones; el contrato de 6,6 millones de euros para comprar balas. A las pocas horas, se entendió mejor por qué estaban haciendo esto: el Gobierno filtró a estos mismos medios que iba a cancelar el contrato y que había sido el propio Sánchez el que salvó la situación. Tanto El País como la Cadena SER como eldiario.es presentaron el desenlace como una victoria de Yolanda Díaz y de Izquierda Unida, mientras ambos sacaban pecho públicamente. Poco después, la propia Díaz anunciaba que el proyecto de reducción de la jornada laboral irá al Consejo de Ministros del próximo martes (a pesar de que no se sabe todavía si tiene los apoyos parlamentarios para sacarlo adelante).

Sea o no casual la sucesión de hechos políticos y mediáticos, parece evidente que el resultado final cumple varios objetivos que son a priori positivos para ambos miembros de la coalición gubernamental. Aunque todavía quedan vigentes hasta nueve contratos de compra de armas a Israel con cuantías muy superiores a las del contrato cancelado y aunque España sigue permitiendo que se usen sus puertos y aeropuertos para hacer llegar armamento norteamericano a los genocidas, tanto IU como Díaz se apuntan una pequeña victoria parcial en un momento en el que estaban enormemente tensionados como consecuencia del rearme anunciado el martes. Maíllo y Santiago tienen un pequeño logro para exhibir a su interna y Sumar recibe un poco de oxígeno en un contexto de encuestas descendentes y con Podemos marcando una posición de confrontación absoluta al aumento del gasto militar. Teniendo en cuenta que el Gobierno ha comprado material militar a Israel por más de 1000 millones de euros desde el comienzo del genocidio, al PSOE, la cancelación de un contrato de apenas 6,6 millones les sirve perfectamente como gesto simbólico para poder seguir diciendo que apoyan a Palestina mientras ayudan a Netanyahu. Pero, sobre todo, y como apunta la operativa de sus medios de comunicación afines, el asunto del contrato y las balas ha servido a Sánchez para cambiar de tema y que se deje de hablar —al menos durante dos días— de la decisión estructural más grave y más profunda de los últimos años que supone rubricar el rearme exigido por Trump y por la OTAN.

Suponiendo que el hilo de los acontecimientos no haya sido casual sino objeto de una preparación previa (incluso aunque algunos de los hechos hubiesen sido inesperados pero, al darse estos, se hubiese producido una coordinación entre los diferentes actores políticos y mediáticos para gestionar la situación), estaríamos ante una operación no solamente conjunta entre PSOE, Sumar ¿y una parte de la dirigencia de IU? sino también de éstos con las principales empresas de la progresía mediática. Si la 'operación balas' ha existido, como sugieren varios indicios, nos encontraríamos ante un nivel de integración operativa de todo el conglomerado que estaría muy cerca de ser orgánica. Algo que ningún analista político mínimamente serio debería soslayar.

DIARIO RED DdA, XXI/5.969

No hay comentarios:

Publicar un comentario