lunes, 7 de abril de 2025

UN DRON DESCUBRE UNA COFRADÍA DE ÁCAROS ENSAYANDO PARA SEMANA SANTA


Álvaro Noguera

Hacía tiempo que quería darme el capricho. Me he regalado un dron. Y lo probé, eso sí, dentro de casa. Ya domino la técnica. Estuve sobrevolando todes les habitaciones y descubrí que debajo del sofá había una plantación. Asusteme creyendo que podía ser maría o algo peor, pero acercando más el dron resultó que no. Era pelusilla que iba rodando de un lado a otro como los matojos que aparecen en les películes del desierto. Teníen medio metro de altura. Deben llevar ahí desde la toma de Granada, minuto arriba o minuto abajo, según se mire. Gracies al dron descubrí que debajo de la mesita de noche los ácaros habíen formado una cofradía y estaben ensayando pa la semana santa. Un pasu muy guapu. Queríen nombrame cofrade mayor, pero dije que no porque pusieron como condición que tenía que cambiarme el nombre. Tenía que llamame Ácaro Noguera, y ya llevo muchos años llamándome como me llamo pa andar con eses pijades.
Metí el dron dentro del armario y lo que me temía. Está a punto de producirse una avalancha. Ye en la estantería donde tengo los calcetos, les sábanes, les camisetes, los leggins, la minipymer, el bote de colacao y la muñeca hinchable. Voy llamar a protección civil pa que me hagan una avalancha controlada. Ahora estoy llevando a cabo una labor de espionaje y, gracies al dron descubrí un contubernio entre los hongos del platu ducha, la vitrocerámica y les pinces pa depilar el entrecejo. De momento ya me admitieron a trámite la denuncia.
Cuando se me pasen los efectos del escaramujo con hibisco ya vos cuento en cómodos fascículos sementales en qué acaba todo esto.
Ite, misa est.

DdA, XXI/5.953

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