En Madrid, que quiso ser la tumba del fascismo, se celebró este fin de semana una cumbre del neofascismo europeo bajo el epígrafe de Patriotas, con la asistencia de los líderes de los principales partidos de ese signo. Cabe suponer, por lo envalentonados que se sienten, que la convocatoria debió de ultimarse a raíz de la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos (Léase a Tecé, Excursión facha en Madrid). El domingo, en Granada, se celebró la ceremonia correspondiente a la edición de este año de los Premios Goya, con la presencia del actor norteamericano Richard Gere, al que se le ha otorgado el premio Goya Internacional, y que ha decidido dejar atrás su país, tras la elección de Trump, para residir en España con su esposa española. Entre los discursos/soflama habidos en Madrid y las palabras de las actrices, actores y demás profesionales del cine premiados en Granada, hubo la diferencia que media entre los que echan mano de la pistola cuando escuchan la palabra cultura, porque la pisotean cuando vencen quemando vidas y libros, y quienes representan y dan vida a la cultura como abrazo de solidaridad y convivencia. De todo esos profesionales que ayer celebraron efusivamente el reconocimiento de su trabajo, me quedo con el entusiasmo y el mensaje de quien obtuvo el premio al mejor actor de reparto, Salva Reina, tal como vemos en el vídeo: su emoción, sus lágrimas y lo que dijo son la mejor respuesta contra los nuevos sembradores de odio reunidos en Madrid, la ciudad que quiso ser la tumba del fascismo.
DdA, XXI/5.904
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