Félix Población
Podía ocurrir cualquier día y ha ocurrido. Estoy leyendo, con el interés que requiere y es habitual dedicar a todo cuanto escribe, el libro de Pablo Iglesias Turrión Enemigos íntimos, un análisis en perspectiva de la derechización de España a través de la personalidad profesional de algunos políticos, jueces y periodistas o comunicadores. No tiene desperdicio, algo que hay que agradecer al autor y a la edición de Irene Zugasti, encargada de redactar las conversaciones que mantuvo con Iglesias para la elaboración del texto. Por su trabajo, en el que incluye aportaciones propias para perfilar a cada uno de los protagonistas del libro, merecería Zugasti un mejor tratamiento tipográfico en la portada de Enemigos íntimos. Quede para otra ocasión hablar del libro. Hoy toca hablar del alcalde de Madrid, empeñado en dar publicidad a la obra a base de prohibir su presentación en el Centro Cultural el Pozo del Tío Raimundo de Vallecas, prevista para el 8 de abril, con la presencia de Iglesias y Zugasti. Cinco días antes, según leemos en Diario Red, José Luis Martínez Almeida ha cancelado el acto, alegando el peregrino e inadmisible argumento de que el evento "tiene por objeto la promoción de un libro de manera paralela a su difusión comercial", tal como ocurre siempre con las presentaciones de los libros. Se añade, además, que su "contenido político responde a los intereses particulares de su autor, pero no responde a criterios de interés general para el distrito [en el que Iglesias vivió muchos años], por lo que no se estima adecuado autorizar el uso del espacio público solicitado al efecto". Se sitúa Almeida, por lo tanto, como máxima autoridad municipal medio siglo después de la muerte del dictador, a la altura o bajura de los regímenes totalitarios y, más en concreto, a la del que precedió al actual régimen del 78, favoreciendo sin ninguna duda que su colaboración represora a la antigua usanza repercuta en una mejor difusión y venta de un libro que sí ya de por sí es interesante, va a suscitar mucho más interés. La joven editorial Navona debería agradecérselo al alcalde Madrid tal que sí: "No esperábamos de su parte la promoción que nos ha dado, aunque políticamente le sitúe donde ya dijo, "porque seremos fascistas, pero sabemos gobernar".
PS. Dicho lo anterior, me parece sumamente grave lo que de regresión en derechos significa lo que acaba de hacer el alcalde de Madrid. Nadie hubiera imaginado que en lugar de hacerse mejorable con los años, la democracia española presentase síntomas tan explícitos de degradación. ¿O sí?
PS2. Almeida ha mandado la presentación del libro a la taberna Garibaldi, y allí será, con la más que segura posibilidad de petar el local y que haya gente en la calle, que también es un espacio público.
CENSURA POR MOTIVOS IDEOLÓGICOS, SEGÚN LA EDITORIAL NAVONA
DdA, XXI/5.950
2 comentarios:
Querido Félix: el problema no es lo que hace el alcalde de Madrid, sino el silencio de los que no están de acuerdo con la decisión del Ayuntamiento, teniendo en cuenta que el ayuntamiento no es más que el conjunto de todos los ciudadanos que residen en un municipio. Ya lo dijo Mahatma Ghandi (o a él se lo atribuyen en las referencias que de la frase tengo), y lo pongo en mayúsculas, cual grito: LO MÁS ATROZ DE LAS COSAS MALAS DE LA GENTE MALA ES EL SILENCIO DE LA GENTE BUENA. Y nada más que añadir.
El silencio de la buena gente es el silencio más cobarde en favor de la canalla.
Publicar un comentario