martes, 4 de marzo de 2025

GRITOS CON CITA Y GLOSA (XVI): SOBRE LA PAZ PERPETUA O LA BANCA SIEMPRE GANA


José Ignacio Fernández del Castro

«Visto el opúsculo “Sobre la paz perpetua” desde hoy, podemos destacar como aportación decisiva suya la idea de que la precariedad del derecho internacional sólo puede ser superada por la vía de la organización internacional, tanto en el ámbito regional como en el mundial, o según un proceso que va de la regional a la mundial; en otros términos, la idea de que la paz, éticamente necesaria, va vinculada a la organización a través de la federación.» Antonio TRUYOL Y SERRA (Saarbrücken, Alemania, 4 de noviembre de 1913 – Madrid, España, 1 de octubre de 2003): “Presentación” a la edición en castellano de Sobre la Paz Perpetua de Immanuel Kant1998.


Viejas ilusiones idealistas oteaban horizontes turbios buscando la paz perpetua (en realidad también, no nos engañemos, la legitimación filosófica de un instrumento que sirviera al sostenimiento de la hegemonía prusiana en Europa)...  Se atrevían, conscientes acaso el ánimo benemérito de su condición precaria, a pergeñar caminos para asentar una estabilidad mínima sobre voluntades federales... ¡Endeble argumento para ideas denunciadas una y otra vez por la práctica como flatus vocis!.

Y esos idealismos se tornaban ya en palabras vacías cuando el Estado-nación aún tenía un sentido propio y la voluntad política era clave en la organización de la vida... ¿Qué pasará ahora, en los tiempos en los que los Estados han pasado a ocupar un puesto meramente “representacional” al servicio de los intereses de entidades económicas supranacionales (eso que llaman “las industrias y los mercados globalizados”) que determinan la subordinación de la razón política al poder económico?.

Hoy, aquí y ahora, cualquier consideración sobre un derecho internacional justo e independiente produce una mezcla de risa y avergonzado sonrojo... Hoy, aquí y ahora, la única fuente real del derecho internacional (con proyecciones precisas en las legislaciones nacionales a través de las acciones serviles de los gobiernos y parlamentos correspondientes) es la “ley del (económicamente) más fuerte”, que ajustará globalmente toda norma a sus intereses y necesidades. Ya sea con la imposición de la paz de los cementerios (entre el genocidio y el desplazamiento masivo de poblaciones) o de la paz armada (con el retorno de la guerra fría). En cualquier caso, como en los casinos, la banca (léase la gran industria militar y sus auxiliares) siempre gana.

DdA, XXI/5.921

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