viernes, 17 de enero de 2025

MEJIDE PROHIBE A MONTERO Y UNA JUEZA CONTRA SILVIA INTXAURRONDO

Sabemos por qué Risto Mejide fichó a Irene Montero para su programa bronca: para armarla y lograr audiencia, porque hoy en día esa es la mejor manera de lograrla, puede que la única. Lo que no sabemos es por qué, sabiéndolo, Montero aceptó su presencia en esa cloaca. No la dignificará por más que exponga verdades como la que motiva el artículo de Tecé, sobre todo porque se trata de un programa que se define por su nombre. Ni dañará a su presentador, aunque éste prohíba públicamente a la eurodiputada de Podemos que se exprese. La mentira y la mierda no dejan de acumular seguidores en unos canales de televisión de mierda donde, al paso que vamos, casi todo será mentira y lo excepcional será aquello que ni es mentira ni mierda. (El empleo del futuro verbal es meramente retórico porque me temo que ya estamos en ello desde hace tiempo). Lazarillo

Gerardo Tecé

Mejide aún no lo sabe, pero el resto descubrimos hace ya años que el terreno de juego de la política no está en el Congreso de los Diputados, sino en los medios de comunicación. Es decir, que no existe a día de hoy un análisis político válido si no se tiene en cuenta el papel fundamental que juegan los medios sobre la opinión pública. El desconocimiento del presentador de Cuatro provocó esta semana una situación de lo más incómoda. Citada la eurodiputada Irene Montero para opinar sobre los anabolizados matones de Desokupa en el programa que Risto conduce en la cadena propiedad de la familia Berlusconi –anda, mira, políticos con medios de comunicación–, el presentador interrumpió a su invitada cuando ésta se disponía a hacer aquello para lo que había sido convocada. No, no y no, frenó tajante el personaje televisivo la intervención de Irene Montero cuando la exministra empezaba a explicar la obviedad de que si los matones de poco pelo andan creciditos es, entre otras cosas, gracias al blanqueamiento que periodistas como Ana Rosa Quintana han hecho de ellos durante estos años. No voy a tolerar que señales a periodistas de esta empresa que no están presentes, se quejaba amargamente un dignísimo Risto al que jamás se le ocurriría frenar una intervención porque alguien opinase sobre las actividades públicas de un diputado de Cuenca que, con una milésima parte de poder político que tiene Ana Rosa, no estuviese presente en plató. Los espectadores de Cuatro tuvieron la posibilidad de ver algo pocas veces visto en la tele: un presentador prohibiendo sin disimulo que las intervenciones de una invitada fuesen completas y precisas. Quizá, en lo más profundo de su ser, el conductor del programa de Cuatro esperaba que Irene Montero achacase el momento dulce de estos matones fascistas a cuestiones meteorológicas. Yo creo, Risto, que el auge de grupos como Desokupa tiene que ver con un anticiclón de bajas presiones que se dirige a la península. Muy interesante, muchas gracias, Irene, así da gusto. Muchas gracias, Risto.

El despiste de Risto es inexplicable si tienes un par de ojos y otro par de orejas. Esta misma semana éramos testigos de la enésima demostración de que la política se ejerce desde los medios cuando el diario El Mundo volvía a arremeter contra la periodista de TVE Silvia Intxaurrondo a la que buena parte de la profesión no le perdona que ejerciese su oficio durante la pasada campaña electoral desmontándole en directo un bulo al candidato del PP Alberto Núñez Feijóo. Tras publicar como noticia datos falsos sobre el sueldo que esta periodista percibe de TVE para castigarla, Intxaurrondo decidió llevar a los tribunales a la cabecera del grupo Unidad Editorial. Durante el proceso de espera de juicio, El Mundo decidió corregir la información falsa publicada y, cuando el asunto llegó por fin a los tribunales, la jueza, informada de que la información ya había sido corregida, sentenció que el asunto había quedado subsanado, por lo que no tendría sentido condenar al periódico de derechas a tener que rectificar lo ya rectificado. “Demoledora sentencia contra Silvia Intxaurrondo: pierde la demanda contra El Mundo por las informaciones sobre su salario”, titularon en El Mundo. Si la semana que viene Silvia Intxaurrondo fuese requerida por el programa de Risto, tendría difícil poder explicar esta demoledora sentencia en su contra sin hablar de “compañeros” que no están presentes. Ni presentes en el plató ni presentes en el oficio del periodismo.

CTXT  DdA, XXI/5.884

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